Miles de peregrinos, llegados de distintos puntos de Salta y de otras provincias protagonizaron hoy un incesante paso frente a las imágenes del Señor y la Virgen del Milagro, en la catedral basílica de la capital salteña, en el marco de una de las fiestas religiosas más convocantes del país, que culmina mañana, con la tradicional procesión.
Estoy muy contento de poder estar con Ustedes, como peregrinos del Señor y la Virgen del Milagro, y quiero agradecerles por el testimonio de fe y esperanza que nos brindan, por la gratitud a Dios, expresó el nuncio apostólico en Argentina, monseñor Miroslaw Adamczyk.
El representante del Papa Francisco en en el país saludó así a los peregrinos y les presentó los mejores deseos, sobre todo buena salud, muchas bendiciones terrestres y celestiales, mucha prosperidad, felicidad. Y, como son peregrinos del Señor y la Virgen del Milagro, entonces también muchos pequeños milagros durante la vida cotidiana.
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Las expresiones del nuncio apostólico fueron formuladas esta tarde, en el atrio de la Catedral de Salta, ante la llegada de la peregrinación de la Puna, con más de diez mil caminantes que arribaron para el encuentro con las sagradas imágenes del Milagro.
La columna de la Puna, que es una de las más numerosas peregrinaciones de la Fiesta del Milagro, arribó cerca de las 17, encabezada por niños y jóvenes que danzaron al ritmo de sikus, erkes, violines y tambores, con atuendos de plumas y tejidos típicos andinos.
Detrás de ellos, llegó una delegación de mineros, acompañados de gendarmes y otros trabajadores de esa región, seguidos por el grueso de los caminantes, que llevaban banderas de Salta, de Argentina y Papales, con carteles y pancartas, además de portar pequeñas imágenes de misachicos.
Tras la bendición del nuncio, los peregrinos hicieron su ingreso a la Catedral de manera ordenada, para saludar al Señor y la Virgen del Milagro, que fue el motivo de una caminata que se extendió durante varios días y que a su paso fue acogiendo nuevos fieles que se iban sumando.
Para llegar a Salta, los promesantes de diferentes lugares de la Puna salteña atravesaron a pie montañas, salares, rutas y caminos pedregosos, temperaturas bajo cero, días soleados, y ríos zigzagueantes.
En la catedral también recibieron el saludo del arzobispo de Salta, monseñor Mario Cargnello, quien les agradeció el testimonio de fe que se acrecienta año a año, y agregó: Esta peregrinación nos muestra que no estamos solos, que es posible la unidad, que la herida en nuestra Patria no es lo definitivo.
Lo definitivo es caminar juntos ayudándonos, ricos y pobres, de la Puna y de los valles, de los llanos y de las montañas, somos un solo pueblo y cuando nos une la fe y se transforma en caridad es posible creer en un mundo mejor, sostuvo.
Por su parte, el vicario general de Salta, monseñor Dante Bernacki, que como cada año realizó la travesía desde San Antonio de los Cobres, consideró que el pueblo de la Puna es humilde, vive con dignidad su trabajo y la pobreza, y viene para dar gracias a Dios.
Desde las primeras horas de la mañana, arribaron a la catedral de la ciudad de Salta numerosos grupos de peregrinos de distintas localidades, como Chicoana, Metán, Lumbreras, Isonza, los Valles Calchaquíes, Nazareno, la Quebrada del Toro, Hipólito Yrigoyen, Joaquín V González, Coronel Moldes, Orán, Aguas Blancas, Tucumán, Santa María de Catamarca y tantos otros puntos.
La mayoría de ellos caminó durante días para llegar a los pies del Señor y la Virgen del Milagro, otros lo hicieron en bicicleta, pero todos con fe, emoción y alegría, para agradecer, prometer y cumplir con sus promesas.
Al arribar al templo, muchos dejaron sus danzas, coplas y canto en señal de ofrenda.
Ya llegan los peregrinos de la Quebrada del Toro, aplaudidos por cardones y por Dios que lo ve todo/ Caminan que te caminan, por esas rudas montañas, ni el viento ni el frío los detiene, con la fe en sus entrañas/ Bienvenidos a la Catedral, peregrinos del amor. Que el Señor y la Virgen del Milagro les den su bendición, recitó un niño para recibir a los caminantes.
Muchos llegaron aplaudiendo y cantando, con lágrimas rodando en sus mejillas, con los pies descalzos y llagados, y con el cansancio sellado en sus rostros, conmovidos por el esfuerzo, el sacrificio y la fe que los movilizó, y se constituyen así en un fenómeno difícil de dimensionar, que crece con cada edición de la Fiesta del Milagro.
Esta postal se repitió durante toda la jornada, en el Día del Peregrino (que por ley provincial fue recientemente instituido el 14 de septiembre) y los alrededores de la plaza 9 de Julio lucieron colmados gente desde la mañana temprano.
Por otra parte, hoy se cumplió la segunda jornada del Triduo de Pontificales, con la celebración de la Exaltación de la Santa Cruz, y fue el nuncio apostólico en Argentina quien ofició la misa estacional.
La cruz es un símbolo de amor, del amor más grande, que no tiene miedo de dar todo, incluso la vida, por aquellos que ama, expresó el monseñor Miroslaw Adamczyk, quien instó a creer en el amor, cuya demostración suprema está en la locura de la cruz.
Al pronunciar la homilía, afirmó que el amor es fuente de equilibrio, el secreto de la felicidad, y sin amor la vida no tiene sentido.
Luego, transmitió los saludos del Papa Francisco para el pueblo salteño en esta Fiesta del Milagro, y concluyo: Que la cruz de Jesús sea para nosotros fuerza y esperanza en nuestra vida.
De la ceremonia tomaron parte el vicegobernador Antonio Marocco; el obispo de Orán, monseñor Luis Antonio Scozzina; el obispo emérito de Venado Tuerto, monseñor Gustavo Help, y el obispo emérito de Iguazú, Marcelo Martorell, entre otros.
Con información de Télam