(Por Federico Bruno). Silvia Kutika encabeza el elenco de "El cuarto de Verónica", la obra de terror que en una cartelera de verano dominada por comedias, musicales y espectáculos para las infancias se ganó su público y construyó uno de los papeles más arriesgados de su prolífica trayectoria que desde esta noche retoma en el porteño Teatro Metropolitan.
Pero además de la continuidad de esta lograda pieza que no detiene su andar desde hace dos años, la actriz aguarda por el estreno en plataformas de la serie "Nada", que creada por la dupla Mariano Cohn-Gastón Duprat, tiene como protagonistas a Luis Brandoni y Robert De Niro.
"Teníamos la duda de traer algo distinto en temporada pero fueron las mismas preguntas que nos hicimos antes de estrenarla: '¿La gente querrá ver esto?' o '¿No funcionarán ahora solo las comedias, para sacarse todo lo horrible que fue la pandemia?', pero no, nos dieron la pauta que cuando hay una base tan sólida tiene que funcionar", contrasta la artista a Télam, desde la terraza de un parador costero, El elenco que se completa con Fabio Aste, Fernanda Provenzano y Adrián Lázare, bajo la dirección de Virginia Magnano, mantiene -según Kutika- "un desafío constante de contar la historia y no caer en un cliché", relacionado a las apuestas por el terror y el suspenso, con un trabajo fino en los detalles.
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Esta obra fue un éxito sin precedentes en Broadway a principios de la década de los 70 y luego se representó en Londres hasta convertirse en un clásico del género que su autor, Ira Levin, declinó llevar al cine para que no perdiera su esencia.
Con una temporada veraniega que lo tuvo girando por localidades costeras y con dos funciones semanales en Mar del Plata, que anoche concluyó en la sala Melany del Centro de Arte, "El cuarto de Verónica" iniciará hoy desde las 21 en el Teatro Metropolitan (Av. Corrientes 1343), una nueva serie de funciones en Buenos Aires.
Télam: ¿A qué atribuís el éxito de "El cuarto de Verónica", una obra distinta, de terror?
Silvia Kutika: No nos equivocamos en apostar por esta obra. Por algo la hacemos hace dos años, pudimos sacarla de gira y tenemos la propuesta de seguir todo el año en el Metropolitan. Nos gusta muchísimo interpretarla y armamos una cooperativa para darle continuidad. Leímos este texto (de Ira Levin) por primera vez en pandemia, en una terraza con barbijos, y los
primeros ensayos fueron sin tocarnos, uno en cada punta de la mesa, rarísimo todo, pero enseguida hubo química. La gente nos acompañó y fue espectacular.
T: ¿Les ayuda a lograr los climas de la obra presentarse en una sala pequeña, como la Melany, de 270 localidades?
SK: Mucho. En salas grandes tenemos la sensación que algo se pierde, pero cuando nos encontramos con este tipo de salas, que son como cajitas, la gente siente ese encierro, esa imposibilidad de salir. Es como si estuvieran metidos en el cuarto espiando algo de lo que no pueden dejar de espiar pero a la vez sienten la tentación de salir corriendo.
T: ¿Qué desafíos te propuso que no tuviste en toda tu carrera?
SK: Nos dio un súper desafío a todos los actores, Fabio Aste, Fernanda Provenzano y Adrián Lázare, en cómo contar esta historia y no caer en un cliché, que cada escena tenga lo justo, por eso son tan importantes las pausas, la mirada, la música. Estaba buscando una obra así. Terminé de leer el guion en un día y dije que la iba hacer como sea.
T: Tu interpretación tiene muchos giros inesperados, en un trabajo centralmente postural. ¿Cómo entrenás eso?
SK: Tengo un pañuelo que era de mi papá, es de las pocas cosas que conservé suyas, que lo uso para entrar a escena y me ayuda a moverme mejor. Lo llevo a todos lados en mi cartera. Si no lo tuviera creo que no podría hacer la obra.
T: ¿Te gusta el género?
