En un corto lapso, las criptomonedas han evolucionado de ser una novedad a convertirse en disruptores multimillonarios. Bitcoin y otros activos digitales se han transformado en inversiones y medios de transacción para una variedad de bienes y servicios. Sus partidarios argumentan que estas monedas digitales democratizan el dinero, desafiando el control financiero tradicional. Sin embargo, algunos sostienen que la falta de regulación empodera a grupos criminales y exacerba la desigualdad, mientras que enfrentan volatilidad en los mercados y altos consumos de energía.
Las regulaciones globales varían, con algunos países adoptando criptodivisas y otros restringiéndolas. En febrero de 2023, 114 países, incluidos EE. UU. y varias naciones africanas, están considerando desarrollar sus propias monedas digitales de banco central (CBDC) para competir con el auge de las criptomonedas, una fuerza fascinante y controvertida que está moldeando el futuro financiero mundial.
En este contexto, surge la pregunta: ¿por qué los bancos centrales africanos deberían considerar la moneda digital? Las transacciones financieras digitales se vuelven más comunes, alejándose del efectivo. Las instituciones financieras procesan más transacciones digitalmente que en visitas físicas tradicionales.
El sector de los juegos ha visto la incorporación de activos digitales basados en blockchain, permitiendo a los jugadores comprar, vender e intercambiar objetos del juego con valor en el mundo real. Esto ha impulsado la creación de plataformas de juego y economías virtuales basadas en blockchain.
El comercio electrónico también se ha adaptado rápidamente, integrando criptomonedas como alternativa de pago. Grandes minoristas y mercados en línea ahora aceptan monedas digitales, ampliando su base de clientes a nivel global y facilitando transacciones internacionales.
Incluso los casinos en línea están participando. Nuevos usuarios pueden disfrutar de bonos sin depósito, realizar apuestas y retirar ganancias en forma de criptomonedas. El sector de viajes y hostelería también ha adoptado las criptomonedas, con algunas aerolíneas, hoteles y agencias de viajes aceptándolas en sus reservas.
El potencial de las monedas digitales para mejorar las economías y sistemas financieros africanos es significativo y diverso. Un enfoque clave se encuentra en la mejora de la inclusión financiera, especialmente a través de las monedas digitales de los bancos centrales (CBDC). Estas podrían acercar los servicios financieros a aquellos que anteriormente carecían de cuentas bancarias, especialmente si se diseñan para su uso fuera de línea. En zonas remotas sin acceso a Internet, las transacciones digitales podrían realizarse a un costo bajo o nulo mediante teléfonos sencillos. Ya se han iniciado proyectos piloto de CBDC en países como Sudáfrica, Ghana y Nigeria. Además, las CBDC podrían desempeñar un papel crucial en la distribución de ayudas sociales en momentos de crisis.
Otro beneficio se relaciona con la mitigación de la volatilidad de la moneda. Las CBDC podrían ayudar a estabilizar las economías africanas al introducir un "estándar de dinero electrónico", lo que podría llevar a una menor inflación e incluso a la inflación cero. La eliminación del límite inferior cero podría lograrse mediante herramientas ya disponibles para los bancos centrales, promoviendo el crecimiento económico y la estabilidad a largo plazo.
La facilitación de transacciones transfronterizas es otra ventaja. Una plataforma de pagos públicos transfronterizos podría permitir el comercio de representaciones digitales de las reservas de bancos centrales entre instituciones financieras reguladas, agilizando el comercio seguro sin necesidad de regulaciones individuales por parte de cada banco central. El uso de una única plataforma y la programabilidad permitirían intercambios eficientes y seguros, al tiempo que cumplirían con los requisitos de cumplimiento contra el blanqueo de capitales.
La adopción de CBDC también puede contribuir a la lucha contra actividades ilegales. Mediante una blockchain segura e inmutable, las transacciones financieras pueden rastrearse y registrarse, dificultando las operaciones ilegales. Esto proporciona mayor transparencia y seguridad en el entorno financiero, permitiendo una detección eficiente de actividades sospechosas por parte de las fuerzas del orden y reguladores.
Además, la reducción de costos de transacción es un factor esencial. Los bancos centrales africanos exploran las monedas digitales para abordar los altos costos asociados con métodos de pago tradicionales, que involucran intermediarios y comisiones. Las monedas digitales pueden agilizar y abaratar las transacciones financieras, y al operar en redes descentralizadas, se eliminan intermediarios y se reducen las tasas de procesamiento y el tiempo necesario para completar las transacciones.
En conclusión, el potencial de las monedas digitales de los bancos centrales (CBDC) en África es prometedor. Ofrecen mayor inclusión financiera, control monetario, bajas comisiones y estabilidad cambiaria. Países como Sudáfrica, Ghana y Nigeria ya experimentan con CBDC. Sin embargo, los gobiernos deben enfrentar desafíos. Mejorar la infraestructura digital y la formación técnica son esenciales. Para preservar la privacidad y seguridad financiera, se requiere fortalecer la identificación nacional y la ciberseguridad. Abordando estos asuntos, los bancos centrales africanos pueden guiar hacia un panorama financiero más resistente y abarcador en la era digital.