La Amazonia brasileña registró casi 3.000 incendios en febrero, un récord para este mes del año, lo que expertos relacionan directamente con el cambio climático y la actividad agropecuaria.
A un día de finalizar el mes, datos satelitales mostraron 2.940 focos activos de fuego, 67% más del máximo previo de 1.761 incendios, de febrero de 2007, según datos divulgados el miércoles por el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE).
Se trata del peor registro para el segundo mes del año desde que comenzaron a recabarse estos datos, en 1999, consignó la agencia AFP.
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La cifra cuadruplica la cantidad de focos ígneos de febrero del año pasado (734).
"El factor climático ciertamente juega un papel fundamental en esta anomalía de incendios", que se concentran en el norte de la región, dijo Ane Alencar, directora científica del Instituto de Investigación Ambiental de la Amazonía (IPAM Amazonia).
Según los registros del INPE, el estado de Roraima (norte), que alberga la reserva indígena yanomami, concentra la mayor cantidad de incendios, con 2.001 focos activos.
Como referencia, en todo 2023 en ese vasto territorio fronterizo con Venezuela el INPE registró 2.605 focos.
"Hemos visto la Tierra batir récords y récords de temperatura. Cada año es el año más caluroso, y esto tiene una sinergia con los fenómenos climáticos", como las sequías, dijo Alencar.
Una devastadora sequía azotó la Amazonía entre junio y noviembre del año pasado. Afectó a millones de personas en toda la cuenca amazónica, atizó enormes incendios forestales, redujo o hizo desaparecer las principales reservas de agua y causó estragos en la fauna.
Ese "estrés" ambiental, según Alencar, "genera todas las condiciones necesarias para que cada incendio se convierta en un gran incendio", lo que se vuelve muy complejo de combatir debido a las condiciones geográficas.
Sin embargo, "probablemente los fuegos fueron iniciados por personas en sus prácticas agrícolas", sostuvo la experta del IPAM, una organización no gubernamental que forma parte de la red Observatorio del Clima.
Mientras especialistas asociaron esa sequía histórica en la Amazonia con los efectos del episodio meteorológico El Niño, un estudio realizado por científicos del World Weather Attribution (WWA) publicado a finales de enero afirmó que el cambio climático causado por la contaminación atmosférica fue el principal responsable.
El gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva también responsabilizó a los "criminales" que desatan los incendios para despejar el suelo y prepararlo para la agricultura o ganadería.
Lula prometió acabar con la deforestación ilegal en Brasil para 2030 al volver al poder, en enero de 2023.
En su primer año de mandato, la destrucción de árboles en la Amazonia cayó a la mitad respecto a 2022.
Por su parte, el servicio de monitoreo europeo Copernicus llamó la atención este miércoles sobre la situación de incendios forestales en Brasil, Venezuela y Bolivia, que están generando niveles de emisiones de carbono a la atmósfera desconocidos desde hace dos décadas.
"Se observó una alta intensidad de incendios forestales y emisiones en la selva amazónica del norte, particularmente en el estado brasileño de Roraima, lo que llevó a las mayores emisiones de carbono registradas para febrero desde al menos 2003, no solo para Roraima sino para Brasil en su conjunto", dijo Copernicus en un comunicado.
Con información de Télam