El Instituto Antártico Argentino (IAA) inició este año, por primera vez en su historia, estudios antropológicos, sobre la práctica humana en la Antártida, ampliando así el área de investigación en Ciencias Sociales de la institución, destacó en la base antártica argentina Carlini, la doctora en Antropología (UBA) e investigadora del IAA, María Laura Fabrizio.
Fabrizio es la primera antropóloga del IAA en viajar para realizar este tipo de estudios en bases antárticas argentinas, en el marco de la Campaña Antártica de Verano (CAV) y se quedará hasta el 6 de febrero.
"En la CAV lo que venimos a abordar tiene que ver con los modos de producción de conocimiento en la Antártida, cómo se articulan saberes técnicos con académicos, los condicionantes, las dimensiones que hay que tener en cuenta para producir conocimiento acá: la cuestión climática, el trabajo con los buzos, y el trabajo entre diversos grupos de sujetos que articulan en la Antártida, ponen en juego todos sus saberes en pos de producir una muestra, también la convivencia entre las prácticas civiles y militares", dijo la experta a Télam.
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Y agregó: "La idea es problematizar el trabajo, pensar los problemas sociales que surgen en las prácticas humanas. No es lo mismo la campaña de verano que la invernada.
Asimismo, contó que registra todo porque "es la primera vez que venimos con este tipo de estudios, por lo menos desde el instituto y es una apertura del campo".
Para trabajar, la doctora en Antropología acompaña a todos los científicos en sus tareas de campo, observa cómo trabajan, y qué hacen con las muestras que toman.
"Hago trabajo de campo y entrevistas en profundidad para complementar esos registros y después voy a analizarlos en Buenos Aires", explicó Fabrizio.
"Muchas de esas entrevistas van a formar parte de un Archivo de Historia Oral que llevamos adelante desde IAA con otras instituciones", adelantó.
"Lo que observo es que se arman comunidades de prácticas en las que los conocimientos y los saberes, que muchos ya traen, empiezan a circular entre los distintos grupos y personas. Y mucho del saber se produce acá in situ, como por ejemplo aprender a poner una red en un mar antártico para tomar el pez que deben muestrear, que es algo que no se enseña en la facultad, y dependen de ese aprendizaje, lo mismo el saber de cómo sacar sangre a skúas y pingüinos", compartió, a modo de conclusiones preliminares.
También entre los grupos de trabajo se "bautizan" con el nombre de lo que estudian: 'el grupo pingüinos', 'el grupo mamíferos' y se dicen 'me voy con pingüinos al refugio'. "Es interesante cómo se empiezan a autorreferenciar", subrayó.
Entre las líneas que desarrolla, también está el abordaje de las familias que invernan, las trayectorias educativas de los niños que transitan su escolaridad en la Antártida, concentrados en la Base Esperanza.
Sobre esto, la investigadora realiza entrevistas en Buenos Aires a personas que tienen más de 18 años que fueron niños/as invernantes, y a sus familias y docentes.
"Cuando se abre la puerta de venir con las Ciencias Sociales a estudiar la Antártida, es un mundo muy extraño y particular, se abren un montón de líneas posibles de investigación. Ese mundo ocurre en una comunidad, en un lugar del que nadie puede irse por extrañar a la familia, hay un desarraigo, el desarrollo de nuevas comunidades de familias. El sentido de familia que hay que problematizarlo, porque no todos cuando dicen 'somos una familia' están pensando en lo mismo. Voy registrando todo y se me van apareciendo preguntas que quiero trabajar", concluyó.
El área de Ciencias Sociales de IAA es la más nueva del instituto. Se creó en 2016 y formalmente en 2020. El equipo está conformado por un historiador, un sociólogo, dos personas que se dedican a la comunicación y la antropóloga.
Con información de Télam