La edad dorada, la serie de época que sigue el impacto cultural de la llegada de los nuevos ricos en la sociedad neoyorquina de fines de siglo XIX, regresa mañana a las 22 a HBO y HBO Max con una segunda temporada en la que profundizará tanto en las intrigas históricas de aquella era como en el deleitable melodrama que se oculta detrás de la pompa y las reglas de etiqueta de las altas esferas.
El premiado guionista y productor Julian Fellowes retoma en esta propuesta las señas que fueron las claves de su éxito anterior, nada menos que Downton Abbey: la combinación de la reconstrucción histórica con un muy atractivo, y muy ambicioso, volumen de producción, y el desarrollo de conflictos interpersonales a través de un lente casi de telenovela.
Ya no en el marco de la aristocracia británica como en Downton Abbey, sino en el contexto de la pujante Nueva York de 1880, la serie luce por su diseño, vestuario y decorados, pero brilla realmente por sus personajes bien redondeados, su retrato de una era de hondas transformaciones para el país norteamericano por la expansión industrial o el contraste tanto entre ricos de alcurnia y ricos del nuevo dinero, como entre la vida de estos y la subterránea existencia de su legión de criados.
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Aunque cuenta con un elenco coral, la narrativa se concentra en dos familias: los Van Rhijhn, cuya fortuna los precede varias generaciones y puede rastrearse hasta los colonos del Mayflower, y los Russell, que de la mano de los ferrocarriles y el acero se convirtieron en multimillonarios en pocos años.
Justamente, el gran disparador de la primera temporada fue la llegada de George y Bertha Russell (Morgan Spector y la siempre genial Carrie Coon) a su mansión de dimensiones y lujo digna de la nobleza en medio de un barrio tradicional.
Desde su ventana y siempre a la distancia, pues desde su punto de vista el dinero no otorga clase y más vale no mezclarse con ellos, Agnes Van Rhijn (Christine Baranski) iniciaba una guerra fría con los recién llegados.
La disputa silenciosa, plagada de gestos de desprecio y falsedad, se ubicaba en el centro de la serie, y desde ella se disparaban todo tipo de subtramas.
Una es la de la hermana de Agnes, Ada (Cynthia Nixon), y la de la sobrina de ambas, Marian Brook (Louisa Jacobson), una joven que acaba de arribar a la ciudad y se enfrenta a un mundo completamente distinto al suyo y a una sociedad dividida entre mantener las viejas costumbres o abrazar el futuro.
Al otro lado de la calle, la familia Russell hace todo lo posible por ser aceptada por Lady Astor (Donna Murphy), algo así como la reina madre socialite: quien dicta quién merece pertenecer y quién no. Por supuesto, no importa cuánto despliegue de su fortuna hagan, Astor no se los pone fácil.
También destacan las historias de los invisibles, los mayordomos, criados y cocineros, que intervienen a su manera en la contienda. Entre los personajes con los pies más en la tierra, sobresale Peggy Scott (Denée Benton), una joven negra oriunda de Brooklyn que sueña con convertirse en escritora y se enfrenta a los obstáculos por su condición de mujer y por los prejuicios raciales de la sociedad.
La nueva temporada comienza en la mañana de Pascua de 1883, y desarrollará en detalle el desafío que Bertha está dispuesta a llevar hasta las últimas consecuencias al antiguo sistema que sostiene la Sra. Astor. Ya no solo querrá pertenecer, sino usurpar el liderazgo.
Con información de Télam