Estados Unidos está acumulando un arsenal de armas antibuque abundantes y fáciles de fabricar como parte de los esfuerzos estadounidenses para disuadir a China en la región Indo-Pacífica y reforzar las fuerzas estadounidenses allí.
La invasión rusa de Ucrania ha empujado la mentalidad estadounidense hacia una nueva filosofía: "masa asequible", como la definió un director ejecutivo de la industria de misiles, que habló bajo condición de anonimato, refiriéndose a disponer de abundantes armas relativamente baratas.
"Es una respuesta natural a lo que China ha estado haciendo", dijo Euan Graham, analista del Instituto Australiano de Política Estratégica, refiriéndose al arsenal chino de buques y misiles balísticos convencionales, incluidos los diseñados para atacar buques.
Este contenido se hizo gracias al apoyo de la comunidad de El Destape. Sumate. Sigamos haciendo historia.
El Pentágono y el Ministerio de Defensa chino no respondieron inmediatamente a las solicitudes de comentarios.
Estados Unidos ha intensificado las pruebas de su arma QUICKSINK, una bomba barata y potencialmente abundante equipada con un kit de guiado GPS de bajo coste y un buscador que puede rastrear objetos en movimiento. La Fuerza Aérea estadounidense utilizó un bombardero furtivo B-2 durante una prueba realizada el mes pasado en el golfo de México para atacar un buque objetivo con QUICKSINK.
China seguirá teniendo una gran ventaja en cuanto al número de misiles antibuque, según los expertos, y puede albergarlos en bases en su propio territorio. Pero el aumento de la producción estadounidense de QUICKSINK reduciría esa diferencia al poner a los cerca de 370 buques de guerra chinos en una situación de mayor riesgo durante cualquier conflicto futuro que la que han afrontado desde antes de que Pekín se inclinara por modernizar su ejército en la década de 1990.
QUICKSINK, aún en desarrollo, está fabricado por Boeing, con un buscador de BAE Systems. QUICKSINK puede utilizarse con los cientos de miles de kits de cola de munición de ataque directo conjunto, sistemas que pueden lanzarse desde aviones de guerra estadounidenses o aliados y que convierten de forma barata bombas "tontas" de 900 kilos en armas guiadas.
El Mando Indo-Pacífico del ejército estadounidense quiere miles de armas QUICKSINK, y así lo ha hecho durante años, según un ejecutivo del sector, que no quiso revelar la cifra exacta porque es clasificada.
Con suficientes armas de "masa asequible" apuntándoles, las defensas de los buques chinos se verían desbordadas, según este ejecutivo, que hizo estos comentarios bajo condición de anonimato.
En tal escenario, el ejército estadounidense utilizaría misiles antibuque de largo alcance (LRASM) o misiles SM-6 para dañar un buque de guerra chino y sus radares, y luego bombardearía el buque con armas de menor coste como QUICKSINK.
UNA VARIEDAD DE ARMAS
Estados Unidos ha estado acumulando una variedad de armas antibuque en Asia. En abril, el Ejército estadounidense desplegó en Filipinas, durante un ejercicio, sus nuevas baterías móviles de misiles Typhon, desarrolladas a bajo coste a partir de componentes ya existentes y que pueden disparar misiles SM-6 y Tomahawk contra objetivos marítimos.
Este tipo de armas son relativamente fáciles de fabricar –aprovechando grandes arsenales y diseños que existen desde hace una década o más– y podrían ayudar a Estados Unidos y a sus aliados a ponerse al día rápidamente en una carrera de misiles en el Indo-Pacífico en la que China lleva una gran ventaja.
Aunque el ejército estadounidense se ha negado a decir cuántos se desplegarán en la región del Indo-Pacífico, está prevista la compra de más de 800 misiles SM-6 en los próximos cinco años, según documentos del Gobierno que describen las compras militares. Varios miles de Tomahawks y cientos de miles de JDAM se encuentran ya en los inventarios estadounidenses, según los documentos.
"El juego de China es restringir el movimiento de los activos de la Armada estadounidense en el Pacífico Occidental y la Primera Cadena de Islas", dijo Graham, refiriéndose a los principales archipiélagos más cercanos de la costa de Asia Oriental. "Se trata de una especie de respuesta similar para complicarle la vida al PLAN". PLAN es la abreviatura, por sus siglas en inglés, de la Armada del Ejército Popular de Liberación, la rama militar marítima de China.
Colocar armas antibuque en lugares como Filipinas las pondría al alcance de gran parte del mar de China Meridional. China reclama el 90% del mar de China Meridional como territorio soberano, pero cinco Estados del Sudeste Asiático y Taiwán se oponen a ello.
Collin Koh, académico de la Escuela de Estudios Internacionales S. Rajaratnam de Singapur, afirmó: "En cierto modo, es como igualar el terreno de juego".
Koh citó el ejemplo de las fuerzas hutíes, alineadas con Irán, que utilizaron armas antibuque de baja tecnología contra el tráfico civil en el mar Rojo, lo que obligó a Estados Unidos y a otros países a desplegar costosas armas para defenderse de ellas.
"Si nos fijamos en el caso del mar Rojo, está claro que la ecuación de costes [de los misiles antibuque] no cae del lado del defensor", dijo Koh. "Aunque tengas un arsenal menor de estos sistemas de misiles ofensivos, puedes proyectar cierta disuasión".
Con información de Reuters