Decenas de miles de estudiantes del sur de Brasil llevan un mes sin ver sus aulas después de que las catastróficas inundaciones sumergieran algunas escuelas y convirtieran otras en refugios, suscitando preocupación por su salud mental.
De las más de 2.000 escuelas públicas del estado de Rio Grande do Sul, casi una quinta parte permanece cerrada, lo que afecta a unos 185.000 alumnos.
"Tenemos niños completamente traumatizados. Cuando empieza a llover entran en pánico", declaró la secretaria de Educación del estado de Rio Grande do Sul, Raquel Teixeira.
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Las precipitaciones que comenzaron a finales de abril han desbordado varios ríos y lagos del estado de Rio Grande do Sul, el más meridional de Brasil, hasta alcanzar máximos históricos, provocando inundaciones que han causado al menos 169 muertos y más de 580.000 desplazados, según las autoridades estatales.
En el norte de Porto Alegre, la capital del estado, cerca del río Guaiba, que sigue por encima de los niveles de inundación, la escuela primaria Brasilia permanece parcialmente bajo el agua. La cancha de fútbol de la escuela es una piscina, mientras que las aulas y los libros están cubiertos de barro.
"Tenemos impactos en la infraestructura, físicos y materiales; tenemos impactos pedagógicos; tenemos impactos psicológicos, y tenemos impactos emocionales", dijo Teixeira.
En otro lugar de Porto Alegre, en la escuela Roosevelt, el director Marcio Freitas dijo que los empleados saben que serán el apoyo emocional de los padres y de unos 800 alumnos en cuanto vuelvan a las clases, que se espera que se reanuden a principios de junio.
"Tener esta situación (de inundación) en nuestro último año de escuela, además de haber perdido nuestros últimos años de escuela primaria (por COVID-19), nos da (...) un sentimiento muy malo", lamentó Sophia Souza Assumpcao, estudiante de último año de secundaria en Roosevelt.
Freitas, el director, explicó que se ha enfrentado a muchos retos trabajando en la educación pública, pero ninguno tan grande como éste. Aún así, añadió que la formación de estudiantes no da tiempo para sufrir. "Si te caes tienes que levantarte rápido. Así es la vida en la educación".
Con información de Reuters