Dos argentinos que viven hace más de 20 años en Israel relataron hoy a Télam sus vivencias ante los ataques que lanzó el grupo Hamas el pasado sábado, expresando sentimientos de "dolor" e "indefensión", así como una "tensión" recurrente a la espera de que suenen las alarmas, para ir a cobijarse en espacios seguros.
Mario Rapaport, de 84 años, que vive actualmente en la región de Alta Galilea, en el norte de Israel, y a unos 20 kilómetros del Líbano, expresó: "Si bien estamos a varias horas de viaje de la zona de conflicto, vivimos la situación con dolor y preocupación, anonadados por los acontecimientos, con una profunda sensación de indefensión".
"Soy oriundo de la ciudad de Buenos Aires, me críe entre las calles Corrientes y Callao, hasta que en el año 1971 me vine a vivir a Israel, donde actualmente estoy con mi segunda esposa y acompañado de mi familia, compuesta por doce nietos", señaló.
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"Hasta estos días he vivido una vida plena; actualmente soy jubilado activo, me dedico a la fotografía, estudio y hago traducciones de distintas publicaciones sobre política internacional y algún que otro texto filosófico para los amigos", reseñó.
Otro argentino, Marcos Lion, de 67 años, vive desde diciembre de 2002 en la ciudad israelita de Nahariya, a unos 20 kilómetros de la frontera sur del Líbano, sobre el Mar Mediterráneo, y es padre de dos hijos; uno de 26, que vive en Israel desde sus 6 años, y otro de 17.
"Desde los años que estamos aquí ya vivimos la segunda guerra del Líbano en el año 2006, y ese año estuvimos casi un mes viviendo fuera de nuestra ciudad, ya que ésta, en ese entonces, recibió más de 900 cohetes de parte de Hezbollah desde el Líbano", relató.
"Esa experiencia nos marcó a todos de manera que hoy sabemos que no nos volveríamos a ir de nuestras casas en caso de guerra, tal como lo estamos haciendo ahora", agregó.
"Si bien la guerra comenzó en el sur del país y no llegó aún hasta nosotros, estamos desde el sábado muy movilizados, asombrados, consternados y dolidos, todo junto, viviendo en la casa de mi segunda ex mujer con mis dos hijos, ya que aquí cuentan con cuarto de seguridad y en mi casa no lo tenemos", abundó.
"Debido al tipo de ataque y las características totalmente salvajes y asesinas del Hamas, al otro día ya empezamos a intuir que en cualquier momento se levantaría Hezbollah para aprovechar y atacar desde nuestra frontera y, efectivamente, ya empezaron esos movimientos", indicó.
"La tensión está en nosotros todo el tiempo, esperando que suenen las alarmas para entrar a las piezas de seguridad, donde mal dormimos de alguna manera de noche", describió.
"La ciudad está casi fantasma, muchos negocios cerrados y el movimiento de autos es muy poco. Funcionan los supermercados, pero algunos ya se han quedado sin packs de agua y algunos productos empiezan a escasear por falta de provisión, si bien las fábricas esenciales siguen trabajando en la zona central y norte del país".
"Es difícil transmitir las sensaciones que pasan por el cuerpo cuando tenés la responsabilidad de estar tranquilo por la familia y a su vez la incertidumbre de no saber qué va a quedar de la vida en pie, y cómo va a ser la vida después de esta tragedia, cuántos amigos, hijos, parientes, vecinos y vecinas no estarán y si nosotros mismos estaremos aquí", reflexionó Lion.
Con información de Télam