Llega a Boedo "El intermediario", obra que interpela al público sobre sus creencias

01 de junio, 2022 | 15.15

“El intermediario”, comedia dramática dirigida por Walter Jakob, cuya trama se desata en un intento por salvar una editorial en quiebra, se estrenará este domingo a las 20.45 en la sala porteña Timbre 4, con las actuaciones de Julia Catalá, Marcelo Mariño y Rafael Solano.

“La pieza, articulada en giros tan inesperados como inevitables, busca interpelar al espectador, interrogándolo sobre las creencias que nos sostienen”, expresó el director sobre el espíritu de la pieza que se podrá ver en Boedo 640, del barrio porteño de Boedo.

La trama comienza cuando en un intento desesperado por salvar su editorial de la quiebra, Fernanda publica un nuevo libro de autoayuda titulado “Los Intermediarios”.

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Separada de su marido, hace un par de meses, tuvo que recibir en su casa a Teto, su hermano mellizo, imposibilitado de vivir solo tras reiterados desórdenes de conducta.

Si para Fernanda “Los Intermediarios” terminará siendo un completo fracaso, para Teto será el despertar de una transformación que contará con la ayuda de su vecino Sebastián, quien sin proponérselo, quedará atrapado en la compleja trama de los mellizos.

En palabras de Jakob: “’El Intermediario’ es una obra escrita a seis manos, con Julia Catalá y Marcelo Mariño, que continúa la experiencia grupal iniciada en 2014 cuando estrenamos ‘¡Viva Italia!’ ; el punto de partida es bien reconocible, mientras que el de llegada es extraño y sorprendente”.

En charla con Télam, el director habló de la experiencia de trabajar en forma colectiva y de los puntos de partida de la obra que ganó el premio Estímulo Banco Ciudad otorgado por el Complejo Teatral de Buenos Aires.

Télam: ¿Cómo describirías esta experiencia de dramaturgia colectiva?

Walter Jakob: La experiencia de escritura colectiva me resulta muy buena e interesante. Casi todos mis trabajos como dramaturgo son en colaboración. Durante la pandemia trabajamos vía zoom. Sabíamos que ellos dos iban a actuar y que yo iba a dirigir, así que naturalmente yo asumí el rol de organizador. Quedando demostrado una vez más, al menos para mí, que el trabajo del director comienza en el momento mismo de la escritura del texto. Por otro lado, el ejercicio de imaginar y consensuar con otros es siempre una experiencia enriquecedora.

T; ¿Cuáles fueron los disparadores que dieron origen a esta historia?

WJ: Los disparadores para mí fueron Marcelo y Julia, pensarlos en escena, entender qué tipo de relación se iba a establecer entre ellos. Decidimos que iban a funcionar como un "matrimonio de hermanos" y empezamos a escribir una escena en la que ella llegaba de su trabajo y él, de entrecasa, la recibía con la comida. Y ahí se pusieron a hablar de plantas, de “diffenbachias” más precisamente, que es una planta que nos gusta, y una cosa llevó a la otra, y luego llegó lo siguiente. Es decir, no escribimos con un plan, sino con disparadores muy concretos e intuiciones, y vamos desarrollando el material para que el lugar de llegada sea una auténtica revelación, confiando en que si lo es para nosotros, también lo será para los espectadores.

T:¿Te sentís cómodo con la comedia?

WJ: Hay que decirlo, la comedia es, en realidad, una comedia dramática. No es nuestra intención hacer reír a la gente, pero sabemos que la risa surge a pesar de todo. Y la risa que deseamos, sin buscar, es la que generalmente se produce gracias a cierto distanciamiento, como cuando podemos ver algo en un personaje que el mismo personaje no advierte.

Con información de Télam