Mientras hacía campaña para recuperar la presidencia de Estados Unidos, Donald Trump dijo que sería capaz de poner fin a la guerra de Rusia en Ucrania en 24 horas, advirtió de que Israel sería "erradicado" si perdía las elecciones y prometió nuevos y radicales aranceles a las importaciones chinas.
Ahora que Trump se ha proclamado vencedor, muchos en su país y en el extranjero se hacen una pregunta urgente: ¿cumplirá su larga lista de amenazas, promesas y pronunciamientos en política exterior?
El republicano ha ofrecido pocos detalles sobre política exterior, pero sus partidarios dicen que la fuerza de su personalidad y su enfoque de "paz a través de la fuerza" ayudarán a doblegar a líderes extranjeros a su voluntad y a calmar lo que los republicanos describen como un "mundo en llamas".
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Los republicanos achacan las crisis mundiales a la supuesta debilidad mostrada por el presidente Joe Biden, aunque sus compañeros demócratas rechazan esa acusación.
Tanto los amigos como los enemigos de Estados Unidos permanecen cautelosos mientras esperan el regreso de Trump a la presidencia en enero, preguntándose si su segundo mandato estará lleno del tipo de turbulencia e imprevisibilidad que caracterizó sus primeros cuatro años.
La presidencia de Trump de 2017 a 2021 se definió a menudo en el escenario mundial por su política comercial proteccionista —"América primero"— y su retórica aislacionista, incluidas las amenazas de retirarse de la OTAN.
Al mismo tiempo, trató de hacer valer su autodenominada imagen de hombre de negocios con capacidad negociadora, celebrando cumbres con Corea del Norte, que finalmente no detuvo su programa de armas nucleares, y mediando en las conversaciones de normalización entre Israel y varios vecinos árabes, que lograron cierto éxito.
"Donald Trump sigue siendo errático e inconsistente cuando se trata de política exterior", escribieron varios analistas del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores en una publicación de blog durante la campaña estadounidense.
"Los europeos todavía se están lamiendo las heridas del primer mandato de Trump: no han olvidado los aranceles del expresidente, su profundo antagonismo hacia la Unión Europea y Alemania", señalaron.
Trump y sus leales desestiman esas críticas, insistiendo en que otros países se han aprovechado durante mucho tiempo de Estados Unidos y que él pondría fin a ello.
PONER FIN A LA GUERRA DE UCRANIA
La forma en que Trump responda a la guerra de Rusia en Ucrania podría marcar el tono de su agenda y señalar cómo tratará con la OTAN y los aliados clave de Estados Unidos, después de que Biden trabajara para reconstruir las relaciones clave que se deshilacharon bajo su predecesor.
El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, felicitó a Trump en la red social X, describiendo el enfoque de Trump de la paz a través de la fuerza como un "principio que prácticamente puede acercar la paz justa en Ucrania".
Trump insistió el año pasado en que el presidente ruso Vladimir Putin nunca habría invadido Ucrania en 2022 si él hubiera estado en la Casa Blanca, y añadió que "incluso ahora podría resolver eso en 24 horas". Pero no ha dicho cómo lo haría.
Ha criticado el apoyo de Biden a Ucrania y ha dicho que bajo su presidencia Estados Unidos se replantearía en profundidad el propósito de la OTAN. El año pasado dijo a Reuters que Ucrania podría tener que ceder territorio para alcanzar un acuerdo de paz, algo que los ucranianos rechazan y que Biden nunca ha sugerido.
La OTAN, que respalda a Ucrania, también podría verse amenazada.
Trump, que ha despotricado durante años contra los miembros de la OTAN que no cumplían los objetivos de gasto militar acordados, advirtió durante la campaña que no solo se negaría a defender a las naciones "morosas" con la financiación, sino que animaría a Rusia a "hacer lo que les dé la gana" con ellas.
"La OTAN se enfrentaría a la amenaza existencial más grave desde su fundación", afirmó Brett Bruen, antiguo asesor de política exterior de la administración Obama.
