Laura Paredes y Lorena Vega son las protagonistas de "Las cautivas", obra de Mariano Tenconi Blanco que viene de hacer dos temporadas a sala llena en el Teatro de la Ribera del Complejo Teatral de Buenos Aires, transformándose en uno de los sucesos del teatro independiente, y que acaba de estrenar en el Metropolitan con funciones sábados y domingos a las 17.30.
En "Las cautivas", Tenconi Blanco recurre a la referencia del poema casi homónimo de Esteban Echeverría (1805-1851) pero lo disloca y lo cruza con otras tradiciones y significantes: en principio no es una mujer que salva a su compañero y huye con él del malón, sino una "mensajera" indígena (Lorena Vega) que rescata a Celine (Laura Paredes), una joven francesa a punto de contraer enlace con un pretendiente criollo de alta sociedad en una boda interrumpida por un ataque de indios, y que juntas emprenden un viaje por la inmensidad mítica del desierto argentino (a veces no tan desierto ni tan necesariamente argentino), donde aparecen el amor y la sensualidad y que se transforma en una suerte de "road movie" teatral relatada por sus protagonistas.
Junto al invaluable aporte en climas y ritmos del músico Ian Shifres en escena, Paredes y Vega realizan un descomunal trabajo actoral en el relato de éstas, a veces divertidas y otras conmovedoras, peripecias de una huida permanente, donde el artificio desafía la rigurosidad histórica y el naturalismo queda desvirtuado para abrir las puertas a nuevos horizontes, mucho más desafiantes y develadores.
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"La obra logra un lenguaje y es el resultado también de un equipo de artistas que ya tenemos un código y venimos trabajando hace muchos años, sea en el contexto de trabajos de Mariano (Tenconi Blanco) o de otros, tejiendo, de algún modo, una manera de crear donde el diálogo y el interés común pone el acento en algo propio que a la vez que conserve y consolide parte de lo que ya venimos proponiendo y también renueve", cuenta Lorena Vega a Télam en relación con estas poderosas "cautivas" que, efectivamente, se erigen, junto a otras obras, en un mojón de un nuevo lenguaje del teatro argentino.
"Mucho se basa -agrega Vega- en la confianza y en cómo va viendo el material todo el equipo creativo, en el caso de Las cautivas yo tomaba decisiones o cambiaba cosas de la composición en función de la voz colectiva, si bien la última palabra la tiene Mariano, él propicia un encuentro de intercambios entre todos".
"Sí -señala Laura Paredes- Mariano es un director que todo el tiempo te empuja a una zona casi al borde de lo ridículo sin problema. A veces los directores en ese momento en que estás probando y la vas a pifiar se asustan y repliegan y él, en cambio, confía mucho y entonces aparecen unos hallazgos singulares porque él empuja a esa zona en que las actrices nos divertimos al punto de no tener vergüenza de probar y equivocarnos, de hacer cosas que después no funcionan. Es muy amoroso y divertido para una actriz no estar tratando siempre de embocarla sino que prime la idea de correr un poco el perímetro a ver qué pasa".
Télam: La obra propone muchos momentos casi fuera de registro, hay uno en que Celine tiene celos del mono de Mensajera.
Laura Paredes: Creo que por formación estamos más cerca de saber llorar celosa de un mono, hay algo en nuestra formación que nos habilita. Yo me siento parte de esa tradición de tratar de jugar o manejar los sentimientos en escena para, un poco, enloquecer al espectador. Hay algo en "Las cautivas" donde cruzamos elementos y hay algo trágico y cómico al mismo tiempo y es lo que más me gusta de actuar, ir a ese vértigo que es más parecido a la vida, porque la realidad es muy compleja emocionalmente y cuando una se entrega a ese rizoma, a ese caos, podés jugar mucho con la actuación y nosotras somos parte de una generación de actrices formadas en escuelas donde ese juego es parte de pensar el lenguaje de la actuación.
T: De hecho es una obra que parece estar permanentemente en el abismo y que fácilmente podría desbarrancarse también.
