"Pequeña Pamela": la tragedia en tiempos de TIkTok

03 de mayo, 2022 | 17.32

(Por Pedro Fernández Mouján) Unos inmensos caños, desagotes lejanos de alguna urbe moderna, un basural que pareciera extenderse hacia el horizonte, una cíclope, una joven de barrio perdida entre un anhelo de amor y un vacío gigante, un Ayax futbolero, una Elena esquiva que solo se comunica con emojies y un coro de cuatro personajes interpretados por una sola actriz son algunos de los materiales de los que se vale Mariana Chaud para dar vida a "Pequeña Pamela", de reciente estreno en el porteño Teatro Sarmiento y que propone una tragedia clásica bajo formas narrativas de inspirada actualidad.

El trabajo escrito y dirigido por Chaud es el cierre del programa Artista en Residencia, con curaduría de Vivi Tellas, que en 2021 propuso una retrospectiva de obras de Chaud y que ahora concluye con la presentación del inédito "Pequeña Pamela".

De Chaud se vieron en 2021 "Sigo mintiendo" (2004), "Elhecho" (2005), "Budín inglés" de 2006, y "Jarry Ubu Patagónico" de 2014 y el proceso es similar al que antes desarrolló el grupo Piel de Lava, que concluyó con el estreno de la magnífica "Petróleo".

La primera nota de contemporaneidad de la tragedia de Chaud es el humor, una marca de su dramaturgia. que recurre siempre al absurdo, la comicidad y situaciones hilarantes para hablar de sensaciones interiores, cruzamientos complejos, subjetividades avasalladas, y hasta dolores, violencias y la helada crueldad del cinismo, como en este caso.

La obra es divertida desde el primer momento y casi hasta el final, cuando la violencia y el dolor toman la escena para lavar tantas risas en una sensación acongojada y casi desesperante.

La elección de Chaud en este caso es por la tragedia bajo una estructura clásica, pero la corre de cuadro, la dispara, la puebla de los ruidos y las marcas de la contemporaneidad, en lo que también es una lectura del presente.

De la Antigüedad llegan una cíclope (Iride Mockert) que se extrae leche del pecho para amantar no se sabe bien a qué criatura; un Ayax (Santiago Gobernoni) homérico con camiseta de fútbol, lanza, short y zapatillas que desprecia a Pamela (Camilia Peralta), quien suspira por él mientras éste, junto a dos secuaces (Marcos Ferrante y Julián Larquier Tellarini), persigue a una Elena, no raptada sino ausente, que contesta solo con emojies las insinuaciones de Ayax, desvelado por tanta espera.

También hay un coro griego (estupenda Rosalba Menna) de una actriz con cuatro voces y, en el clímax de lo hilarante, un tío gay y mariquita que vive (muerto) bajo tierra, y que es desenterrado de a tanto, interpretado por un excelente Lalo Rotavería para componer a un personaje que evoca con peineta y desparpajo los finales de los 80 y los cocaínicos 90 de la pizza con champagne con referencias al Di Tella, el under y el cruce de la performance, el sexo y la diversidad en la fiesta trágica de la década menemista.

Momentos estelares de la puesta son una coreografía colectiva plagada de cercanía y gracia y los juegos de Rotavería acosando a Ayax y sus dos desangelados escuderos.

Todos los personajes de "Pequeña Pamela" son desastrados, una suerte de desheredados que llegan a un páramo de suciedad y despojo en el límite de alguna civilización donde cargan aún con sus deseos (Pamela), su ingobernable rebeldía (Cíclope), o el poder de su rencor (Ayax).

En esta última estación de la humanidad, creen estar protagonizando alguna historia cuando posiblemente no sean más que hojas sopladas por el viento del destino, al modo clásico.

Figuras cuyos actos parecen gobernados por un pasado -de exasperante actualidad-, que no se cuenta en la obra pero subyace como base sobre la que se construye la tragedia.

Con las actuaciones de Marcos Ferrante, Santiago Gobernori, Julián Larquier Tellarini, Rosalba Menna, Iride Mockert, Camila Peralta y Lalo Rotavería , "Pequeña Pamela", que cuenta con autoría y dirección de Mariana Chaud, colaboración artística de Nahuel Vecino, coreografía de Luciana Acuña, diseño de sonido y música de Lucas Martí; diseño de iluminación de Matías Sendon, diseño de vestuario y máscaras de Gabriel Fernández y diseño de escenografía de Matías Sendón y Ariel Vaccaro, se puede ver de jueves a domingos en el Teatro Sarmiento (avenida Sarmiento 2715).

Con información de Télam