SK: Sí, voy a ver todo lo que sale de cine y leo muchísimas novelas policiales. Me leí todos los libros de Henning Mankell y sigo a muchos escritores nórdicos, que me transportan mucho en ese tipo de lecturas donde cuentan el lado oscuro de los seres humanos, algo que en esta obra está llevado al extremo. Marca clases sociales, problemas de familia, de enfermedades, de las apariencias.
T: La obra está fechada en un momento histórico particular aunque habla de problemas universales.
SK: Tiene un montón de aristas que dialogan con lo que nos pasa. Casos como el de Fernando (Báez Sosa) o el de Lucio (Dupuy), junto a otros tantos que salen a la luz, hablan de una sociedad donde la gente grande no hizo las cosas bien y estamos dejando a los chicos muy confusos. Hay muchos adolescentes con falta de proyectos, de sueños, de posibilidades. Es un momento para detenerse y pensar.
T: ¿En qué etapa de tu camino actoral te encontrás?
SK: Siempre estoy empezando, nerviosa por lo que pueda venir. Este año muy enfocada con "El cuarto de Verónica" y esperando que se estrene, seguro que a mediados de año o como muy tarde en septiembre u octubre, la serie "Nada" que filmamos con Luis Brandoni, con la participación de Robert De Niro.
T: ¿Cómo fue filmar con De Niro?
SK: Tuve escenas en grupo con él y al final pasa algo que no puedo contar pero que fue muy copado. En una semana lo exprimieron, tuvimos jornadas que empezaron a las 6 de la mañana y terminaron a las 7 de la tarde. La verdad es que es un actor muy correcto, muy profesional y se lleva bien con Brandoni; él no entiende nada de español y Brandoni nada de inglés, así que hablaban en un italiano medio cocoliche y se comunicaban con pulgares arriba. Se reían mucho. Es un actor impresionante, despliega una energía que no podés dejar de apreciar.
T: ¿Cómo estás viendo esta temporada en relación con la repercusión que tienen las obras, la propuesta artística general y la respuesta del público?
SK: Nosotros tuvimos una respuesta muy favorable porque el boca a boca funcionó muy bien. La gente está muy ávida de consumir teatro, cine o espectáculos y el tema pasa por cuanto son de accesibles. Hubo mucha gente en Mar del Plata y los teatros funcionaron, pero esperamos que la temporada que viene sea mejor. Para eso tienen que trabajan todos en conjunto en el tema precios, porque después nos quejamos todos cuando la gente se va a veranear afuera pero a veces es cuestión de ajustar un poco.
T: ¿Cuál es para vos la particularidad o el encanto de hacer temporada en verano con el público de vacaciones?
SK: Acá y en la de gira hay una devolución más demostrativa, son más explosivos, van y te piden una foto. Algunos momentos de la obra son para distender y vemos que largan más sonrisitas o comentarios que en Capital Federal, se nota que tienen ganas de divertirse. En los momentos donde la historia suaviza la pasan bárbaro y cuando se empieza a enrarecer sentís el silencio y te das cuenta que lo sufren.
T: ¿Se encuentran con gente que conocen, de vacaciones, que va a verlos y los sorprende?
SK: Hace unos días vino a la función mi maestra de 3º grado, del colegio San José, de Quilmes, se quedó a saludarme y fue lindísimo. Después intercambiamos los teléfonos y me mandó fotos.
T: ¿Creés que después de la pandemia la relación del público con el teatro cambió?
SK: Hay una agradecimiento muy grande con los artistas, se te acercan y te lo dicen o te piden una "selfie". Me acuerdo cuando estrenamos con "El cuarto ", el 6 de febrero de 2021, que lo hicimos con el 30% de aforo, salimos a escenas y veíamos a algunas personas acá, otras allá, todos con barbijos, un montón de butacas vacías y clausuradas. En esa función nos agarramos las manos y nos pusimos a llorar en el escenario. Fue un espectáculo apocalíptico y la muestra de un amor indescriptible.
Con información de Télam