En Ballaghaderreen, una pequeña ciudad mercantil irlandesa, la tradicional acogida a los inmigrantes se está resintiendo en vísperas de las elecciones generales de esta semana, las primeras en las que los principales partidos políticos del país competirán por ser los más duros con los inmigrantes.
Irlanda, un país que durante mucho tiempo se ha enorgullecido de acoger a los inmigrantes, se ha visto sacudida en los dos últimos años por disturbios antiinmigrantes en Dublín y protestas populares contra el alojamiento de refugiados en todo el país.
Una cuestión que solo era importante para el 1% de los votantes cuando comenzó la guerra de Ucrania a principios de 2022 alcanzó un máximo del 41% en mayo tras la llegada de más de 100.000 refugiados ucranianos —el mayor número per cápita de Europa Occidental— y un aumento de los solicitantes de asilo, según mostró una encuesta. Solo los temas de la vivienda y el coste de la vida eran más elevados.
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"El tema de la inmigración... surgió casi de la nada. No era un problema hace tres, cuatro o cinco años", afirma Claire Kerrane, portavoz de integración del partido de la oposición Sinn Fein y legisladora por la zona de Ballaghaderreen, en el oeste de Irlanda. "A todo el mundo le pilló un poco a contrapié".
Kerrane hablaba en su despacho de la calle principal de Ballaghaderreen, un pueblo de 2.400 habitantes que tenía una población nacida en el extranjero del 39% en el censo de 2022, una cifra que probablemente ha crecido desde entonces.
A principios de este mes, tras las informaciones de una presunta agresión en la que estaba implicado un ciudadano extranjero, cientos de personas marcharon por la ciudad con velas encendidas exigiendo más recursos policiales.
La policía emitió un inusual "aviso de desinformación" tras una avalancha de mensajes sobre el incidente en Internet. Los vecinos rechazaron airadamente a los activistas de extrema derecha de fuera de la ciudad que intentaron unirse a la marcha.
"Sin duda hay un elemento de extrema derecha", dijo Kerrane. "Y está más presente que nunca".
Los analistas han apuntado a una postura relativamente blanda en materia de inmigración como factor en la caída del apoyo al Sinn Fein, un partido que hace un año era el claro favorito para liderar el próximo Gobierno.
El programa del partido de izquierdas afirma que los inmigrantes son necesarios, pero que las expulsiones deben aplicarse de forma más estricta y que los refugiados no deben ser enviados a zonas desfavorecidas. Se opone a renovar el estatuto especial de los refugiados ucranianos, que se renovará en 2026.
El Gobierno de coalición de centro-derecha de Fine Gael y Fianna Fail ya ha recortado las prestaciones a los inmigrantes y ambos partidos prometen más medidas.
Irlanda es el único país de Europa sin presencia de la extrema derecha en el Parlamento y, aunque en las elecciones del 29 de noviembre se presentan más candidatos contrarios a los inmigrantes, se espera que pocos o ninguno salgan elegidos.
(Redacción de Conor Humphries; edición de Ros Russell; edición en español de Jorge Ollero Castela)