El Mediterráneo se ha convertido en un foco de incendios forestales, en medio de una ola de calor que aumenta el riesgo de nuevos siniestros y de contaminación por humo en toda la región, según dijo el miércoles un servicio de vigilancia atmosférica de la Unión Europea.
Los incendios están haciendo estragos en países como Grecia y Turquía, donde miles de personas han sido evacuadas de sus hogares y donde el martes las llamas amenazaron con alcanzar una central eléctrica de carbón.
Mientras, el sur de Europa experimenta una intensa ola de calor, que en algunos lugares de Grecia marcó temperaturas de más de 46 grados Celsius el martes.
Los científicos afirman que el cambio climático inducido por el ser humano hace que las olas de calor sean más probables y graves. El Servicio de Vigilancia Atmosférica Copernicus (CAMS, por sus siglas en inglés) de la UE señaló que las condiciones de calor y sequedad elevaron el peligro de nuevos incendios, aunque las altas temperaturas por sí solas no desencadenan las llamas, que necesitan una fuente de ignición.
El CAMS vigila los incendios forestales mediante satélites e informes terrestres, y señaló que las emisiones y la intensidad de los fuegos están aumentando rápidamente en Turquía y el sur de Italia.
En Turquía, un indicador clave de la intensidad de los incendios -la "capacidad radiante del fuego", que mide la energía producida por la quema de árboles y otras materias- alcanzó los valores diarios más altos desde que se comenzaron a registrar datos en 2003.
Las humaredas causadas por las llamas en el sur de Turquía eran claramente visibles en las imágenes de satélite de la región, y la gran magnitud de los incendios provocó altos niveles de contaminación por partículas en la zona del Mediterráneo oriental, según el CAMS.
"Es especialmente importante vigilar de cerca estos incendios de gran intensidad, ya que el humo que emiten puede repercutir en la calidad del aire a nivel local, y el viento puede propagarlo", dijo el científico principal de Copernicus, Mark Parrington.