El Gobierno de Milei paralizó la construcción de una importante planta de uranio en Formosa: las consecuencias para la región

Se trata de un proyecto clave ubicado en Formosa que aseguraría el combustible necesario para el funcionamiento de las centrales nucleares Atucha I, Atucha II y Embalse, lo que ayudaría a abastecer la demanda interna.

05 de septiembre, 2024 | 16.52

El proyecto de la Nueva Planta de Uranio (NPU) de Dioxitek, que estaba en proceso dentro del Polo Científico, Tecnológico e Innovación de la provincia de Formosa, fue paralizado debido a la falta de transferencias por parte de Nación. Este proyecto es crucial para el ciclo de combustibles nucleares en Argentina, ya que está destinado a producir dióxido de uranio (UO2), que es un elemento esencial para las centrales nucleares del país. Por lo tanto, al no tener lo necesario para funcionar, los reactores no podrán generar la energía necesaria para el desarrollo tecnológico y económico de la región.

Cabe destacar que Dioxitek es una empresa que se destaca en la fabricación de fuentes selladas de Cobalto-60 (Co-60), las cuales son utilizadas en la industria, la esterilización de equipos médicos y la preservación de alimentos, entre otros usos; y son exportadas a Canadá y Chile. Sin embargo, también es reconocida como líder regional en la producción de polvo de dióxido de uranio, utilizado en la fabricación de los elementos combustibles que emplean las centrales nucleares argentinas.

Según detallaron las autoridades formoseñas, la NPU funcionaría como complemento de la planta de Dioxitek en Córdoba, convirtiéndose en un elemento esencial para asegurar el suministro continuo de UO2, necesario para el funcionamiento de las centrales nucleares de Atucha I, Atucha II y Embalse, que contribuyen con el 7% de la energía eléctrica nacional.

Por otra parte, es importante destacar que la NPU, por su tecnología y sus características logísticas, iba a minimizar el impacto ambiental y a eliminar la necesidad de desechar líquidos, al adoptar un enfoque de vertido líquido cero. Mediante un Sistema Integral de Gestión de Efluentes, el líquido utilizado en la NPU durante el proceso productivo sería reciclado, evaporizado, cristalizado o recuperado en un subproducto (Nitrato de Amonio), para asegurar que no se registren descargas al sistema ambiental. Además, al reutilizar la mayor cantidad de agua residual, la planta lograría disminuir al máximo su consumo de agua.

Como puede observarse, comparada con las actuales plantas industriales en el país y la región, la NPU iba a estar a la vanguardia, ofreciendo un modelo de eficiencia, seguridad y modernización. Sin embargo, la falta de transferencias por parte de Nación ha llevado a su paralización, poniendo en grave riesgo la finalización de la planta.

Las consecuencias de la paralización de la NPU

La desfinanciación del proyecto de la NPU trae aparejado una serie de consecuencias que Nación decide ignorar. En primer lugar, habrá un impacto negativo en la producción de energía: al no recibir el suficiente dióxido de uranio, las centrales nucleares nacionales no podrán funcionar adecuadamente, y se pondrá en riesgo el 7% de la energía eléctrica del país.

En segundo lugar, si no se finaliza la NPU habrá una pérdida significativa de oportunidades económicas, ya que se limita la creación de empleos y el desarrollo económico en Formosa. Además, la generación de pequeñas y medianas empresas locales también se verá afectada, restringiendo el crecimiento industrial y tecnológico de toda la región.

Por otra parte, la paralización del proyecto NPU implicará abandonar infraestructura e instalaciones que se encuentran avanzadas en un 70%, pasando a costo hundido la inversión que realizó el Estado nacional hasta el momento, consistente en 150 millones de dólares.

Además, esta decisión colocará a Dioxitek en una posición riesgosa tanto en lo legal como en lo financiero, debido a que la interrupción de la obra afectará a numerosas contratistas que trabajan en el proyecto, las cuales ya comienzan a exigir el pago de los compromisos asumidos, generando así un perjuicio económico significativo para Dioxitek, y potenciales conflictos legales.

Por último, y no por eso menos importante, la paralización de la obra está provocando despidos de personal que, en su mayoría, estaba siendo capacitado para operar la planta. Esta pérdida de recursos humanos especializados es un golpe significativo para la continuidad y eficiencia del proyecto, y da cuenta de los graves alcances de la decisión del Ejecutivo nacional.

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