Lorena Vega: Hay una serie de cosas subvertidas que es lo que hace a la obra encendida y pregnante, que va renovando la percepción con elementos que no están estandarizados, que no son corrientes. La obra tiene riesgos en todo sentido: estar armada a partir de monólogos que no hay que abordar como tales, el encuentro de estas dos mujeres, todo lo que sucede entre ellas; el relato sexual también de a momentos plantea bordes difíciles.
Télam: Al mismo tiempo "Las cautivas" es un viaje, una suerte de road movie relatada por ustedes.
Lorena Vega: El viaje, la multiplicación de espacios, lugares y aventuras en un solo lugar es una de las claves de la obra. El otro día pensaba "qué es lo que tiene que pasar entre miles de cosas para que nosotras podamos en el escenario reponer cada lugar, cada sentimiento, cada encuentro entre ellas, cada peripecia que se suscita" y creo que primero es un viaje hacia adentro.
Mientras incorporábamos la letra, pensábamos la obra, la pasábamos, nos escuchábamos, era primero bucear más hacia adentro con todos esos trabajos, traer data de cosas que habíamos leído, leer o buscar cosas que Tenconi decía que tenían vínculo con esta obra cuando la escribió, materiales literarios de referenica (Sara Gallardo, "El entenado" de Saer, Borges) y pienso en nosotras, que cada una fue haciendo una búsqueda diferente.
En mi caso pensaba mucho en el decir, cómo hablar, abordar alguna lengua autóctona y después terminé haciendo un abordaje cercano al guaraní con la ayuda de Rodolfo Prantte; Laura trayendo referencias, anécdotas, pensamientos y cosas en relación con Francia y la voz de esta mujer. Por eso digo que primero fue un viaje hacia adentro para poder poner hacia afuera todas esas cosas que no están pero se ven: se ve la llanura, se ve la pampa, la selva, el árbol, la laguna, el río, la orilla, el caballo, los soldados, los negros, los africanos.
Laura Paredes: Ese viaje hacia adentro empezó a generar un cimiento cuando empezamos a ensayar la obra. Después estuvo la propuesta, que tuvo mucho que ver con Mariano, de haber afrontado la actuación pensando que eran monólogos que no tenían que ser tal cosa, pensarlos como algo donde la palabra aunque tan particular y estilizada tenía que pasar de la punta de los pies a la cabeza; cuando todo salió para afuera fue como un abordaje de esos textos completamente físico, de la mano también de la coreógrafa Jazmín Titiunik, con la que hicimos un trabajo muy importante que fue cómo abordar estos textos con toda nuestra superficie física, creo que hay algo donde la comicidad pasa por una intensidad en la fisonomía.
Télam: La aparición de algo clownesco.
Lorena Vega: Sí, no solo por la comicidad desde la que se piensa al clown sino por esa condición suya del arrojo a partir de la nada, que es lo que tiene esta obra. Las dos estamos convocando cosas de esa técnica en una situación muy despojada donde la intervención de todas la áreas y las disciplinas fueron fundamentales en el hecho escénico. En "Las cautivas" la música es contundente y fundamental para armar los escenarios, el trabajo de Jazmín, el trabajo de luz de Matías Sendón, el vestuario, son todas herramientas de las que nos agarramos casi con desesperación para construir el relato.
"Las cautivas" es la primera entrega de la tetralogía La Saga Europea, de Mariano Tenconi Blanco, que trabaja sobre la relación entre Europa y Latinoamérica durante el siglo XIX, y que el próximo jueves 2 de marzo tendrá su segunda entrega con el estreno de "Las ciencias naturales" en el Teatro San Martín.
"Las cautivas" está actuada por Laura Paredes y Lorena Vega; música original en vivo de Ian Shifres; escenografía de Rodrigo González Garillo; vestuario de Magda Banach; iluminación de Matías Sendón; coreografía de Jazmín Titiunik; asistencia de dirección de Pablo Cusenza; asistencia de producción de Ayelen Escalzo; producción de Carolina Castro; dramaturgia y dirección de Mariano Tenconi Blanco. Se puede ver en Teatro Metropolitan de avenida Corrientes 1343 los sábados y domingos a las 17.30.
Con información de Télam