(Por Nicolás Biederman).
Releyendo: Mafalda, serie documental dirigida por la cineasta Lorena Muñoz que repasa los orígenes, la expansión casi mundial y la vigencia del clásico personaje de historieta creado por Quino, estará disponible completa este miércoles en las plataformas Disney+ y Star+.
Nacida hace seis décadas como un encargo publicitario para una empresa de electrodomésticos, aquella nena progresista, feminista y contestataria, preocupada por la elusiva paz mundial, enamorada de los Beatles y acérrima enemiga de la sopa, se convirtió con el correr del tiempo en todo un ícono.
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Inicialmente Mafalda transcurría en la intimidad de un departamento de la ciudad, con una historia que se reducía a su vínculo a menudo complejo con su padre oficinista y madre ama de casa. El éxito de su publicación, desde septiembre de 1964 en Primera Plana para pasar menos de un año después al diario El Mundo, llevó a que creciera su inolvidable galería de personajes: primero Felipe, luego Manolito, después Susanita.
Retrato de las clases medias porteñas, generó identificación universal. Se publicó en más de 30 idiomas y se volvió tan popular en Argentina como en Latinoamérica, España, Francia, Grecia e Italia. Se recopiló en todo tipo de libros y cuadernillos, también pasó al formato animado y al cine a color; incluso también a un noticiero (Telefe Noticias la tuvo como columnista diaria en 2017).
Cuando me propusieron dirigir esta serie, por supuesto que lo primero que dije es que sí, inmediatamente, recuerda Muñoz en charla con Télam. Con Releyendo: Mafalda la cineasta suma un nuevo capítulo a su listado de títulos inspirados por artistas o personajes populares reales (entre ellos el documental sobre Ada Falcón Yo no sé qué me han hecho tus ojos, 2003; y las ficciones biográficas Gilda, no me arrepiento de este amor, 2016; y El Potro, lo mejor del amor, 2018).
Muñoz confiesa que el personaje la acompañó durante la infancia, pero que ella misma descubrió durante el proceso de la serie aspectos de su historia que ignoraba: Por ejemplo, que Mafalda tenía originalmente un hermano mayor. Eso es algo que no tenía ni la menor idea, admite.
Con producción de Non Stop, el proyecto para la serie se gestó cuando Joaquín Salvador Lavado Tejón -como se llamaba Quino, quien falleció a los 88 años en Mendoza en septiembre de 2020- todavía vivía.
Con la recuperación de valioso material inédito y entrevistas a miembros del círculo íntimo del autor, la serie recorre la historia de Mafalda, y con ella la del mismo Quino como artista: lo que lo inspiró y cómo fue evolucionando su trabajo, además del impacto que tuvo en la historieta.
Por ello resulta de especial relevancia el testimonio exclusivo de humoristas gráficos como Maitena, Liniers, Montt, Tute, Rep, Kemchs y Raquel Riba Rossi.
Pero Mafalda también dejó -y deja- su huella en el público general y en la cultura, como lo demuestran algunas personalidades que participaron de la serie, como Darío Barassi, Agustín Soy Rada Aristarán, Mariana Fabbiani, Consuelo Duval, Paty Cantú, Santiago Segura, Gabriela Sabatini y Emanuel Ginóbili, entre más.
Con cuatro episodios de 30 minutos, la serie procurará explicar cuál es el hechizo que hace de Mafalda un fenómeno que trasciende fronteras y generaciones. Tras su paso por el Festival Canneseries en abril pasado, tendrá un preestreno este domingo a las 20 por el canal National Geographic -con un capítulo semanal-, para luego desembarcar completa en el streaming el 27 de septiembre.
Télam: ¿Qué significa Mafalda para vos? ¿Qué te motivó a participar de este proyecto?
Lorena Muñoz: Hay algunos proyectos que son más del corazón y otros que son contrataciones; hago un poco esa diferenciación y si bien por suerte tengo la posibilidad de elegir y tengo mucho trabajo, hay algunos que son más queridos que otros. Y este es un proyecto que ocupa un espacio muy importante en mi corazón, en mi vida, porque Mafalda me acompañó toda la infancia, y también acompañó la infancia de mis hijos. Yo les leía y después tuvieron ellos la oportunidad también de elegir y seguir leyendo ellos.
Soy del 72, o sea que vengo un poquito después del inicio de Quino con esta obra. Vivo a un par de cuadras de donde vivía él cuando creó a Mafalda, en Defensa y Chile, y para mí es muy impactante, muy emocionante pasar por ahí, como que siento a veces que compartimos el barrio, que él caminaba por los mismos lugares.
Me gustaría subir a ese departamento para mirar por la ventana y ver cuál era el punto de vista que tenía mientras escribía, mientras se inspiraba.
T: ¿Por qué pensás que Mafalda interpela con tanta potencia a distintas generaciones en distintas épocas y en distintas culturas?
LM: Para mí porque es mágica; hay algo de eso. ¿Por qué pasó esto con Mafalda a nivel internacional, cuando en realidad es tan local, y no solo local sino que es muy porteña? Es impresionante la cantidad de países en el mundo en los que se ha editado, y traducido a no sé cuántos idiomas. Yo creo que tiene que ver un poco con ese don de humanidad, con el hecho de que nos vemos reflejados; es muy empática Mafalda, nos vemos todos reflejados en esa niñita y en ese mundo que genera.
T: Quino creó a Mafalda pero su genialidad no se acabó ahí. Todo lo que ha hecho tiene una sutileza, una ironía, una vigencia tremendas, ¿qué aprendiste sobre él trabajando en este proyecto?
LM: A mí lo que más me emociona de él es que tengo la sensación de conocerlo. No lo conocí personalmente; todo lo que veo son archivos de él y también lo conozco a partir de su obra, que es una buena forma de conocer a alguien.
Yo creo que los directores de cine y los historietistas tenemos puntos de contacto fuertes también, hay una línea, una frontera muy débil entre las dos áreas. De hecho algo con lo que me quedo que me encanta es que él decía que antes de sentarse a dibujar miraba dónde iba a poner la cámara. Muy interesante.
T: ¿Qué es lo que te impactó?
LM: Que tenía como cierta timidez, y esa timidez creo que era que se estaba reservando para la observación. En lugar de estar hablando y mostrándose y exponiéndose, lo que está haciendo es escuchando y analizando el contexto y el mundo. Es un artista increíble con un mundo interior enorme y con mucha introspección también.
T: En la serie hay testimonios de humoristas gráficos de generaciones más jóvenes, hoy ya ellos y ellas también próceres del género. ¿Qué notaste en su mirada? ¿Cómo es visto Quino por sus colegas?
LM: Para mí lo que dejó en ellos y dejó en todos es un punto de nostalgia, porque él ya no está y cuando nosotros empezamos con esta serie estaba vivo, o sea que hay algo ahí nostálgico, si bien para mí es un orgullo que haya acompañado este proceso por lo menos en su etapa de proyecto.
Lo que veo en los ojos de todos es muchísimo respeto y admiración. La manera en que hablan de él es realmente con mucho respeto, y lo tratan como un maestro y me parece que tiene que ver con el legado que ha dejado a todos.
Con información de Télam