Poco a poco y de forma global, el mercado de cannabis ha empezado a tomarse seriamente y a perder gran parte de los estigmas que lo relegaron a una posición difícil y sensible a la hora de discutir su uso, ya sea medicinal o recreativo. Ante estos cambios, lentos pero decisivos, es sabio tener en cuenta un posible futuro donde la producción y venta de productos derivados del cannabis en Argentina tengan lugar, creando de esta manera nuevas formas de empleo.
Países como Canadá, Estados Unidos y Reino Unido han creado, paso a paso, un mercado de cannabis viable y fructífero en materia económica. En referencia a países latinoamericanos, es inevitable nombrar a Colombia y a Uruguay (pionero en cuanto la habilitación del consumo y producción) quienes también han alcanzado resultados esperanzadores no sólo en lo financiero sino también en las cuestiones médicas.
Específicamente aquí en nuestro país, en noviembre del año pasado se reglamentó la Ley de Uso Medicinal del Cannabis, la cual extiende el uso de las propiedades de la planta además de ciertas patologías exceptuadas anteriormente. Este es un enorme avance ya que implica la legalidad del cultivo doméstico, amplía la cantidad y tipo de pacientes que puede alcanzar, promueve que se investigue aún más sobre el tópico y permite que ciertos derivados del cannabis puedan producirse con mayor libertad.
Según uno de los Documentos para el Cambio Estructural, compuesto por Andrés López y disponible en la página del gobierno nacional argentino, al hablar de un futuro negocio debemos saber que el cannabis puede ser producido con fines agrícolas, industriales y en horticultura.
Antes de ampliar la cuestión de futuros empleos dentro de este negocio es bueno entender, de forma superficial, al menos, de qué hablamos al referirnos al cannabis, una planta que ha sido estigmatizada y se ha encontrado bajo el prejuicio social por décadas.
¿Qué es el cannabis?
El cannabis (conocida en términos científicos como cannabis sativa) es una planta anual, alógama, compleja y repleta de compuestos como terpenos, flavonoides, esteroides y otros más, acorde al documento de López. Con sus muchísimos derivados puede fabricarse casi de todo, no sólo medicinal o recreativo, sino también desde lo cosmético hasta alimentos, infusiones, textiles y elementos de construcción, entre otros. No entraremos en el terreno de las subespecies porque ya es más complicado y menos pertinente.
La ambición por conocer más de las propiedades del cannabis (y el THC, específicamente) no existe sólo en los países europeos y norteamericanos, también en Latinoamérica y, naturalmente, en Argentina. Estas propiedades son potencialmente útiles en diversos campos como los nombrados, pero existe una concentración general destinada a sus usos medicinales.
Es por estas razones, que la ley establecida en noviembre de 2020 provee al país de una gran oportunidad, tanto en el campo de investigación como en futuros negocios e industrias que serán esenciales dentro de un enorme espectro pero primordialmente en el ámbito de la medicina.
El futuro laboral en relación al cannabis
Tengamos en cuenta que para producir cannabis pueden utilizarse tres clases de instalaciones, la producción en campo (la planta se alimenta del sol y la protección de sus trabajadores), en invernáculos (luz solar filtrada y un ambiente parcialmente controlado) o interior (utilizando luz artificial y controlando el ambiente en su totalidad).
Las oportunidades en cuanto al trabajo relacionado con el cannabis serían inmensas si la leyes continúan disminuyendo las restricciones como hasta el momento. Claro que los posibles empleos variarán dependiendo los estudios y capacidades de las personas, pero el mercado del cannabis promete un rango laboral muy amplio y diverso para todos.
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Empleos en la producción agrícola: la mano de obra agrícola será esencial para su producción y cuidado y probablemente serán la mayoría de empleados en el mercado. Tendrá como objeto principal cosechar todas las partes de la planta (incluso la raíz). Estos también se encargarán de plantar las semillas encargadas de distintas variedades que sean óptimas para crecer en el suelo determinado.
Acorde al documento de López, la producción de cannabis podría variar entre tres y diez meses, dependiendo de las condiciones ambientales y agronómicas. Con el futuro se crearán cursos para proveer a los futuros trabajadores con las herramientas y métodos necesarios para la producción y distribución tanto de cannabis como de sus derivados.
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Industriales: desde el punto de vista farmacológico, es ideal que la producción industrial aumente y, con ellos, los operadores de dichas industrias. A la hora de crear derivados que pueden ir desde el papel hasta el aceite de cannabis medicinal, es imperativo que las pequeñas, medianas o grandes industrias sean expertas en la materia, sobre todo siendo capaces de dosificar y estabilizar los componentes más complejos del cannabis.
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Científicos y botánicos: para el ámbito de la investigación se necesitarán profesionales capacitados para llevarlas a cabo tanto para las primeras etapas (desarrollo de variedades, geografía, cultivo) como para su etapa final, que sería la industrial (procesos de transformación oir, productos derivados, entre otros).
El campo de investigación es esencial para promover y evolucionar la producción de cannabis, ya que estos conocimientos proveerán a los gobiernos de mayor seguridad y confianza para con los productores.
Argentina tiene grandísimas posibilidades de crecer económicamente mediante el agronegocio del cannabis. Acorde a investigaciones, el kilo de la flor de cannabis cuesta cien dólares menos que una tonelada de soja. El cannabis también permitiría crear bioplásticos, ladrillos y hasta dulces para niños. Gracias a nuestro clima en general y la voluntad de miles de trabajadores nuevos, producir esta planta sería barato y se encontraría con el apoyo de farmacéuticas nacionales muy reconocidas en todo el mundo.
Claro que la mayor fama se concentra en el aceite de cannabis, por eso negocios como vender cbd online permitiría a muchas empresas farmacéuticas crecer monumentalmente. A la larga, la producción y distribución del cannabis y sus derivados ofrece una infinidad de beneficios tanto en materia económica o laboral, y es una oportunidad que puede ser aprovechada.