Autoridades de la Dirección General de Aduanas (DGA) entregaron a la provincia de Río Negro una colección de 6.400 fósiles de incalculable valor patrimonial, entre la que se destacan ejemplares como el fósil de la flor margarita más antiguo del mundo, de 47 millones de años, informaron fuentes del organismo.
Mediante un alerta internacional, la Aduana había evitado que la colección fuera sacado como contrabando a España, donde llegaron ocultos en contenedores provenientes desde Río Negro, señaló el organismo.
Huevos de dinosaurio, el esqueleto completo de un hadrosaurio, un amonite de más de 20 centímetros de diámetro e incluso, como en Jurassic Park, múltiples piezas de ámbar, de millones de años, con insectos preservados en su interior también formaban parte de las piezas rescatadas y llevadas al Museo de Río Negro Bernardino Rivadavia.
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Por el hecho fueron imputados Rodolfo Pedro Corsolini, supuesto director del Museo privado del Lago Gutiérrez que no estaba registrado ante la Secretaría de Cultura de Río Negro, y su hijo Julián Corsolini, quien "era empleado dependiente" de esa secretaría.
Durante su descargo Julián Corsolini aseguró que el dueño de la carga era su padre pero que fue él quien firmó la salida del contenedor porque viajaba a España.
En tanto, el fiscal Rafael Vehils Ruiz, que interviene interinamente a cargo de la Fiscalía Federal de Bariloche en la causa a cargo del juez federal de Neuquén, Gustavo Villanueva, pidió el procesamiento de los dos imputados, quienes habían apelado a "sofisticados métodos de ocultamiento para sacar la colección paleontológica del país, bajo el pretexto de una supuesta mudanza a España".
Se cree que algunas piezas provienen de otros países, y que el acusado, Julián Corsolini, habría ingresado a la Argentina de contrabando.
Tras su recuperación, el gobierno de Río Negro llevó adelante el operativo de retorno del patrimonio que "Corsolini intentó contrabandear a España en 2020 y así devolverlo a la comunidad", sostuvieron mediante un comunicado oficial.
El disparador del operativo fue una advertencia hecha a las autoridades de Río Negro por vecinos de Corsolini, que habían notado movimientos extraños, pero cuando el aviso llegó a la Aduana, los bienes ya habían salido del país.
Frente a esta situación, la DGA emitió una alerta internacional, solicitando a la Aduana de España la detención e inspección de los contenedores.
Tras el aviso, ese organismo envió al puerto de Valencia especialistas en bienes culturales, que comprobaron la presencia de más de 6.400 piezas de restos fósiles.
Para esconderlos, Corsolini había apelado a dobles fondos y revestimientos de yeso y otros materiales, de manera que no fueran discernibles a simple vista.
La Aduana recordó que la exportación legal de piezas paleontológicas y arqueológicas requiere el aval del Museo Argentino de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia y el Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano (INAPL), establecidos como autoridades de aplicación por la Ley N° 25.743.
Sin embargo, los bienes culturales en cuestión carecían de sus certificaciones, por lo cual la maniobra indebida constituye una transgresión a los artículos 610 y 954 del Código Aduanero, además de la Ley N° 19.943, de Bienes Culturales.
Por todo ello, Corsolini tiene un pedido de captura internacional y podría recibir una pena de hasta 8 años de prisión
Los fósiles son considerados mercaderías de exportación prohibida conforme el art. 610 inciso f del Código Aduanero y el encuadre jurídico es contrabando agravado 864 inciso d) con el agravante del art. 865 inciso g), las penas previstas son de 4 a 10 años de prisión.
Una vez que los bienes culturales retornaron a la Argentina, el Museo Bernardino Rivadavia y el INAPL certificaron su autenticidad y los entregaron a la provincia de Río Negro, de donde pertenecen la mayoría de ellos.
Durante el acto de entrega y en el marco del Día Internacional de Lucha contra el Tráfico Ilícito de Bienes Culturales que se conmemora cada 14 de noviembre, Guillermo Michel, director general de Aduanas, afirmó: "Estamos ante el mayor secuestro de bienes culturales de la historia argentina y es un orgullo poder devolver nuestro patrimonio a su lugar de origen".
"Agradezco enormemente la colaboración del Museo, el INAPL y la aduana española, que han sido determinantes en la recuperación de las piezas", agregó.
A su turno, la subsecretaria de Patrimonio y Cooperación Cultural de Río Negro, Natalia Villegas, destacó que "el trabajo en conjunto entre todos los organismos del Estado" que permitieron que Río Negro "recupere una valiosa colección", es un ejemplo sobre "el cuidado y resguardo de nuestro patrimonio".
Por su parte, Luis Cappozzo, director del Museo Argentino de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia, resaltó "el aporte, cuidado e investigación del equipo de científicos y científicas del Museo en la restitución de este material totalmente valioso".
Y destacó el trabajo de las diversas instituciones de Estado, al servicio de la sociedad: "Es un ejemplo de la integración de los organismos involucrados, cada uno en cumplimiento de sus respectivas misiones, desde sus conocimientos y procedimientos".
Con información de Télam