Los palestinos desplazados por los combates en la Franja de Gaza se agolparon en la orilla del mar mientras las fuerzas israelíes seguían combatiendo a los milicianos de Hamás en zonas del centro y el sur y las autoridades sanitarias informaron de la muerte de al menos 17 personas en los ataques del martes.
Las conversaciones sobre el alto el fuego continuaban en El Cairo sin que hubiera indicios de avances concretos sobre cuestiones clave que separan a las partes, como el futuro control de dos corredores en la Franja de Gaza una vez finalizados los combates.
En los últimos días, Israel ha emitido varias órdenes de evacuación en toda Gaza, la mayor cantidad desde el comienzo de la guerra de 10 meses, lo que ha provocado la protesta de palestinos, Naciones Unidas y miembros de organizaciones de ayuda humanitaria por la reducción de las zonas humanitarias y la ausencia de áreas seguras.
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Residentes y familias desplazadas de la ciudad meridional de Jan Yunis y Deir al-Balah, en el centro de Gaza, donde se concentra ahora la mayor parte de la población, dijeron que se han visto obligados a vivir en tiendas de campaña que ahora se amontonan en la playa.
"Quizá deberían traer barcos, así la próxima vez que ordenen a la gente que se vaya podremos saltar allí, la gente está ahora en la playa, cerca del agua del mar", dijo Aya, de 30 años, una mujer desplazada de la ciudad de Gaza, que ahora vive con su familia en el oeste de Deir al-Balah.
"Todos los días dicen que las conversaciones avanzan, que un acuerdo está cerca, y luego todo cae como el polvo. ¿Saben los negociadores que cada día más familias son aniquiladas por los bombardeos israelíes? ¿Comprende el mundo que cada día nos cuesta más vidas?", dijo a Reuters a través de una aplicación de mensajería.
Las autoridades sanitarias palestinas dijeron que los ataques israelíes mataron a nueve palestinos en Bureij y Maghazi, dos de los ocho campos de refugiados históricos de Gaza, mientras que otro ataque mató a cinco personas en Jan Yunis y un tercero mató a otras tres en Ráfah.
Más de 40.400 palestinos han muerto en la guerra, según el Ministerio de Sanidad de Gaza. El abarrotado enclave ha quedado arrasado y la mayoría de sus 2,3 millones de habitantes se han visto desplazados en múltiples ocasiones y se enfrentan a una grave escasez de alimentos y medicinas, según las agencias humanitarias.
El conflicto se desencadenó después de que milicianos de Hamás irrumpieran en el sur de Israel el 7 de octubre matando a 1.200 personas y tomando más de 250 rehenes, según cálculos israelíes.
INTERRUPCIÓN DE LAS OPERACIONES DE AYUDA DE LA ONU
Las operaciones de ayuda de las Naciones Unidas en Gaza se paralizaron el lunes después de que Israel emitiera el domingo nuevas órdenes de evacuación de Deir al-Balah, donde se encontraba el centro de operaciones de la ONU, dijo un alto cargo de la ONU.
La orden de evacuación se produjo mientras la ONU preparaba una campaña para vacunar contra la polio a unos 640.000 niños de Gaza, después de que se detectara al menos un caso de la enfermedad.
Mientras proseguían los combates, los negociadores en El Cairo continuaban las reuniones para detener los enfrentamientos y traer a casa a 109 rehenes israelíes y extranjeros en un acuerdo de intercambio por prisioneros palestinos.
Aunque ha habido optimismo por parte de Estados Unidos, que apoya las conversaciones junto con Egipto y Qatar, Hamás e Israel han intercambiado culpas por la falta de avances.
Uno de los principales puntos de fricción ha sido la insistencia de Israel en mantener el control sobre el llamado corredor Filadelfia, en la frontera con Egipto, que según Israel se ha utilizado como una de las principales rutas para el contrabando de armas a Gaza.
Israel también ha insistido en controlar a las personas que se desplazan desde el sur y el centro de Gaza hacia las zonas del norte a través del corredor Netzarim, que atraviesa el centro de la Franja de Gaza, alegando que debe asegurarse de que los combatientes armados no puedan desplazarse hacia el norte.
(Información y escrito por Nidal al-Mughrabi; editado por Sharon Singleton; editado en español por Mireia Merino)