Luisa Kuliok llega a la Fiesta Nacional del Teatro en medio de una poderosa programación

04 de octubre, 2022 | 15.39

(Por Héctor Puyo, enviado especial) La llegada de Luisa Kuliok a la ciudad de Resistencia para presentar "Juana vive!", dirigida y adaptada por Rosa Celentano a partir de un original de Andrés Lizarraga, es uno de los acontecimientos de la 36ta. Fiesta Nacional del Teatro, mayormente integrada por artistas y elencos provinciales independientes.

La actriz, que desde hace varios años ha demostrado que es mucho más que una estrella de la telenovela romántica, se presentará mañana a las 22 en el renovado Complejo Cultural Provincial Guido Miranda, lugar emblemático de la capital chaqueña, en Colón 164, con entradas previsiblemente agotadas.

A partir de la original "Proceso a Juana Azurduy", la obra propone un encuentro de la gran libertadora con un abogado de oficio –interpretado por Roberto Romano y con Juan Palomino en la voz en off– impuesto por el Poder, momentos antes de presentarse ante el Tribunal para ser juzgada.

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Dicen Kuliok y Celentano: "Juana Azurduy es hija flor y animal de la América latina, luchadora ardiente por el derecho esencial de la soberanía de los pueblos y de los cuerpos mancillados a lo largo de la historia. Cuando el clamor de las mujeres está encontrando cauce, cuando los dolores ancestrales cobran fuerza pública para transmutar el mundo y sus injusticias, su presencia viva es luz, inspiración y compromiso".

En tren de afrontar heroínas del continente, la dramaturga Marta Cort y Paula Tabachnik presentaron en la víspera "Cuenca. Todo debajo", una ficción histórica que se inspira en la figura de Melchora Cuenca (1790-1870), una lancera del Ejército de los Pueblos Libres en las Provincias Unidas del Río de la Plata, que además de maestra fue compañera sentimental del general José Gervasio Artigas.

El oriental fue el primero que proclamó la Independencia de las provincias rioplatenses el 29 de junio de 1815, en Concepción del Uruguay, Entre Ríos, en el denominado "Congreso de los Pueblos Libres" o "de Oriente", donde Melchora tuvo una importancia fundamental; aunque las autoridades unitarias de Buenos Aires desoyeron el mandato, lo que con los años significó la separación de la Provincia Oriental y el exilio definitivo del héroe en Paraguay.

La pieza, actuada por Marta Cot y Olga Lucía Salamanca, es otro aporte al papel de las mujeres en la emancipación americana, servido con imaginación y respeto, y a contramano de la historia oficial poblada por nombres masculinos. Tiene una investigación sobre la música utilizada en la época que se narra a cargo de Salamanca, con Diego Perichón como autor de la canción "Quepo en tu cuenco", Michay Fernández Quintero como iluminador y Julia Ruedas y el Colectivo Las Cuencas en el vestuario.

Otra obra que interesó fue "Espía a una mujer que se mata", de La Pampa, con dirección del bonaerense nacido en Morón Adrián Canale, que retoma la versión que Daniel Veronese estrenó en 2006 a partir de "Tío Vania", de Anton Chéjov, y traslada la acción a una casa de campo pampeana, acerca la acción en el tiempo y hace que el personaje del amigo empobrecido del protagonista, Teleguin, sea interpretado por una actriz.

Con variantes, el espíritu chejoviano estuvo presente en una intensa función realizada al aire libre en una noche no precisamente calurosa, en el hermoso patio interior de la Sala 88, con sus amores cruzados, sus frustraciones y hastíos, y ni siquiera la mudanza de la acción a un lugar de la Argentina, con el uso del mate y otras particularidades, pudieron diluir el texto imaginado por el gran ruso.

Los intérpretes fueron Carina Patthauer, Edith Gazzaniga, Mariana Roseró, Sebastián Buttafuoco, Marcelo González y Chiche Astigarraga, con gran lucimiento del elenco femenino.

La misma noche se ofreció "Ojos de Pombero", de Capital Federal, con la que el autor y director Toto Castiñeiras introdujo a la audiencia en los mitos correntinos y su Carnaval, con un texto expresado a borbotones y plagado de expresiones que pueden dificultar el entendimiento auditivo, salvo en aquellos momentos en que algunas palabras sobre el sexo y sus aledaños, muy frecuentes, cobran mayor nitidez.

Fuera de esa observación, es un espectáculo de enorme riqueza visual, recurre como es la costumbre actual al travestismo como forma de no discriminar, tiene su humor desatado y aun sus momentos de poesía acerca de una mujer que quizás esté por dar a luz al siniestro personaje del título, por lo que aparecen pulsiones como la picardía, el temor y la venganza, a la manera de los viejos radioteatros.

Con un telón de fondo a veces opaco y otras con transparencias muy seductoras, Castiñeiras, que también es hombre de circo y coreógrafo, logra momentos de gran impacto visual y dota a la pieza de un color de permanente ocaso –la gran iluminación es de Alejandro Le Roux–, mientras una actriz sorprende gratamente al cantar, creando un mundo alucinante y onírico a la vez.

Sus actores y actrices son Mariela Acosta, el mismo Castiñeiras, Mariano Torre, Julieta Laso y Luciana Buschi, con gran vestuario de Daniela Taiana, música original de Lucio Mantel, producción ejecutiva de Rocío Gómez Cantero y asistencia de dirección de Rocío García Loza.

Con información de Télam