Miles de estudiantes de la Comunidad Valenciana volvieron a clase el lunes, dos semanas después de que las inundaciones mataran a más de 200 personas y devastaran pueblos de la zona.
La polémica sobre la gestión de las inundaciones por parte del Gobierno regional sigue abierta y un sindicato de profesores le acusa de exagerar el número de alumnos que regresan y de dejar la limpieza en manos de profesores y alumnos.
Veintitrés personas siguen desaparecidas en la Comunidad Valenciana tras el desbordamiento de los ríos provocado por las fuertes lluvias, que enviaron mareas de agua fangosa a través de los suburbios densamente poblados de la ciudad, ahogando a personas en coches y aparcamientos subterráneos y derrumbando viviendas.
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Un total de 47 colegios de 14 municipios afectados reabrieron sus puertas el lunes a más de 22.000 niños, según informó la Consejería de Educación de la región. La semana pasada dijo que esperaba que alrededor del 70% de los alumnos de las zonas más afectadas regresaran esta semana.
"Los centros que han abierto hoy sus puertas han seguido unos protocolos de limpieza y desinfección para garantizar la máxima seguridad tanto de alumnado como de docentes y personal de los centros educativos", añadió.
Pero el Sindicato de Trabajadores y Trabajadoras de la Enseñanza del País Valenciano (STEPV) dijo que creía que el número de alumnos que regresaban el lunes era inferior, sin proporcionar una cifra alternativa.
Su portavoz, Marc Candela, afirmó que muchas escuelas no estaban preparadas para reanudar las clases y que los profesores y las familias están limpiando las escuelas con sus propios materiales, como escobas.
Los educadores querían equipos de limpieza profesionales para higienizar las instalaciones, como se hizo durante la pandemia del COVID-19, dijo.
Las familias también están preocupadas por el estado emocional de sus hijos, afirmó Rubén Pacheco, responsable de la Federación de Asociaciones de Madres, Padres y Personas Tutoras de Alumnado de la provincia de Valencia (FAMPA).
Según Pacheco, las familias están agotadas y con consecuencias psicológicas, y afirma que las decisiones deben pasar por ellas para no generar más malestar en la comunidad.
Candela dijo que el departamento había celebrado la semana pasada un curso en internet para profesores con recomendaciones para la atención psicológica, pero que no había enviado más asesores.
Carolina Martí, directora de una escuela de Castellar-Oliveral, dijo que había recibido a 60 niños de pueblos vecinos, mientras que cinco profesores estaban de baja médica.
Dijo que los niños y los profesores tenían dificultades para llegar a la escuela, ya que muchas carreteras seguían intransitables.
Con información de Reuters