Este 15 de noviembre, las calles de Formosa se llenarán de colores, música y consignas en la 7° Marcha del Orgullo, que este año tiene como lema: “No hay libertad sin derechos ni políticas públicas”. La movilización de la comunidad LGBTIQ+ comenzará a las 17:00 en el Playón de la Plaza San Martín, desde donde partirán hacia la Legislatura Provincial y la Casa de Gobierno, entregando un documento con sus principales demandas.
Una de las principales exigencias es la adhesión de toda la provincia a la Ley de Cupo Laboral Travesti Trans. Lola, activista de El Fuelle Casa Cultural, señala que la situación laboral en la comunidad trans es crítica: “La falta de oportunidades laborales y el aumento de la pobreza son desafíos diarios que enfrentamos, y el ajuste impulsado por el Gobierno nacional no hace más que empeorar todo”.
A esta precariedad laboral se suma la falta de acceso a tratamientos médicos específicos. Según Lola, el cierre del Ministerio de Género y Diversidad y los recortes en servicios de salud limitaron el acceso a tratamientos hormonales y otros cuidados fundamentales para las personas trans. “La eliminación de estos programas de salud es un golpe muy duro para la comunidad”, explicó.
El evento es un espacio de visibilidad y protesta donde las demandas del colectivo abarcan múltiples frentes. Además de la Ley de Cupo Laboral Travesti Trans, la marcha pedirá que un 10% de las viviendas sociales sean reservadas para personas LGBTIQ+, además de una reforma en el sistema de salud que contemple las necesidades específicas de la comunidad.
La justicia también ocupa un lugar relevante en esta marcha, con reclamos sobre varios casos de crímenes de odio aún sin resolver. Entre ellos se mencionan las muertes de Fátima Belén Barrios, quien falleció en circunstancias sospechosas en una comisaría, y el triple lesbicidio de Pamela, Roxana y Andrea, además de la búsqueda sin respuesta de Tehuel. “No podemos quedarnos callados cuando siguen faltando respuestas”, agregó Lola.
Otro tema central es el acceso a la salud integral y la reparación histórica para personas trans mayores de 50 años, muchas de las cuales vivieron décadas de exclusión y violencia estructural. La marcha pone en evidencia que, aunque sea percibida como una fiesta, representa una exigencia de respuestas y soluciones concretas para la dignidad y el bienestar de toda la comunidad LGBTIQ+.
Además de los reclamos específicos, los organizadores piden la implementación completa de la Ley Integral Trans y la creación de una Ley Antidiscriminatoria a nivel nacional, que aborde el respeto a los derechos de las infancias y adolescencias trans y la Educación Sexual Integral (ESI) con perspectiva de género.
Lola señaló que, tras el cierre del Ministerio de Género y Diversidad, muchos programas de asistencia para personas de la comunidad se vieron abruptamente suspendidos. Esto tuvo consecuencias directas, como el desabastecimiento de medicamentos esenciales para el tratamiento de VIH, particularmente de Zidovudina, que es crucial para prevenir la transmisión materno-fetal del VIH.
Junto a estos problemas estructurales, la comunidad también enfrenta el aumento de discursos de odio y un clima social cada vez más hostil, en gran parte alimentado por sectores políticos y medios de comunicación que normalizan la violencia. “El incremento de crímenes de odio no es casualidad. Los discursos violentos tienen consecuencias reales, y por eso exigimos que se frenen”, enfatizó.
Sin embargo, a pesar de la lista de demandas, la Marcha del Orgullo también será un momento de celebración de la diversidad y la resiliencia de la comunidad. Para cerrar el evento, habrá una intervención artística en el mástil de Avenida 25 de Mayo y San Martín, seguida de un festival en el Paseo Costanero, donde habrá una feria de diseño y stands de organizaciones, finalizando a las 22:00.
“Este día es para honrar a quienes lucharon antes que nosotros, a quienes arriesgaron su seguridad para que hoy podamos vivir con un poco más de libertad”, concluyó Lola. La Marcha del Orgullo de Formosa, aunque enfrenta desafíos, continúa siendo un símbolo de la fortaleza de la comunidad LGBTIQ+ y de su determinación a seguir adelante en la lucha por la igualdad y la justicia.
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