Países ricos convierten "en oportunidad de negocio" la ayuda climática a emergentes

22 de mayo, 2024 | 14.20

Japón, Francia, Alemania, Estados Unidos y otros países ricos están obteniendo miles de millones de dólares en retornos económicos de un programa global destinado a ayudar al mundo en desarrollo a lidiar con los efectos del cambio climático, según muestra una revisión de Reuters de datos de la ONU y de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

Las ganancias financieras se dan como parte del compromiso de los países desarrollados de enviar 100.000 millones de dólares al año a los países más pobres para ayudarles a reducir las emisiones y hacer frente a los fenómenos meteorológicos extremos.

Al canalizar el dinero del programa de vuelta a sus propias economías, los países ricos contradicen el concepto ampliamente aceptado de que deben compensar a los más pobres por su larga historia de contaminación que avivó el cambio climático, dijeron a Reuters más de una docena de analistas de financiación climática, activistas, exfuncionarios y negociadores del clima.

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Los países ricos han prestado al menos 18.000 millones de dólares a tasas de interés de mercado, incluidos 10.200 millones de dólares en préstamos concedidos por Japón, 3.600 millones por Francia, 1.900 millones por Alemania y 1.500 millones por Estados Unidos, según el estudio de Reuters y Big Local News, un programa de periodismo de la Universidad de Stanford.

Las condiciones no son las habituales de los préstamos para proyectos relacionados con el clima y otros de ayuda, que suelen tener un interés bajo o nulo.

Al menos otros 11.000 millones de dólares en préstamos -casi todos de Japón- exigían a los países receptores que contrataran o compraran materiales a empresas de los países prestamistas.

Reuters identificó al menos 10.600 millones de dólares en subvenciones de 24 países y de la Unión Europea que, de forma similar, exigían a los receptores que contrataran a empresas, organizaciones sin ánimo de lucro u organismos públicos de países concretos -normalmente del donante- para realizar el trabajo o suministrar los materiales.

Ofrecer préstamos climáticos a las tasas del mercado o condicionar la financiación a la contratación de determinadas empresas significa que el dinero destinado a los países en desarrollo vuelve a los países ricos.

"Desde el punto de vista de la justicia, esto es profundamente censurable", afirmó Liane Schalatek, directora asociada de la sección de Washington de la Fundación Heinrich-Boll, un grupo de reflexión alemán que promueve políticas medioambientales.

Analistas dicen que las subvenciones que obligan a los beneficiarios a contratar a proveedores de los países ricos son menos perjudiciales que los préstamos con esas condiciones porque no exigen una devolución. A veces son incluso necesarios, cuando los países receptores carecen de los conocimientos necesarios para prestar un servicio. Pero otras veces, benefician a las economías de los donantes a expensas de las naciones en desarrollo.

La situación socava el objetivo de ayudar a los países vulnerables a desarrollar la capacidad de resistencia y la tecnología necesarias para hacer frente al cambio climático, señalaron las fuentes climáticas y financieras.

"La financiación de la lucha contra el cambio climático no debe ser una oportunidad de negocio", dijo Schalatek. Debe "servir a las necesidades y prioridades de los países en desarrollo receptores".

Muchos de los préstamos y donaciones condicionados que examinó Reuters se contabilizaban en el compromiso de los países desarrollados de enviar 100.000 millones de dólares al año para 2020 a los países más pobres, perjudicados de forma desproporcionada por el cambio climático.

Asumido por primera vez en 2009, el compromiso se reafirmó en el acuerdo climático de París de 2015. Entre 2015 y 2020 se pagaron unos 353.000 millones de dólares, lo que incluía 189.000 millones de dólares en pagos directos de país a país, en los que se centró el análisis de Reuters.

Más de la mitad de esa financiación directa -alrededor del 54%- llegó en forma de préstamos en lugar de subvenciones, un hecho que molesta a algunos representantes de países en desarrollo endeudados como Ecuador, que dicen que no deberían tener que hipotecarse más para resolver problemas causados en gran medida por el mundo desarrollado.

Los países del "sur global están experimentando una nueva oleada de deuda causada por la financiación climática", afirmó Andrés Mogro, ex director nacional de Ecuador para la adaptación al cambio climático.

Al mismo tiempo, según varios analistas, los países ricos están exagerando sus contribuciones a la promesa de 100.000 millones de dólares, porque una parte de su financiación climática vuelve a casa a través de reembolsos de préstamos, intereses y contratos de trabajo.

"Los beneficios para los países donantes eclipsan de forma desproporcionada el objetivo principal de apoyar la acción por el clima en los países en desarrollo", afirmó Ritu Bharadwaj, investigadora principal sobre gobernanza y financiación del clima en el Instituto Internacional de Medio Ambiente y Desarrollo, un grupo de reflexión del Reino Unido.

PAÍSES RICOS DEFIENDEN LA FINANCIACIÓN CLIMÁTICA

Los representantes de las principales agencias que gestionan la financiación para el clima de Japón, Alemania, Francia y Estados Unidos -los cuatro países que más fondos de este tipo aportan a la ONU- dijeron que tienen en cuenta la deuda de cada país a la hora de decidir si conceden préstamos o subvenciones, y agregaron que dan prioridad a las subvenciones a los países más pobres.

Alrededor del 83% de la financiación para el clima destinada a los países de renta más baja se concedió en forma de subvenciones, según el estudio de Reuters. Pero esos países también recibieron, de promedio, menos de la mitad de fondos que los países de ingresos más altos, que recibieron principalmente préstamos.

