El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, afirmó el jueves que el asesinato del líder del grupo islamista palestino Hamás, Ismail Haniye, no ayudaba a alcanzar un alto el fuego en la guerra de Israel en Gaza.
Tras la muerte de Haniye en Irán, que ha suscitado amenazas de represalias contra Israel, ha aumentado el riesgo de una escalada hacia una guerra más amplia en Oriente Próximo.
Hamás y la Guardia Revolucionaria iraní confirmaron la muerte de Haniye, que había participado en conversaciones indirectas con mediación internacional para alcanzar un alto el fuego en Gaza.
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Los habitantes de Gaza, asediada por Israel, temían que el asesinato de Haniye el miércoles prolongara la guerra.
Irán dijo que el asesinato se produjo horas después de que Haniye asistiera a la ceremonia de investidura de su nuevo presidente.
"No ayuda", dijo Biden a los periodistas a última hora del jueves, cuando se le preguntó si el asesinato de Haniye arruinaba las posibilidades de un acuerdo de alto el fuego.
Biden también dijo que había mantenido una conversación directa con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, a primera hora del jueves.
El Gobierno de Netanyahu no ha reivindicado la autoría del ataque, pero ha afirmado que Israel ha asestado últimamente golpes contundentes a los aliados de Irán, entre ellos Hamás y Hezbolá, y que respondería con contundencia a cualquier ataque.
Las tensiones de Israel con Irán y Hezbolá han avivado el temor a un conflicto más amplio en una región ya en vilo por el asalto israelí a Gaza, que ha causado decenas de miles de muertos y una crisis humanitaria.
Este último episodio en el conflicto palestino-israelí, que dura ya décadas, se desencadenó el 7 de octubre, cuando el grupo islamista palestino Hamás atacó Israel, matando a 1.200 personas y tomando unos 250 rehenes, según los recuentos israelíes.
El Ministerio de Sanidad de Gaza afirma que, desde entonces, Israel ha causado la muerte de casi 40.000 palestinos en el enclave, además de desplazar a casi toda la población de 2,3 millones de habitantes, provocando una crisis de hambre y dando lugar a acusaciones de genocidio que Israel niega.
Estados Unidos ha dicho que no participó en el asesinato de Haniye.
Con información de Reuters