Darío Levín trae a Buenos Aires "Los agravios", obra escrita para una pareja en pandemia

11 de agosto, 2023 | 14.22

(Por Pedro Fernández Moujan) - Darío Levín, dramaturgo, clown y actor que vive en la Comarca Andina donde desarrolla una intensa actividad teatral con su compañía y espacio Teatro Casero, es el autor y director de "Los agravios (pequeño drama de pueblo chico)", una obra pensada originalmente para un actor y una actriz, que son pareja en la vida real, en tiempos de pandemia y que ofrecerá dos funciones en Buenos Aires.

La idea de la obra, que podrá verse los próximos sábados 12 y 19 a las 20 en Animal Teatro (Castro 561) "fue poner la lupa en las consecuencias sensibles que pueden producirse en las personas cuando atraviesan un pequeño trauma que podría modificar sus vidas", contó Levín a Télam.

A la distancia, conversó con esta agencia sobre el particular armado de este trabajo y las alternativas que atravesó, conocer las ideas que pone en juego y su desarrollo teatral en Lago Puelo, luego de que el año pasado estuvo a cargo de la puesta "Yo también quiero ser un hombre blanco heterosexual" de la chilena Carla Zúñiga, que llevó al Festival de Teatro de Rafaela entre otras ciudades.

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Télam: ¿Cómo fue el proceso a través del que surgió "Los agravios"?

Darío Levín: La dramaturgia surgió durante la pandemia a pedido de les actores Yanina Frankel y Ezequiel García Faura. Antes de ese acontecimiento traumático para el mundo en general y para el teatro en particular, elles viajaban siempre que podían a un pequeño pueblo de la provincia de Buenos Aires llamado La Violeta para descansar de la actividad teatral y para alejarse de la vida urbana por un rato. Sin embargo, las nuevas restricciones del mundo, les impidió salir de su casa en Haedo, en la Zona Oeste del Gran Buenos Aires. Por otro lado, ese mismo año esperaban su primer hijo y el teatro intentaba reinventarse. Recordemos que en 2020 llegamos a pensar que tal vez no podríamos volver a la vida tal cual la habíamos conocido hasta entonces.

Con los disparadores que los actores compartieron conmigo, comencé el trabajo de escritura, basándome en imágenes y en dos habitantes de ese pueblo bonaerense: La Vivi y el Cuqui. Quisimos construir una obra de teatro íntima, que pudiera hacerse en el hogar de los actores, para muy poco público, y que contemplara la posibilidad de que mientras actuaran pudieran seguir atendiendo a la niña que, finalmente, llegó al mundo en noviembre de 2020.

Pero la escritura llevó más tiempo del esperado, las restricciones por el Covid-19 comenzaron a hacerse más flexibles y entre todo esto y el estudio del texto, la crianza de la recién llegada, los ensayos espaciados (yo vivo en Lago Puelo y debíamos viajar para encontrarnos), finalmente pudimos estrenar en abril de 2023 en un espacio teatral tradicional, Teatro Pirán de Ituzaingó, con mucho público y con la pequeña Chavela de dos años y medio de edad, mirando desde la platea, cuidada por alguna tía o su abuela y sin necesidad de ser atendida por sus padres.

T: El texto propone dos monólogos interiores ¿Cómo se llevó eso a escena y cómo repercuten en la escena todas esas imágenes que los personajes tienen?

DL: La idea de monólogos surge por las necesidades planteadas por los actores al inicio del proceso de la escritura. Si debían cuidar a la niña recién nacida mientras hacían la obra, entonces los padres debían actuar por turnos dentro de la casa. Mientras uno actuaba su monólogo, veríamos al otro tener en brazos a la niña desde alguna habitación de la vieja casa chorizo de Haedo. Pero los niños crecen y el mundo cambia a una velocidad pasmosa. Y nos fuimos adaptando, el teatro fue volviendo a las formas que siempre conocimos. Sin embargo, algo de esos disparadores iniciales fueron definiendo el carácter procedimental de la dramaturgia, incluso la niña se entramó en la historia final de la obra: La Vivi devino madre soltera y el Cuqui, niñero de la pequeña. La experiencia del agravio, sería contada alternativamente desde la subjetividad de estos dos personajes protagonistas.

T: La obra parece tratar sobre algo muy pequeño que a la vez que lo expande busca que continúe siendo pequeño, que no pierda esa condición, ¿cómo fue esta dinámica?

DL: La obra habla de un pequeño acontecimiento, casi imperceptible dentro del mundo alocado y veloz en el que vivimos. Sin embargo, mi propósito era poner la lupa en las consecuencias sensibles que pueden producirse en las personas cuando atraviesan un pequeño trauma que podría modificar sus vidas. Ver expandir esas consecuencias como cuando nos sentamos a contemplar las ondas que se producen al tirar una piedra en un lago quieto. Y si bien ese impacto puede perturbar la tranquilidad del agua, las ondas nos invitan a descubrir la belleza que se produce en esa conmoción. "Los Agravios" es una invitación para percibir la grandeza que se esconde en lo pequeño.

T: ¿Podés contarnos sobre tu Compañía Teatro Casero y cómo se desarrolla tu trabajo en la Comarca Andina?

DL: La Compañía Teatro Casero es una usina de producción, investigación y formación teatral. Se conformó en la Patagonia argentina, en la Comarca Andina del Paralelo 42° en abril de 2014 y desde entonces produjo más de diez espectáculos y varios seminarios de formación en diversos lenguajes del teatro con diferentes referentes teatrales del país. Contamos con un espacio, equipado y emplazado en una zona semi-rural que la compañía utiliza para realizar capacitaciones, ensayos y funciones de sus producciones.

Hemos realizado adaptaciones de obras clásicas y llevado a escena dramaturgias contemporáneas de autores nacionales y extranjeros y de autorías propias. Participamos de diversos festivales de nuestro país y sostenemos una programación regular en nuestro espacio. Desarrollamos un teatro situado que dialoga con nuestro contexto y que también pone en tensión la tradición cultural de nuestro territorio con las problemáticas contemporáneas que trascienden las fronteras, para revisar los viejos paradigmas que precisan ser interpelados y puestos en crisis.

Con información de Télam