"La Cotorral" en Nacional Rock, tercera temporada por fuera de "lo institucionalizado travesti"

15 de julio, 2023 | 12.24

(Por Genaro Press).- Susy Shock y Marlene Wayar transitan la tercera temporada de “La Cotorral”, un programa que se emite los lunes al mediodía por Nacional Rock (FM 98.3), desde el que no se proponen hacer pedagogía ni explicar la realidad de las diversidades sexuales, sino aportar una mirada por fuera de “lo institucionalizado travesti” y seguir reclamando para quebrar con el “asimilacionismo” y conseguir más derechos.

“La propuesta llegó a través de Mikki Lusardi, la directora de la radio, que tenía ganas de tener, puntualmente, nuestras voces. Más allá del cupo laboral travesti-trans le interesaba nuestra mirada desde lo travesti, que no es cualquier mirada. Es una que está al margen de lo institucionalizado travesti, que es la voz que más fuerza ha ganado en los medios de comunicación durante los últimos años”, cuenta en charla con Télam Susy Shock.

Con entrevistas, reflexiones y la musicalización precisa de Pauli Garnier, quien también es columnista, el ciclo parece un lugar natural para Shock y Wayar, voces de un colectivo del que también formaron parte, entre otras, Lohana Berkins y Diana Sacayán, y que consiguió visibilizar y plantear discusiones que posibilitaron derechos para una comunidad vulnerada desde siempre.

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“No hay nada más rock que ser trava” fue una frase de Shock que se convirtió en slogan del programa. “Veníamos del macrismo, del cansancio de muchas cosas y de otras que no nos interesaban más. Algo de la comunicación trans habilitada está centrada en explicar ese mundo. Y mientras tanto nos siguen matando. No queremos perder tiempo ni hacerla más fácil. Hacerla corta también en esa mediación con respecto a tener que traducir todo ese mundo. No es un programa con el que queramos hacer pedagogía. El que no entienda, que se corra”, dice Shock.

Wayar cree que “no tenemos que explicarle todo a la gente, subestimarla. Pero sí que se queden con la sensación de que no lo saben todo, que no todo es abordable y que necesitan estudiar más, profundizar más, investigar”. También considera que desde el programa pueden amplificar su voz porque todavía queda mucho por conquistar.

“Antes del macrismo -analiza- nos pasaron, si se quiere, diez años de bonanza pero nos decían ‘no nos corran por izquierda’. Y la verdad es que quiero reservarme la posibilidad de ser crítica todo el tiempo porque si no te sentís estúpida. Porque lo poco que vamos consiguiendo es asimilacionista. Es menos que asimilacionista”.

Pese a las leyes de unión civil y matrimonio igualitario, reclama ampliar la discusión. “La forma en la que nosotras y nosotros nos relacionamos, ¿cuándo la vamos a legitimar? ¿Cuándo nos vamos a sentar en una legislatura para hablar de nuestra forma de tener vínculos duraderos en el tiempo? Por ejemplo, la amistad. Es decir, que yo pueda tener amigas como carga social”.

En ese repaso por cuestiones cotidianas y acuciantes, agrega: “¿Cómo nos vamos a heredar por fuera de la consanguineidad? Nosotras no nos heredamos los apellidos. No tenemos hijos o hijas. No tenemos acumulación. El Estado cuando nos da, nos da miseria. Estamos siempre alojadas en la pobreza, aunque haya cinco personas nuestras que cobren un buen sueldo”.

Shock y Wayar son las dos únicas voces travestis de la radio argentina, un medio que parece seguir siendo conservador, a diferencia de la televisión, donde Florencia de la V, Lizy Tagliani y Diana Zurco pueden estar al frente de programas.

“En las radios comunitarias siempre tuvimos lugar, casi siempre como invitadas. Igual, yo tengo algo de ser siempre la primera, sobre todo en cuestiones oficiales, como cuando me llamaron del Teatro Nacional Cervantes para ‘Teoría King Kong’. Yo convoqué a Barby Guamán, una directora trava tucumana”, repasa.

Shock reflexiona al respecto: “Son movidas que después se apropian otros pero somos nosotras las que todo el tiempo nos abrimos camino para nosotras mismas. Nunca estamos solas. Pensamos en comunidad. Sí, yo tengo mucho de ser la primera. ¿Pero por qué no hay más?”.

“Hay un conservadurismo en la radio -analiza Wayar- que no sé cómo se irá desandando. Porque lo que pasa en los programas de la mañana después lo toman la tele y los diarios. Salvo en, no sé, la Patagonia, donde la gente se avisa por la radio que viene una tormenta. Eso es mucho más útil que saber cuántos pozos hay en Villa Crespo”.

Desde su propia vivencia como oyente, apunta: “Mi mamá escuchaba a Mario Pereyra y ‘El show del Lagarto’, en lo que en Córdoba era la vieja radio 10, la facha. Un día le dije que esas personas hablaban mal de mí aunque no me nombraran. Que criticaban a mis compañeras, mi estilo de vida, mis costumbres. Me hacía daño escuchar sus voces, que se incorporan a la rutina. Después hay que hacer un trabajo muy grande para desarmar eso. Hay que desandar ese ejercicio de la sociedad de fetichizarnos”.

Parte de ese trabajo es el que asumen desde “La cotorral”. “Nosotras nunca tuvimos poder para frenar la violencia. Y tampoco pasa por tener una compañera travesti como funcionaria. Porque en definitiva es la heterosexualidad la que decidió que hay un lugar, de adorno y precioso, que los haga parecer diversos”, asegura Shock y por eso cree que Nacional Rock es un espacio ideal.

“El rock lo entiendo desde una esencia rebelde e inconformista (que es lo que no abunda) y que tiene que ver (o debería) con el espíritu disidente sexo genérico, que no tiene que ver con pretender vivir y que nos pase lo que le pasa a este mundo, que ya fracasó. Estamos todos gopleando la puertita de ‘aceptame, aceptame. Quereme. Haceme parte. Quiero que la Iglesia me quiera, que mamá y papá me quieran’. Destruyamos eso”, propone.

“Somos un colectivo que nació anticlerical -sentencia-. Y si bien algunas cosas mutaron, esa es una bandera que no hay que ceder. ¿Y cómo hacemos frente a gobiernos y candidatos tan chupacirios que nos muestran que van a seguir por ahí? ¿A dónde nos paramos desde la disidencia? En este programa, por lo menos, intentamos, desde nuestras individualidades, y como hormiguitas frente a un huracán, seguir”.

Con información de Télam