"Una combinación de préstamos y subvenciones garantiza que los fondos públicos de los donantes puedan destinarse a los países que más los necesitan, mientras que los países económicamente más fuertes pueden beneficiarse de unas condiciones de préstamo mejores que las del mercado", dijo Heike Henn, directora de Clima, Energía y Medio Ambiente del Ministerio Federal de Cooperación Económica y Desarrollo de Alemania. Alemania ha aportado 45.000 millones de dólares en financiación climática, el 52% de ellos en préstamos.

La Agencia Francesa de Desarrollo (AFD) ofrece a los países en desarrollo tipos de interés bajos que normalmente sólo estarían al alcance de los países más ricos en el mercado abierto, explicó Atika Ben Maid, subdirectora de la División de Clima y Naturaleza de la AFD. Alrededor del 90% de los 28.000 millones de dólares aportados por Francia se concedieron en forma de préstamos, el porcentaje más alto de todos los países.

Un portavoz del Departamento de Estado de Estados Unidos dijo que los préstamos son "apropiados y rentables" para proyectos que producen ingresos. Las subvenciones suelen destinarse a otro tipo de proyectos en "comunidades de bajos ingresos y vulnerables al clima". Estados Unidos proporcionó 9.500 millones de dólares en financiación para el clima, el 31% de ellos prestados.

"También debe enfatizarse en que las disposiciones de financiación climática del Acuerdo de París no se basan en 'reparar' el daño causado por las emisiones históricas", dijo el portavoz, cuando se le preguntó si cobrar intereses a tasas de mercado y otras recompensas financieras contradice el espíritu del programa de financiación climática.

POCO CONCRETO

El Acuerdo de París no establece abiertamente que los países desarrollados deban compensar las emisiones históricas. Hace referencia a los principios de "justicia climática" y "equidad" y señala las "responsabilidades y capacidades comunes pero diferenciadas" de los países para hacer frente al cambio climático. Deja claro que se espera que los países desarrollados aporten financiación para el clima.

Muchos interpretan el texto en el sentido de que los países ricos tienen la responsabilidad de ayudar a resolver los problemas relacionados con el clima en cuya creación tuvieron un papel desproporcionado, dijo Rachel Kyte, profesora de política climática de la Universidad de Oxford, que fue enviada especial del Banco Mundial para el cambio climático en 2014 y 2015.

Pero el acuerdo carece de detalles concretos. El compromiso decía que las naciones deberían movilizar financiación para el clima de "una amplia variedad de fuentes, instrumentos y canales" No definía si las subvenciones debían tener prioridad sobre los préstamos. Tampoco prohibía a los países ricos imponer condiciones ventajosas para ellos mismos.

"Es como prender fuego a un edificio y luego vender los extintores fuera", dijo sobre esta práctica el ecuatoriano Mogro, que también fue negociador del clima para el bloque G77 de países en desarrollo y China.

Reuters y Big Local News revisaron 44.539 registros de contribuciones a la financiación climática comunicados a la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), la entidad encargada de llevar la cuenta del compromiso. Las contribuciones, procedentes de 34 países y de la Unión Europea, abarcaban desde 2015 hasta 2020, el año más reciente del que se dispone de datos.

La CMNUCC no exige a los países que informen de los detalles clave de su financiación. Así que los periodistas también revisaron 133.568 registros recopilados por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) para identificar las condiciones de contratación vinculadas a la financiación relacionada con el clima durante el mismo periodo.

La revisión confirmó que los países desarrollados contabilizaron algunas ayudas condicionadas en su compromiso de 100.000 millones de dólares de financiación climática. Dado que los registros de la CMNUCC carecen de detalles, Reuters no pudo determinar si se contabilizó toda esa ayuda.

Para comprender mejor los patrones de financiación revelados por los datos, los reporteros consultaron a 38 analistas y académicos del clima y la financiación del desarrollo, activistas del clima, antiguos y actuales funcionarios y negociadores del clima de países en desarrollo y representantes de agencias de desarrollo de países ricos.

Las conclusiones de Reuters llegan en un momento en que los países intentan negociar un nuevo objetivo de financiación para el clima más alto para finales de año.

La ONU ha calculado que se necesitan al menos 2,4 billones de dólares al año para cumplir los objetivos del acuerdo climático de París, que incluye evitar que la temperatura promedio mundial aumente más de 2 grados centígrados por encima de los niveles preindustriales.

La OCDE calcula que las naciones ricas canalizaron al menos 164.000 millones de dólares hacia la promesa de financiación climática a través de instituciones multilaterales -aproximadamente el 80% prestado- entre 2015 y 2020, además de las contribuciones directas de los países.

Reuters no pudo determinar el porcentaje de esos préstamos que conllevaban tasas de interés de mercado o condiciones de contratación, debido a lo irregular de los informes de los grupos multilaterales.

Al menos 3.000 millones de dólares del gasto directo se destinaron a proyectos que hicieron poco por ayudar a los países a reducir las emisiones o protegerse de los daños del cambio climático, según descubrió una investigación de Reuters de junio de 2023. Se destinaron grandes sumas a una planta de carbón, un hotel, chocolaterías y otros proyectos con poca o ninguna relación con iniciativas climáticas.

Los países muy endeudados se enfrentan a un círculo vicioso: Los pagos de la deuda limitan su capacidad para invertir en soluciones climáticas, mientras que las condiciones meteorológicas extremas provocan graves pérdidas económicas, lo que a menudo les lleva a pedir más préstamos.

Según un informe de 2022 del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, más de la mitad de los 54 países en desarrollo más endeudados también se encuentran entre los más vulnerables a los efectos del cambio climático.

Con información de Reuters