Los estudiantes de cuatro escuelas públicas de la ciudad de Béziers, en el sur de Francia, comenzaron a utilizar uniforme, una vestimenta que nunca fue obligatoria en el país más allá de algunos territorios de ultramar, iniciativa tomada por el gobierno francés que apunta a “reforzar la autoridad en el colegio” y que, si funciona, quiere generalizar en 2026.
En este marco, más de 700 estudiantes recibieron sus “kits de ropa” que constan de una campera personalizada con el logotipo escolar, un suéter, dos chombas, un pantalón largo y una bermuda o pollera.
Esta vestimenta tiene un costo de 200 euros (217 dólares) por alumno, dinero que fue financiado por la ciudad de Béziers, que pedía introducir el uniforme escolar desde 2014, y el Estado francés, según consignó la agencia AFP.
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"La escuela necesita símbolos fuertes y el uniforme forma parte de estos", declaró el alcalde, Robert Ménard, un exallegado de los líderes ultraderechistas franceses Marine Le Pen y Éric Zemmour.
Por su parte, la ministra de Educación, Nicole Belloubet, indicó este lunes que 92 centros en Francia se presentaron voluntarios para experimentar el "atuendo único", por debajo de los 100 que se fijó el gobierno.
"Queremos comprobar si, sí o no, llevar el atuendo puede generar serenidad en el aula y apaciguar el ambiente escolar. Sabemos que se aprende bien cuando el ambiente es tranquilo", agregó Belloubet.
Los sindicatos se muestran, en cambio, reservados sobre la eficacia de una medida que a su juicio no permitirá resolver "las dificultades y los fracasos escolares" y cuyo costo podría invertirse en proyectos pedagógicos.
La introducción del uniforme escolar es una tradicional demanda de la extrema derecha y de la derecha en Francia, que el presidente Emmanuel Macron confirmó en enero pasado.
En Argentina, la aprobación oficial del guardapolvo blanco como uniforme para escuelas públicas se concretó el 1 de noviembre de 1919, durante la primera presidencia de Hipólito Yrigoyen y su uso se volvió obligatorio en 1942.
Con información de Télam
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