Este enero, La Rioja conmemora los 208 años de la expedición Zelada-Dávila-Larrahona, un hito fundamental en la historia no solo de la provincia, sino también de la Argentina y de Chile. Comandada por el coronel del Ejército del Norte Francisco Zelada y por el capitán Nicolás Dávila, esta expedición acompañó al cruce sanmartiniano de los Andes, a través de uno de sus cuatro cruces auxiliares. En la actualidad, el recorrido se consolida como una novedosa propuesta turística, que puede realizarse en las modalidades trekking, mountainbike, 4X4 y a caballo o mula.
El plan de ocupación de Chile ideado por el general San Martín se basó en el despliegue de seis columnas, que cruzarían los Andes por diferentes puntos. Las dos principales fueron por Uspallata en Mendoza, a cargo del general Las Heras; y por Los Patos, en San Juan, encabezada por San Martín. Los otros cuatro cruces auxiliares, que se consideran fundamentales en la brillante estrategia militar del General San Martín, y que le garantizaron la victoria en la Batalla de Chacabuco, fueron dos cruces por Mendoza, uno por San Juan y otro desde La Rioja. El objetivo era ocupar el valle de Huasco y Copiapó, tomando a los españoles por sorpresa, hecho que terminó ocurriendo de forma simultánea el 12 de febrero de 1817.
En la actualidad, una travesía con delegaciones gauchas de Guandacol, Gendarmería Nacional, efectivos policiales y público en general, replican todos los eneros el cruce riojano del plan militar sanmartiniano. El recorrido se realiza a caballo, mula o camionetas 4x4 desde Guandacol (departamento Cnel. Felipe Varela), y atraviesa la cordillera hasta el Paso Internacional Come Caballos, ubicado a 4.330 metros sobre el nivel del mar en Barrancas Blancas, para luego pasar al Hito Binacional, donde todos los años se realiza un emotivo acto protocolar.
La réplica de la expedición Zelada-Dávila-Larrahona se convierte, de esta manera, en un destacado atractivo para que los turistas visiten la provincia en el mes de enero, favoreciendo así al sector turístico, especialmente en el Valle del Bermejo. Por lo tanto, con esta original propuesta, la provincia sigue apostando al turismo como motor de crecimiento económico, social y cultural.
Al mismo tiempo, desde el Gobierno provincial manifestaron su interés de que, con esta iniciativa, se ponga en valor la importante participación de La Rioja en la libertad del pueblo latinoamericano. Asimismo, expresaron que el homenaje anual a la expedición ayuda a fortalecer la integración binacional entre Argentina y Chile. El primer paso hacia este camino se dio con la modificación del nombre de la expedición: anteriormente, se solía hablar de la expedición Zelada-Dávila, los dos militares que armaron la columna desde el lado argentino, pero en los últimos años se incorporó el nombre de Larrahona, el militar que hizo lo propio desde el lado chileno.
Más detalles sobre la histórica expedición
La llamada Expedición Zelada-Dávila-Larrahona estuvo integrada por 350 hombres, que debieron superar uno de los pasos más altos de la cordillera, a casi 5.000 metros sobre el nivel del mar, para luego dividirse en dos columnas, hacia Copiapó y Huasco. Copiapó era un centro de desarrollo minero y Huasco el puerto chileno donde podían desembarcar las tropas realistas.
Los integrantes de la expedición provenían de diversos lugares. El general Manuel Belgrano envió a sus mejores hombres del Ejército del Norte desde el cuartel general de Tucumán, pero el aporte principal en hombres y pertrechos provino del Gobierno de La Rioja, que contribuyó con 900 mulas y 1.000 kilos de pólvora, provenientes de una de las dos fábricas que existían en ese entonces.
En abril de 1816 San Martín le pidió al gobernador de La Rioja, Ramón Brizuela y Doria, 50 quintales de plomo para balas, 300 suelas para monturas, correajes y demás artículos. Manuel Belgrano, con anuencia de San Martín, designó como gobernador de la provincia a José Benito Martínez en agosto de 1816, para que organizara la expedición riojana. El coronel Nicolás Dávila armó la tropa reclutando a 150 riojanos. A Fulgencio Peñaloza, comandante de Los Llanos, le pidieron que reclutara a 200 hombres, entre los que estaba un joven Facundo Quiroga.
El 12 de enero de 1817, una vez que el contingente compuesto por 350 hombres estuvo listo, partieron desde Chilecito por la Cuesta de Miranda hacia Guandacol, para trasponer la Cordillera por el Paso de Come Caballos, paralelo al de Pircas Negras y Peñas Negras. Come Caballos era un sendero que transitaban frecuentemente arrieros que trasladaban ganado en pie hacia Copiapó, donde había una gran actividad minera, de la cual participaban muchos riojanos.
Por su parte, el 22 de enero partió la expedición encabezada por el oficial Francisco Zelada, conformada por oficiales riojanos provenientes de familias patricias, descendientes de los pueblos originarios e incluso de africanos que habían llegado a la provincia a partir del siglo XVII. También había comerciantes y mineros chilenos, todos guiados por baqueanos que cruzaban regularmente a Chile arreando ganado.
Según los registros, la Expedición Auxiliar Zelada-Dávila llegó a territorio Chileno el 1° de febrero, donde dividieron sus fuerzas en la unión del Río Cachito y Jonquera, con el propósito de tomar Huasco y Copiapó. Dávila encabezó las filas que tomaron Copiapó, con un ejército aproximado de 80 hombres, mientras que Zelada llegó a Huasco con el resto de las tropas. Esta estrategia se llevó a cabo de acuerdo con lo planificado por el General San Martín para que, de manera sincronizada, los ejércitos llegaran a territorio chileno y tomarán posesión simultánea de ambas ciudades, el 12 de febrero de 1817.