La extrema derecha de Austria busca su camino al poder a través del bloqueo de sus rivales

30 de septiembre, 2024 | 06.39

El ultraderechista Partido de la Libertad (FPÖ, por sus siglas en alemán) austriaco debe intentar el lunes despejar su camino hacia el poder, después de que su primera victoria en unas elecciones parlamentarias haya dejado a la formación antisistema en la necesidad de encontrar un socio para formar una coalición de Gobierno.

El triunfo del euroescéptico y aliado de Rusia FPÖ el domingo fue otro hito en el reciente ascenso de la extrema derecha europea. Pero el partido sufrió inmediatamente un duro golpe de realidad.

Enfrentados al líder del FPÖ, Herbert Kickl, en un estudio de televisión tras conocerse los resultados, los líderes de los demás partidos del Parlamento rechazaron sus propuestas de formar una coalición.

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El FPÖ obtuvo alrededor de 2,5 puntos porcentuales de ventaja sobre el conservador Partido Popular (ÖVP, por sus siglas en alemán), del canciller Karl Nehammer, con un 29% de los votos, su mejor resultado histórico, y Kickl acusó a sus rivales de oponerse a la voluntad del pueblo.

"Mañana habrá un lunes azul y entonces nos pondremos a convertir ese 29% en una realidad política en este país", dijo Kickl a sus seguidores el domingo por la noche, jugando con el hecho de que el azul es el color asociado a su partido.

Kickl, una figura provocadora y polarizadora y aliada del primer ministro húngaro, Viktor Orban, se ofreció a negociar con todos los demás partidos de Austria. La inesperada y clara victoria del FPÖ corre el riesgo de quedar en nada si no encuentra un socio.

El presidente Alexander van der Bellen, antiguo líder de los Verdes que supervisa la formación de gobiernos, instó a todos los partidos a mantener conversaciones y sugirió que el proceso podría alargarse.

La victoria de Kickl animó a los partidos de extrema derecha de toda Europa, donde ha ganado terreno en países como Países Bajos, Francia y Alemania. Ese creciente apoyo podría avivar el riesgo de divisiones dentro de la Unión Europea en torno a políticas clave como la defensa de Ucrania frente a Rusia.

Sin embargo, estas victorias no garantizan el poder de la extrema derecha, ya que otros partidos están dispuestos a negárselo.

El ultraderechista Reagrupamiento Nacional de Francia ganó la primera vuelta de las elecciones en junio, pero se vio frustrada cuando los partidos más moderados retiraron sus candidatos en la segunda vuelta, lo que ayudó a la izquierda a obtener el mayor número de escaños. Al final, la izquierda también perdió cuando el presidente Emmanuel Macron nombró a un primer ministro de centroderecha.

En Países Bajos, el nacionalista Geert Wilders tuvo que renunciar a sus esperanzas de ser primer ministro tras quedar primero en unas elecciones en las que sus rivales se negaron a apoyar un Gobierno liderado por él.

"ORBANIZACIÓN"

Kickl dice que quiere ser un "Volkskanzler", término que los nazis utilizaban para referirse a Adolf Hitler, aunque otros también lo han reivindicado.

Kickl, de 55 años, ha abrazado las teorías de la conspiración, afirmando que el agente antiparasitario ivermectina es eficaz contra el COVID-19, como hizo el expresidente de Estados Unidos Donald Trump. Se opone a la ayuda a Ucrania y quiere que se retiren las sanciones contra Rusia, argumentando que perjudican más a Austria que a Moscú.

Sus partidarios afirman que las políticas de "Austria primero" del FPÖ frenarán la inmigración irregular y estimularán la economía. Los críticos temen que anuncie un Estado más autoritario.

Una victoria del FPÖ significaba que el futuro de Austria como democracia estaba en juego, dijo Irene Rubik, funcionaria jubilada de 69 años y votante de los Verdes, expresando su preocupación de que el país corriera el riesgo de "orbanización", señalando al húngaro Orban.

Fundado en los años 50 bajo el liderazgo de un exlegislador nazi, el FPÖ ha trabajado para moderar su imagen. Los votantes se sintieron atraídos por sus promesas de restringir el asilo y atajar la inflación, aunque su apego a Kickl parece limitado.

Sólo el 2% de los votantes del FPÖ dijeron que Kickl era la razón principal de su voto, el porcentaje más bajo de todos los líderes de partido, según una encuesta de la encuestadora Foresight.

El ÖVP es el único partido que se ha mostrado abierto a formar una coalición con el FPÖ, pero Nehammer ha descartado entrar en el Gobierno con Kickl. Lo repitió el domingo y no hay indicios de que Kickl vaya a echarse a un lado.

Si Kickl no consigue formar coalición, podría abrirse la puerta a algún tipo de alianza entre el ÖVP y los socialdemócratas de centroizquierda, los dos partidos que han dominado la historia política de Austria en la posguerra.

La constante caracterización de Kickl como una amenaza y la negativa de otros partidos a trabajar con él podrían reforzar su imagen de alternativo, según el analista político Thomas Hofer.

"Porque está claro que Herbert Kickl sólo ve en esto una confirmación de su narrativa antisistema, su narrativa antisistema", dijo Hofer.

Con información de Reuters