A principios de diciembre, se llevó a cabo durante tres jornadas el 1° Festival Regional del Alfajor Formoseño, en el Galpón "G" del Paseo Costanero “Vuelta Fermoza”, en la ciudad capital. En este evento, la provincia consagró como campeón al emprendimiento Miel y Canela, con un alfajor de sableé de maní, relleno de dulce de leche y pomelo rosado, que es una representación de la gastronomía y cultura local.
Griselda Ruíz, propietaria del emprendimiento, aseguró que desde el emprendimiento se mantienen trabajando hace mucho tiempo con productos regionales: "Para nuestros eventos muchas de las personas que nos contratan nos piden productos regionales, que son eventos en los que vienen gente de Buenos Aires, viene gente de otros lugares a comer productos de Formosa".
"Ya tenemos pedidos, así que estamos a full entregando y haciendo. Nos están escribiendo desde que ganamos la competencia y desde ahí no paramos de trabajar", agregó.
Miel y Canela es un emprendimiento nacido durante la pandemia, conformado por tres personas que le aportan mucha dedicación a cada uno de sus productos: "Hay una chica que estudia en un turno y en otro turno trabaja; la otra chica también trabaja y también viene a trabajar en la pastelería. Yo sí me dedico exclusivamente 100% a la pastelería".
El éxito rotundo del 1° Festival Regional del Alfajor en Formosa
Durante tres jornadas, el festival puso en valor la identidad, creatividad y capacidad de la cocina regional y de sus productos autóctonos, lo cual generó una amplia aceptación por el público asistente. Según indicó el subsecretario de Empleo, Rodrigo Sandoval, el evento contó con la participación de 23 expositores, más de 60 comerciantes de diferentes ramas y unos 50.000 visitantes. "Esto fue un apoyo de las familias formoseñas a los emprendedores. Estimuló la economía y buscó que el turismo no deje de estar activo, para así paliar la difícil situación económica que está viviendo la Argentina", sostuvo Sandoval.
Por su parte, el ministro de Cultura y Educación de la provincia, el ingeniero Julio Aráoz, valoró el apoyo de los formoseños a los distintos emprendimientos que se presentaron en este homenaje a la golosina favorita de los argentinos. "Fue un evento que nos ha sorprendido a todos gratamente. La respuesta de todos los visitantes fue sorprendente y, más aún, al ver el nivel de ventas de los emprendedores; mayormente, la de los locales, que han elegido desarrollar alfajores con sabores muy formoseños, lo que nos da una gran satisfacción", sintetizó Aráoz.
Los más de 20 expositores, provenientes de distintos puntos del país, pusieron a la venta una gran variedad de alfajores, que incluyeron sabores clásicos y novedosas versiones gourmet. Leandro Sampietro, responsable de la marca porteña Alfawine, se mostró gratamente sorprendido por la amplia convocatoria del evento: "Me quedé sin stock, sin ninguna unidad para vender. La mayoría de los alfajoreros nos quedamos sin stock faltando tres horas para que termine el evento, así que fue algo impresionante. Es la primera vez que vengo a Formosa y fue increíble la gente, totalmente amorosa, una calidez impresionante". Con respecto al producto que elabora, Sampietro detalló: "Hacemos alfajores con corazón de vino. Tenemos de malbec, de torrontés, frambuesas al malbec y también maracuyá al chardonnay. Tratamos de combinar los sabores del chocolate con las cepas de vino, haciéndolo lo más natural posible. Todo es 100% artesanal y sin conservantes".
Además del alfajor de Miel y Canela, hubo varios productos que también compartieron el podio. El segundo puesto fue para Fan de lo Dulce, un emprendimiento de El Colorado que presentó un alfajor de masa de miel, relleno de mermelada de mamón casero y baño de chocolate blanco. Algunos de los productos regionales que se utilizaron para hacer este alfajor son la miel de abeja de campo, traída del kilómetro 213 por productores coloradenses; y el mamón, un fruto cultivado por pequeños productores locales.
El tercer puesto fue para Mitaí, con su alfajor de algarroba y guayaba. Su masa sableé está hecha con una mezcla de harina y almidón de maíz, haciéndola suave y enriquecedora; mientras que la harina algarroba, producida en el oeste formoseño por las comunidades originarias y criollas, aporta un sabor dulce, que asemeja al cacao. El relleno fue realizado con mermelada de guayaba, una fruta que se cultiva localmente, y la cubierta del alfajor consistió en un baño de glasé, saborizado sutilmente de algarroba.
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