Desde distintos puntos del país surgieron voces que advirtieron sobre los intentos de relativizar, cuando no negar, el cambio climático y sus efectos, así como la pretensión, expresada anoche por la candidata a vicepresidenta por La Libertad Avanza, Victoria Villarruel, de que Argentina se aparte del consenso mundial logrado en la ONU en torno a los objetivos de desarrollo sostenible de cara al 2030.
Desde Ushuaia, el doctor en biología e investigador principal del Conicet Adrián Schiavini, que se desempeña en el Centro Austral de Investigaciones Científicas (Cadic), opinó hoy que oponerse a la Agenda 2030 de mitigación de los efectos del cambio climático revela "ignorancia y contradicción".
Oponerse a la Agenda 2030 con argumentos como el que dice que representa un producto del enemigo imaginario "marxismo cultural" o que se "privilegia el Estado argentino por sobre la imposición de otros países" solo revela ignorancia y contradicción", analizó el especialista en ecología y conservación de aves y mamíferos.
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"Ignorancia porque desconoce la interconexión que existe hoy en el mundo en el desarrollo de políticas públicas que trascienden fronteras y promueve el negacionismo para con la ciencia, como la acción contra el cambio climático y la sobreexplotación del ambiente", fundamentó el científico.
Y contradicción porque "uno de los estandartes de la propuesta libertaria es la dolarización, lo que inclusive abriría la puerta a la intervención de la justicia norteamericana en nuestro país, como ya ésta lo ha manifestado", abundó el científico.
En tanto, Diego Rodríguez, investigador del Conicet y director del Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras de la Universidad Nacional de Mar del Plata, señaló a Télam que "los valores que guían a la Agenda 2030 están asociados a los valores humanos básicos: libertad, paz, prosperidad". Y aseguró que "desconocer sus objetivos es desconocer los problemas que tiene la humanidad".
"Como sociedad tenemos que entender que son líneas de acción que el mundo ha consensuado y adoptado. Nosotros tenemos la responsabilidad de llevarlas adelante, y desconocer eso es cómo pensar que no somos parte del mundo", enfatizó Rodríguez, para quien "en un país con un 50 por ciento de pobres y con una dependencia enorme de los combustibles fósiles, la sociedad tiene que exigir a sus gobiernos que respeten esas líneas de acción consensuadas a nivel global".
Consultado por Télam, Néstor Ruiz, perito ambiental y vocero de la ONG Asamblea Ambiental "Juntos Podemos en un Ambiente Sano", de Jujuy, advirtió que "la implementación" de la Agenda 2030 "ha resultado ser una nueva expresión colonial". Y lo ejemplificó con la explotación del litio: "En el caso de la Puna argentina chilena y boliviana, la explotación de litio está produciendo desertificación y desecamiento con la destrucción de la biodiversidad y la expulsión de las poblaciones indígenas campesinas que lo habitan, como ya pasó en Chile y está pasando en Catamarca".
"La Agenda 2030 es una imposición de Davos (NdR: sede suiza de encuentros del poder económico global y gobiernos), es decir de los más ricos del planeta a las Naciones Unidas y a través de ella al resto de la población mundial y que implica el enriquecimiento abusivo del norte global y la explotación y el saqueo en el sur de nuestro planeta".
Con información de Télam