El Festival Callejón celebra sus cinco años de historia entre el 1 y el 5 de noviembre con una fiesta que propone una maratón de destacadas experiencias escénicas, y apunta a abrir el espacio a nuevas creadoras de la escena independiente en la ciudad, según dijo a Télam Ramiro Bailiarini, artista y curador de la propuesta junto a Sebastián Francia .
Nos interesa posicionarnos como un territorio donde mujeres artistas puedan llevar a cabo sus proyectos con libertad y ser un lugar que contiene el desarrollo creativo, destacó el programador acerca del espíritu del encuentro que en su quinta edición presenta dos estrenos con producción propia: Ballet acuático, dirigido por Memi Ladogana , Ryan hermano motor, de Ana Schimelman y la obra invitada: Cómo para la bruma, de Jazmin Titiunik
Habrá además dos estrenos, que serán Subatómica, de Mia Miceli y La victoria de lo incompatible, de Mariana La Torre.
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Durante los intervalos sonará en vivo -en el bar del teatro ubicado en Humahuaca 3759, del barrio porteño del Abasto- la música de Vero Gerez, Ailin Zaninovich y José Scaglione.
En charla con Télam Ramiro Bailiarini y Sebastián Francia hablaron acerca de esta nueva edición del festival y de su recorrido en cinco años de historia.
Télam::¿Cuál es el balance después de cinco años de la movida cultural instalada en Espacio Callejón?
Ramiro Bailiarini: El Festival Callejón propone trabajar en la sala y ser también el espacio donde se desarrollan las funciones. Nos convertimos en ese tiempo en un ámbito de convivencia, encuentro e intercambio. Asimismo, la programación incluye teatro, danza y música, permitiendo que distintas disciplinas formen parte de la grilla. Nos interesa ese cruce, y programamos todas las actividades en jornadas donde primero podés ver una obra de danza, luego pasar por el bar y ver a una artista compartiendo sus canciones mientras tomás un trago y después ver una obra de teatro. Esa fusión es parte del espíritu del festival. A lo largo de estos cinco años el balance es superador de edición a edición. La primera vez que lo realizamos no esperábamos atravesar una pandemia y estar hoy con una programación cada vez más completa y amplia. Si miramos hacia atrás vemos cómo crecen los trabajos, los días de función, y cómo algunos de los proyectos que fueron parte de una incubadora en el Festival luego tomaron su propio camino, se convirtieron en espectáculos virtuosos y siguen realizando funciones. Es muy grato y estimulante poder acompañar ese recorrido y nos alienta a seguir trabajando de la manera que lo venimos haciendo, agradeciendo siempre a las artistas y al público que nos acompaña.
T: ¿Las consignas se mantienen? ¿Hubo algún cambio con respecto a la línea curatorial?
Sebastián Francia: Las consignas del festival son las mismas desde sus inicios. Programar a artistas mujeres y generar un convivio escénico en la sala donde haya un cruce dinámico entre teatro, música y danza. Nuestro objetivo sigue siendo el de compartir pensamiento, acción y mirada de artistas de la ciudad, sumando encuentros, charlas y talleres que acompañen procesos creativos y enmarquen al Festival como una usina de obras. Además, invitamos algunas obras de artistas que nos interesan para poder dar más variedad y riqueza a la programación.
T: Después de cinco años ininterrumpidos, pandemia mediante con festival virtual, qué opinan sobre esta nueva edición presencial?
RB: Volver a realizar una edición presencial luego de la pandemia nos resulta muy estimulante. Si bien la edición que se hizo en pandemia nos dejó muchos aprendizajes y abrió el campo de las posibilidades en lo creativo, aún apostamos al encuentro, al trabajo en el espacio y al hecho de compartir en vivo como claves de nuestra actividad. El teatro, la danza y la música tienen en el público al aliado indispensable y por suerte vamos a volver a vernos y a celebrar en nuestra sala, retomando la idea original del festival.
Con información de Télam