¿UNA MANGA MÁS ANCHA PARA ISRAEL?
Trump también se enfrentará a un Oriente Próximo volátil que amenaza con descender a un conflicto regional más amplio. Israel está librando guerras en Gaza y Líbano mientras se enfrenta a Irán, su enemigo acérrimo, e incluso a los hutíes de Yemen, que disparan contra su navegación comercial en el mar Rojo.
Trump ha expresado su apoyo a la lucha de Israel para destruir a Hamás en el enclave palestino, pero ha dicho que el primer ministro Benjamin Netanyahu debe terminar el trabajo rápidamente.
Se espera que Trump siga armando a Israel, cuya existencia dijo que habría estado en peligro si Harris hubiera sido elegida —una afirmación desestimada por el Gobierno de Biden dado su firme apoyo a Israel—.
Su política hacia Israel probablemente no impondrá al país condiciones por motivos humanitarios, en contraste con la presión que Biden aplicó de forma limitada. Trump podría dar a Netanyahu más libertad de acción con Irán.
Pero Trump podría enfrentarse a una nueva crisis si Irán, que ha intensificado las actividades nucleares desde que abandonó un acuerdo nuclear con Teherán en 2018, se apresura a desarrollar un arma nuclear.
La última vez que Trump estuvo en la Casa Blanca, presidió la firma de los Acuerdos de Abraham entre Israel, Emiratos Árabes Unidos y Baréin. Pero esos acuerdos diplomáticos no hicieron nada para impulsar la creación de un Estado palestino en Cisjordania y Gaza.
Aun así, es probable que Trump impulse la normalización histórica de las relaciones entre Israel y Arabia Saudí, un esfuerzo iniciado durante su primer mandato y que Biden también ha perseguido.
MENSAJES CONTRADICTORIOS SOBRE CHINA
La dureza frente a China fue un elemento central de la campaña de Trump, sugiriendo que aumentaría los aranceles sobre los productos chinos como parte de un esfuerzo más amplio que también podría afectar a los productos de la UE. Muchos economistas afirman que tales medidas provocarían un aumento de los precios para los consumidores estadounidenses y sembrarían la inestabilidad financiera mundial.
Ha amenazado con ir más lejos que en su primer mandato, cuando aplicó un enfoque —a veces caótico— hacia China que sumió a las dos mayores economías del mundo en una guerra comercial.
Pero al igual que antes, Trump ha presentado un mensaje contradictorio, describiendo al presidente chino Xi Jinping como "brillante" por gobernar con "puño de hierro".
Trump también ha insistido en que Taiwán debe pagar a Estados Unidos por su defensa. Pero ha dicho que China nunca se atrevería a invadir Taiwán, gobernado democráticamente y que Pekín reclama como su territorio, si él fuera presidente.
Otra incógnita es cómo formará Trump su equipo de seguridad nacional, aunque muchos críticos creen que evitará incorporar a republicanos de la corriente dominante que a veces se opusieron a sus iniciativas en su primer mandato.
Muchos ex altos cargos, entre ellos el antiguo asesor de seguridad nacional John Bolton y su primer jefe de gabinete John Kelly, rompieron con él antes de las elecciones, diciendo que no era apto para el cargo.
Trump ha guardado silencio sobre a quién podría nombrar, pero fuentes conocedoras del asunto afirman que es probable que Robert O'Brien, su último asesor de seguridad nacional, desempeñe un papel importante.
Se espera que Trump designe a personas leales a él en puestos clave del Pentágono, el Departamento de Estado y la CIA, dijeron a Reuters asesores y diplomáticos actuales y anteriores.
El resultado, dicen, permitiría a Trump hacer cambios radicales en la política, así como en las instituciones federales que implementan —y a veces limitan— las acciones presidenciales en el extranjero.
(Editado por Don Durfee, Deepa Babington y Alex Richardson; editado en español por Javi West Larrañaga)