Después del éxito en el Cervantes, arranca la segunda temporada de "Salvajada"

22 de enero, 2024 | 14.08

La segunda temporada de "Salvajada", una adaptación al teatro del cuento "Juan Darién" de Horacio Quiroga, realizada por Mauricio Kartun y que Luis Rivera López estrenó en julio pasado en el Teatro Nacional Cervantes, donde fue vista por 25.000 personas a lo largo de dos meses de funciones, regresará a escena desde el próximo jueves 25, ahora en el teatro Metropolitan.

Con un elenco encabezado por Carlos Belloso, Valentina Bassi, y Pablo Mariuzzi y donde conviven actuación, teatro de títeres y objetos, canciones, comedia y drama, alternativamente, en precisas dosis, y con saludable ligereza y libertad expresiva, "Salvajada" se podrá ver ahora los jueves y viernes a las 20 en el teatro de avenida Corrientes 1343..

Con una escenografía por momentos deslumbrante pero construida desde la simpleza, la luz, el color, el conocimiento de los materiales y su manipulación, la articulación y el movimiento, debida a Alejandro Mateo, la obra se sitúa en un pequeño pueblo rural al borde de la selva que reproduce, acaso en forma monstruosa, atávicos comportamientos sobre la normalidad y el odio al extraño.

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El cuento de Quiroga, publicado en 1924 en el libro "El desierto", entronca perfectamente con la historia y el presente del país: el odio, la normatividad, la cultura del desprecio, la violencia, el mandato cultural, pero también se nutre de los relatos propios de territorios sumergidos, lejanos y rurales que articula en una suerte de protoliteratura los elementos naturales, la cercanía del hombre con las fieras, la vida salvaje y la fantasía sobre extrañas asociaciones posibles.

"Es una puesta donde buscamos trasladar un poco el espíritu del teatro independiente que tuviera el ímpetu de lo grupal y donde todos los que participamos de su realización formamos parte de un lenguaje común, no es que la escenografía va por lado, el vestuario por otro, la actuación por el suyo", cuenta Rivera López en charla con Télam sobre esta imaginativa y refrescante propuesta de un altísimo nivel de precisión y calidad pero asentada en la fragilidad y el detalle inestable de lo artesanal.

"La aparición del teatro de objetos en la puesta -remarca Rivera López- era una posibilidad ya presente en el texto, que plantea esta mixtura entre el mundo animal y el humano que da pie a esta traslación al teatro de títeres y actores, pero independientemente de eso, lo que buscamos desde el comienzo fue la la conexión de los actores con el grupo, la potencia de la presencia de todos para contar una historia".

La adaptación de "Juan Darién" para el teatro la realizó Kartun ocho años atrás y fue para el Grupo de Titiriteros de la Universidad Nacional de San Martín (Unsam), versión que el autor de "Terrenal" siguió trabajando y terminó de definir para esta puesta que contó con producción del Teatro Nacional Cervantes, en la que convocó a Rivera López, con quien Télam mantuvo una conversación a propósito de esta segunda temporada del que fue uno de los grandes espectáculos de 2023.

Télam: El cuento de Horacio Quiroga es notable y la adaptación teatral logra condensar y potenciar toda la riqueza de un texto que es una suerte de fábula dramática de una actualidad asombrosa.

Luis Rivera López: Mauricio (Kartun) escribió una versión donde condensa muy bien un cuento absolutamente extraordinario porque no es para nada obvio, que tiene una metáfora muy profunda que, como tal, no se puede explicar claramente pero que habla sobre la identidad y la forma de ser. En su trabajo, Mauricio afinó el lápiz y le incorporó un sentido del espectáculo y la narrativa teatral que le saca brillo y le agrega elementos que el original no tiene, como el humor, la parodia, ciertos toques de actualidad absolutamente increíbles y después buscamos una puesta en escena donde lo central es el grupo de trabajo. Es obvio que un director tiene ideas previas que surgen del material pero también creo que el trabajo del director es como el de un pescador, lo principal es su capacidad de pescar en un lugar donde haya mucha creatividad y en este trabajo se armó una dinámica excelente donde cada uno puso en juego las mejores características propias, con gente con gran expertise en el trabajo de objetos, otros en aspectos musicales y en la parte puramente actoral un trabajo que tenía que ser muy fino para poder ser casi expresionistas en la forma de mostrar los sentimientos pero sin caer en las obviedades.

T: Todo el tiempo está el juego entre lo salvaje y lo civilizado y los sentidos parecen de a momentos opuestos a lo esperado previamente.

LRL: Está lo salvaje, en el mal sentido de la palabra, que tenemos dentro, de eso no cabe duda y la realidad lo muestra pero, al mismo tiempo, está lo salvaje y lo intuitivo como un aspecto profundo y propio que te ancla en la realidad y te permite ser libre dentro de las pocas posibilidades que tenemos de serlo. El borde de esa dualidad constante entre lo animal y lo social es muy rico.

T: ¿En este borde reside la actualidad del relato?

LRL: No se trata de una sociedad lejana, es absolutamente cercana y es lo que nos pasa a todos, esa empatía con los personajes, aun cuando sean paródicos, hace que el espectador se conmueva. Haciendo la obra percibimos que la emoción del público no estaba ligada a lo que les pasaba a los personajes en escena sino que era una especie de emoción estética, algo así como "estamos buscando y tratando de encontrar cómo somos", que es la gran ceremonia que el teatro pone en juego.

T: ¿Para usted de qué habla "Juan Darién", el texto de Quiroga que da origen a la puesta?

LRL: Habla de muchas cosas, centralmente habla de cómo somos y de nuestra relación con los miedos y con las esperanzas, con los terrores y, a la vez, con las posibilidades que tenemos de escapar de eso y encontrarnos en lo más profundo de la selva. La historia de un tigre que se transforma en humano no tiene una dirección unívoca sino que esta suerte de fábula sin moraleja de Quiroga es lo suficientemente profunda para plantear una serie de cuestiones, en la obra hablamos de nuestra parte instintiva, interior, animal, de la naturaleza, de la ecología aun cuando era un concepto que no estaba en boga en la época de Quiroga y también hablamos de la ecología social, de cómo somos los unos con los otros y de cómo nos maltratamos. El ser humano es un ser muy complejo y una parte de esas complejidades se ponen en juego en la obra.

T: En la puesta del Cervantes es particularmente impactante el comienzo en el que parte de los actores ingresan a la sala a través de la platea con particulares objetos que forman parte de la escenografía y la dinámica de la obra

LRL: Intentamos mantener la puesta en escena original en un 90%, tenemos un escenario con suficiente capacidad y tenemos también la posibilidad de meternos en la platea, un poco para señalar que los que estamos acá somos parte de este mundo.

Con información de Télam