El seguimiento satelital de las ballenas en la provincia de Chubut comenzó su octava temporada con la expectativa de superar los 100 ejemplares monitoreados a fines de esta campaña, según informó el Instituto de Conservación de Ballenas (ICB).
"Cuando finalice la temporada actual de seguimiento, el proyecto que comenzó en el 2014, habrá logrado monitorear satelitalmente la travesía de 102 ballenas francas australes", precisó el informe.
A lo largo de octubre pasado, se equiparon 16 ballenas francas australes (Eubalaena australis) en el Golfo Nuevo, sobre la cara sur de Península Valdés, en el extremo noreste del Chubut, lugar al que los ejemplares llegan para realizar su ciclo vital de apareamiento, parición y adiestramiento de las crías.
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"Transcurrido un tiempo de la colocación de los transmisores (que puede variar entre días y meses), los dispositivos se desprenden sin haber afectado la salud de los ejemplares, ni su comportamiento", se aclaró en el documento publicada en la web oficial del instituto.
En la Península Valdés, la población de ballenas es estudiada desde hace más de 50 años.
Sin embargo, la incorporación de la tecnología desde la década pasada, permite obtener datos en tiempo real sobre los movimientos en el Atlántico Sudoccidental y los mares subantárticos durante las migraciones en búsqueda de alimento.
"El proyecto, iniciado en el 2014, se realiza a partir de la articulación de esfuerzos de un equipo integrado por organizaciones de la sociedad civil, instituciones académicas y gubernamentales", destacó el ICB.
Este año, las ballenas intervenidas fueron 15 hembras adultas acompañadas con sus crías, a las que se bautizó con nombre de deidades griegas y solo un individuo solitario juvenil, quien fue nombrado Zeus.
Durante esta temporada, cuatro de los transmisores utilizados fueron producidos con una nueva generación de componentes electrónicos.
Los logros de este programa a lo largo de los 8 años aportaron valiosa información, por ejemplo la identificaron de las áreas y distancias recorridas en un viaje migratorio completo de una ballena solitaria llamada Papillón en 2014, y otra de una madre con cría llamada Electra en 2022.
También se logró conocer las diferencias del viaje migratorio de Antares/Atrevida, una misma ballena en dos momentos diferentes de su ciclo de vida (2015 y 2021), una vez siendo madre y otra sin cría.
Toda esta información, adicionalmente, se enriquece al poder conocer las historias de vida de muchas de las ballenas que han sido parte de este proyecto.
El plan cuenta con el financiamiento de organizaciones de Argentina, Brasil y Estados Unidos, sobre todo para el desarrollo de la tecnología utilizada en los dispositivos.
Los aprendizajes tienen un valor doble, porque además del "aquí y ahora" de la población, la experiencia podrá ser replicada en diversas poblaciones de ballenas críticamente amenazadas alrededor del mundo.
El programa Cuenta con el aval de la Comisión Ballenera Internacional a través del Plan de Manejo y Conservación de la Ballena Franca del Atlántico Sudoccidental, del Ministerio de Relaciones Exteriores de la República Argentina, de las provincias de Chubut y Río Negro y de la Prefectura Naval Argentina.
Asimismo recibe aportes de información y fotos de integrantes de la Asociación de Guías Balleneros y la comunidad de Puerto Pirámides, y de la Asociación de Prestadores de Servicios Náuticos del Municipio de San Antonio Oeste.
A lo largo de sus travesías entre las áreas de reproducción y las de alimentación, las ballenas que tienen a Valdés como base, recorren zonas económicas exclusivas de diferentes países y las aguas internacionales adyacentes, por lo que esta red de colaboración global permite coordinar esfuerzos a nivel regional para la conservación de la especie.
Con información de Télam