(Por Eva Marabotto) La banda de teatro Los Macocos presenta los viernes y sábados en el porteño Centro Cultural de la Cooperación la cuarta temporada de "Maten a Hamlet", con el que retoman desde el humor la tragedia acaso más emblemática y existencialista de William Shakespeare.
Lejos de reversionar la historia del joven atormentado por la muerte de su padre, o caer en la parodia, el grupo humorístico que lleva 38 años de trayectoria con títulos tan emblemáticos como "La fabulosa historia de los inolvidables Marrapodi", "Los Albornoz" y "Continente Viril", aborda el reverso de la vida en la corte en la que se mueven el príncipe Hamlet y la desdichada Ofelia para contar otras penurias: la de los juglares ambulantes de la época.
De esta manera los integrantes del grupo dan vida a cuatro bufones que buscan ganarse la vida con su arte y terminan involucrados en las peleas entre Hamlet, su madre y su tío Claudio. El humor y el divertimento se convierten en una denuncia feroz y una reflexión sobre la condición humana, y cada "Macoco" se desdobla para abarcar más de un personaje, adentrándose en el abismo de cada alma, solo con un mínimo cambio de vestuario o una modulación diferente de la voz.
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Los integrantes del emblemático grupo conversaron con Télam sobre el desafío de hacer humor con Shakespeare y la vigencia de una historia que transcurre en el siglo XIII.
Télam: ¿Cómo se encara el humor con la tragedia más emblemática de Shakespeare?
Daniel Casablanca: Todas las tragedias y todos los clásicos tienen humor. Hay entremeses o escenas cómicas. En Enrique V, por ejemplo, están los ladrones que componen un dúo humorístico. La risa tiene que ver con desacralizar el clásico, volverlo contemporáneo, "faltarle el respeto" en el mejor sentido para que no esté muerto.
Le hacemos un electroshock a Shakespeare para que reviva y volver a mostrar que él es teatro popular. Era teatro para toda la familia. Venían al Teatro del Globo el señor con sus gallinas, la mamá con su bebé y había un ruido bárbaro. Entonces había entremeses de un personaje que explicaba lo que acababa de pasar y repetía lo que decían para los que se distraían o no escuchaban. Eso es lo que recuperamos, el teatro vivo, nuestro modo de entender el teatro.
T: Hablan sobre historia medieval, sobre otras obras de Shakespeare ¿el riesgo no es que el público no entienda o no sepa de qué hablan? ¿o le hablan a un público que tiene esas competencias?
Martín Salazar: No, no hay ningún miedo con que la gente no entienda porque Shakespeare es tan genial que sus historias se sintetizan muy fácilmente y cualquiera puede entender la historia de Romeo y Julieta aunque sea en una frase, como que "un muchacho estaba muy triste porque su novia estaba muerta, se tomó un veneno y se murió y la novia se despierta y ve que el muchacho está muerto y se suicida". Todo el mundo se queda adentro de la historia. Quizás, la gente que tiene más data se va a divertir más con las partes de "Hamlet" como referencias a la obra porque va a ver encarnados los personajes que ya conoce. Pero hemos probado la obra con gente que no sabía nada sobre Shakespeare y su obra y ese amor por los clásicos está.
T: ¿Cómo encuentran el equilibrio entre el humor físico, el de los gags, y el intelectual?
Marcelo Xicarts: No sé cuánto tenemos de humor físico, al menos en la última época. Lo que sí son característicos son los cambios de personaje rápidos y vertiginosos. Después el equilibrio surge entre eso y el humor intelectual, los juegos de palabras que tienen que ver con las investigaciones que hacemos, las historias que hemos leído, las cosas que nos preocupan o que nos divierten. Las particularidades y rarezas que le encontrábamos a Hamlet desde que éramos pibes y empezábamos a estudiar teatro.
T: ¿Cuál es la vigencia que tiene esta obra de artistas trashumantes del siglo XIII? ¿De qué le está hablando al público actual?
Gabriel Wolf: Quizás la vigencia está dada porque la hacemos Los Macocos en el año que estamos cursando o que se estrenó en 2021. Quiero decir que es contemporáneo a nuestra realización, a nosotros como actores y como integrantes de un grupo que ya viene con muchos años de laburo. Quizás la vigencia esté dada por la continuidad en el tiempo en que nosotros venimos trabajando. Nosotros hemos tomado del texto este de "Hamlet" y lo hemos adaptado a lo que queríamos contar, más relacionado a lo bufonesco, es hablar desde la calavera del tío Yorick, el bufón para contar Hamlet. Porque además "Hamlet" siempre se sigue representando y Los Macocos no nos podíamos ir de este mundo sin hacer nuestro "Hamlet".
¿De qué le habla al público actual? No lo sé. Me imagino que es como cualquier poesía, obra de teatro u obra artística, en la que es el espectador el que, entre comillas, consume esa obra o ese hecho artístico, le da su propia lectura, se conmueve o no se conmueve, lo decodifica a su manera y lo importante es eso. Nosotros siempre vamos a contar algo acotado en tiempo y espacio y después queda a criterio del espectador, que es quien lo toma y lo procesa. Es la tarea que hace la poesía.
T: Además ustedes saben encontrar "guiños" a la actualidad: la mención a los jueces de la Corte, a las alternativas políticas de derecha, centro derecha, etc. ¿Los consideran fundamentales en la trama o un mecanismo para crear complicidad?
GW: Todas las menciones a la actualidad, los anacronismos, los nombres de las calles, los vamos probando en los ensayos. Las probamos después con público en funciones, a ver qué sucede y vemos si podemos seguir adelante con eso y, en definitiva, también acá está la mirada de nuestro director Sebastián Irigo, que es el que sube o baja un pulgar para ver si eso queda o no. Tratamos de distribuir estas ocurrencias a lo largo de la obra como van apareciendo, pero no todo el tiempo porque no son fundamentales a la trama.
Hay muchos de estos mecanismos de complicidad en el teatro que nosotros hacemos, en ese teatro de juego de Los Macocos. Quiero decir que jugamos a ese teatro, pero si uno toma en cuenta cada cosa por separado no da ningún resultado, hay que tomar en cuenta el conjunto.
T: ¿Cómo se adaptan las obras de Los Macocos a los distintos espacios donde se presentaron: el off, los festivales internacionales, los teatros oficiales y actualmente el Centro Cultural de la Cooperación?
MX: En realidad, nosotros siempre pensamos los espectáculos para hacerlos en cualquier lado y tratamos de que la escenografía sea acorde. Con la primera escenografía del espectáculo no lo logramos, pero con la que hizo ahora Marcelo Valiente, sí (Nota: son tres puertas por las que entran y salen los personajes y una serie de tumbas en las que los personajes se encuentran con sus muertos).
Nosotros en realidad no precisamos nada. Solo que estemos los cuatro. Que haya luz, que se escuchen nuestras voces. Lo ideal es lo que ahora tenemos en el Centro Cultural de la Cooperación. Y después nos encanta viajar y llevar nuestros espectáculos de gira, a otros lugares de la Argentina o el exterior. No necesitamos mucho, solo que se escuche y algún lugar para escondernos y para cambiarnos.
Con información de Télam