El Vaticano desearía establecer una oficina permanente en China, en lo que supondría una importante mejora de las relaciones diplomáticas con Pekín, declaró el martes el cardenal secretario de Estado, Pietro Parolin.
Las relaciones entre el Vaticano y China han sido históricamente tensas, pero el papa Francisco ha tenido como prioridad normalizarlas, basándose en un pacto histórico de 2018 sobre el nombramiento de obispos.
"Esperamos desde hace tiempo poder tener una presencia estable en China", dijo Parolin, quien es adjunto de Francisco, y añadió que el Vaticano podría considerar nuevas fórmulas diplomáticas para ello.
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El Vaticano obtuvo el año pasado el permiso para tener un representante papal residente en Vietnam, otro país de Gobierno comunista con el que no mantiene relaciones diplomáticas. Parolin sugirió que un enviado a China podría tener un título diferente.
"La forma puede ser diferente, no nos fijemos en una sola manera", señaló.
El cardenal dijo que el reconocimiento del Vaticano del Consejo de Obispos Chinos, que está controlado por el Partido Comunista Chino, también estaba en la agenda, y que era un "trabajo en progreso".
Parolin habló en una conferencia sobre la Iglesia católica en China organizada por el Vaticano, que ofreció una plataforma poco frecuente para conversaciones de alto nivel entre ambas partes.
En un videomensaje para la conferencia del martes, Francisco dijo que la Iglesia católica ha progresado en China y en otros lugares "a través de caminos imprevistos, incluso en tiempos de paciencia y de prueba".
Pekín ha seguido una política de "sinicización" de la religión, tratando de erradicar las influencias extranjeras e imponer la obediencia al Partido Comunista. Se calcula que hay entre 10 y 12 millones de católicos en China.
Con información de Reuters