La vertiginosa contienda presidencial entre el republicano Donald Trump y la demócrata Kamala Harris avanzaba el martes hacia un final incierto, mientras millones de estadounidenses se dirigían a las urnas para elegir entre dos visiones marcadamente diferentes para el país.
Una carrera sacudida por acontecimientos sin precedentes -dos intentos de asesinato contra Trump, la sorprendente retirada del presidente Joe Biden y el rápido ascenso de Harris- seguía siendo demasiado reñida, incluso después de miles de millones de dólares gastados y meses de frenética campaña.
La campaña de Trump ha sugerido que podría declarar la victoria la noche de las elecciones incluso cuando aún falten por contar millones de papeletas, al igual que hizo hace cuatro años.
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El expresidente ha dicho en repetidas ocasiones que cualquier derrota solo podría provenir de un fraude generalizado, haciéndose eco de sus falsas afirmaciones de 2020. El ganador podría no conocerse hasta dentro de unos días si los márgenes en los estados clave son tan estrechos como se espera.
Independientemente de quién llegue a la Casa Blanca, se hará historia.
Harris, de 60 años, la primera vicepresidenta, se convertiría en la primera mujer, negra y surasiática estadounidense en ganar la presidencia. Trump, de 78 años, el único presidente que ha enfrentado dos veces un juicio político y el primer expresidente condenado penalmente, se convertiría también en el primer presidente que gana mandatos no consecutivos en más de un siglo.
Los sondeos de opinión en los últimos días de la campaña han mostrado a los candidatos empatados en cada uno de los siete estados que probablemente determinarán al ganador: Arizona, Georgia, Michigan, Nevada, Carolina del Norte, Pensilvania y Wisconsin.
Los sondeos de Reuters/Ipsos muestran una importante brecha de género, con Harris a la cabeza entre las mujeres por 12 puntos porcentuales y Trump ganando entre los hombres por 7 puntos porcentuales.
La contienda refleja una nación profundamente polarizada cuyas divisiones no han hecho sino agudizarse durante una carrera ferozmente competitiva. Trump ha empleado una retórica cada vez más oscura y apocalíptica en la campaña electoral, mientras que Harris ha advertido de que un segundo mandato de Trump amenazaría los propios cimientos de la democracia estadounidense.
El control de ambas cámaras del Congreso también está en juego. Los republicanos lo tienen más fácil en el Senado, donde los demócratas defienden varios escaños en estados de tendencia republicana, mientras que la Cámara de Representantes parece una moneda al aire.
Los candidatos pasaron el último fin de semana recorriendo los estados indecisos en busca de los votos disponibles. Trump hizo su último mitin el lunes por la noche en Grand Rapids, Michigan, mientras que Harris celebró sendos mítines en Pittsburgh y Filadelfia.
Más de 80 millones de estadounidenses ya habían votado antes del martes, por correo o en persona, según el Laboratorio Electoral de la Universidad de Florida.
OSCURA RETÓRICA
Durante la campaña, Trump arremetió primero contra Biden y luego contra Harris por su gestión de la economía, que según las encuestas es una de las principales preocupaciones de los votantes a pesar de la baja tasa de desempleo y el enfriamiento de la inflación. Pero mostró su característica incapacidad para mantener el mensaje, cuestionando en un momento dado la identidad negra de Harris y prometiendo proteger a las mujeres "les guste o no".
Su enfoque desenfrenado parecía diseñado para encender a sus partidarios, en lugar de ampliar su atractivo. Incluso más que en 2016 y 2020, Trump ha demonizado a los inmigrantes que cruzaron la frontera ilegalmente, acusándolos falsamente de fomentar una ola de crímenes violentos, y ha prometido usar al gobierno para perseguir a sus rivales políticos.
Las encuestas muestran que ha logrado algunos avances entre los votantes negros y latinos, a pesar del carácter histórico de la candidatura de Harris. Trump ha advertido a menudo de que los inmigrantes están quitando puestos de trabajo a esos grupos.
Por el contrario, Harris ha intentado formar una coalición más amplia, aunque difícil, de demócratas liberales, independientes y republicanos moderados descontentos, describiendo a Trump como demasiado peligroso.
Su campaña se basó en la protección de los derechos reproductivos, una cuestión que ha movilizado a las mujeres desde que la Corte Suprema de Estados Unidos eliminó en 2022 el derecho al aborto en todo el país.
Harris se ha enfrentado a la ira de muchos votantes pro-palestinos por el apoyo militar y financiero del Gobierno de Biden a la guerra de Israel en Gaza. Aunque no ha anticipado un cambio en la política estadounidense, ha dicho que hará todo lo posible para poner fin al conflicto.
Después de que Biden, de 81 años, se retiró por motivos de edad, Harris trató de cambiar la dinámica y apuntó a los dispersos discursos de Trump en sus mítines como prueba de su incapacidad. Su campaña, basada en memes virales y un desfile de apoyos de famosos, le valió el respaldo de los votantes jóvenes, considerados un bloque de votantes fundamental.
Trump contrarrestó el apoyo de Taylor Swift y Beyonce, partidarias de Harris, con el de Elon Musk, el hombre más rico del mundo, que desempeñó un papel cada vez más visible como sustituto y principal donante de la causa de Trump.
La votación del martes sigue a uno de los semestres más turbulentos de la política estadounidense moderna.
En mayo, un jurado de Nueva York declaró a Trump culpable de falsificar registros comerciales para ocultar pagos de dinero a una estrella del porno. Cuatro semanas después, Trump y Biden celebraron su único debate, en el que el presidente en funciones ofreció una actuación desastrosa que acentuó las dudas de los votantes sobre su agudeza mental.
En julio, Trump escapó por los pelos de una bala en un mitin en Pensilvania, justo antes de la Convención Nacional Republicana. Apenas una semana después, Biden abandonó la carrera, cediendo a la presión de los líderes demócratas.
La entrada de Harris en la carrera reanimó a su partido, y recaudó más de 1.000 millones de dólares en menos de tres meses, al tiempo que borraba la ventaja de Trump sobre Biden en las encuestas públicas.
Con información de Reuters