El jefe de ayuda humanitaria de la ONU advirtió el jueves que la hambruna es un riesgo inmediato en Gaza por el agotamiento de las reservas de alimentos, y describió los nuevos retos desde el inicio de la operación israelí de Ráfah, que han hecho casi imposible la planificación y distribución de la ayuda.
Tras los bombardeos de Israel al sur de Gaza, unas 600.000 personas, aproximadamente la mitad de la población desarraigada que se refugiaba allí, han huido a otras zonas del enclave asediado, regresando a veces a casas bombardeadas o campos vacíos.
Martin Griffiths afirmó que el organismo mundial está teniendo dificultades para ayudarles, con las importaciones de ayuda prácticamente bloqueadas en el sur de Gaza y los nuevos enfrentamientos que se sumaban a los problemas de distribución.
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"Las reservas de alimentos que ya había en el sur de Gaza se están agotando. Creo que ya casi no queda nada", dijo Martin Griffiths a Reuters en una entrevista en Ginebra.
"Así que la operación humanitaria está atascada, completamente atascada. No podemos hacer lo que queremos", añadió, calificando la operación de ayuda de "imposible de planificar".
El Ejército israelí afirma que su operación en Ráfah tiene como objetivo matar a combatientes de Hamás y desmantelar la infraestructura utilizada por el grupo, que gobierna el territorio palestino bloqueado. Israel acusa a Hamás de desviar la ayuda, algo que éste niega.
Con información de Reuters