En el marco de los 40 años del Tratado de Paz y Amistad firmado entre Argentina y Chile, los intendentes de Río Gallegos, Pablo Grasso, y de Punta Arenas, Claudio Radonich, decidieron tomar la iniciativa conmemorativa. Ambos líderes comunales firmaron una declaración conjunta, destacando la importancia histórica del acuerdo que evitó un conflicto bélico entre las dos naciones y marcó el camino hacia la cooperación.
Un mensaje de unión frente a la indiferencia central
Mientras los presidentes Javier Milei y Gabriel Boric optaron por no acordar actividades conjuntas, debido a notorias diferencias políticas, Grasso y Radonich actuaron de manera independiente. En su declaración señalaron la necesidad de mantener viva la llama de la fraternidad entre ambos países, criticando la falta de acción por parte de los gobiernos centrales.
El acto central se llevará a cabo el domingo 1 de diciembre al pie del Monumento a la Paz en Monte Aymond, en el Paso de Integración Austral. Allí, los intendentes se estrecharán en un simbólico abrazo, reafirmando el compromiso con los valores de paz y amistad.
La historia detrás del Tratado
El Tratado de Paz y Amistad fue firmado el 29 de noviembre de 1984 en el Vaticano por los ministros de Relaciones Exteriores Dante Caputo (Argentina) y Jaime del Valle (Chile), bajo la mediación del Papa Juan Pablo II. Este acuerdo logró desactivar un inminente conflicto armado por la disputa de las islas australes en el Canal de Beagle.
“La mediación del Vaticano fue la mayor victoria para ambos pueblos, erradicando los aires belicistas y consolidando la paz como el único camino posible”, expresa la declaración firmada por Grasso y Radonich.
Una crítica contundente y un mensaje de esperanza
En su declaración, los líderes comunales lamentaron la ausencia de los presidentes Milei y Boric en las actividades conmemorativas organizadas por el Vaticano. “Es nuestra obligación como representantes de nuestros ciudadanos mantener viva esa llama de unión que aún hoy brilla entre Chile y Argentina”, sostuvieron.
Por último, el documento concluye con un llamado a la reflexión: “Que nuestro abrazo fraternal sea la guía para reencontrar esa senda que nunca debemos abandonar: luchar todos y cada día por la paz y la amistad de nuestros pueblos”.
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