(Por Agustín Argento) El rodaje de "29 horas y media" se encuentra en su etapa final y, más allá de la historia de amor que cuenta, muestra el atractivo de una trama centrada en la grabación del icónico "La dicha en movimiento", disco de Los Twist que es interpretado, en el filme, por actores que, en algunos casos, ni conocían a la banda.
¿Cómo revisitar al grupo de Pipo Cipolatti, Fabiana Cantilo, Daniel Melingo, Gonzalo Palacios, Polo Corbella y Eduardo Cano? El trabajo estuvo a cargo del director Maxi Rodríguez y en la investigación minuciosa de los intérpretes, quienes corrían con la presión de los músicos.
"Yo no tenía relación con la música de esa época, pero después vi que conocía muchas canciones. Me hubiera encantado vivir esa época y ese mundo. Durante la filmación nos recomendaron muchas bandas y empezamos a indagar. No es algo que escuche en mi casa, pero creía que nunca me iba a llamar la atención. Ahora estoy cambiando mi lista de Spotify (risas)", dijo Sofi Morandi a Télam, sentada en uno de los mullidos sillones de los Estudios Panda, completamente "lookeada" como Fabiana Cantilo.
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Las locaciones de la película replican aquellos momentos y espacios emblemáticos como el Café Einstein, Canal 7 y, por supuesto, los Estudios Panda, donde Los Twist grabaron su álbum debut bajo la producción de Charly García.
En aquella placa se registraron temas que sobrevivieron al paso del tiempo como "Jugando hulla-hulla", "Pensé que se trataba de cieguitos", "Cleopatra, la reina del twist" y "El primero te lo regalan, el segundo te lo venden".
"Yo lo primero que hablé con el director era no caer en la imitación, sino sacar la escencia de Fabi. Vi muchas entrevistas y videoclips, y ahí me fue más fácil cazarle la onda de arriba del escenario. Lo de abajo era más diffícil porque no tenía una Fabiana enojada, por ejemplo", dijo Morandi, de 25 años.
La actriz de "Porno y helado" reconoció que aceptó el papel sin hablar con Cantilo y que luego de que quedara en el proyecto, la vocalista le mandó un mensaje para darle tranquilidad. "En la película, Fabi está en un momento que tiene que tomar una decisión que el resto del grupo no sabe. Cada personaje tiene algo para decir que no dice. Y ella está luchando contra ella misma". Sin decirlo, mientras Los Twist grababan "La dicha...", Cantilo ya tenía decidido dejar la banda.
Pululando por el set de filmación estaba Cipolatti, sacando risas al elenco y a los técnicos. Julián Cerati es quien encarna al guitarrista y cantante, todo un peso que debío balancear entre la copia y su propia impronta.
"Fue un super desafío que esté vivo. Yo arranqué su personaje de afuera hacia adentro. Se suele hacer al revés: ver sus motivaciones, qué es lo que siente, etcétera. Pero en mi caso, primero vi entrevistas de él y luego lo fui a conocer. Así empecé a sentir cómo sentía él", dijo Cerati, mientras Pipo lo interrumpía una y otra vez para hacer el tándem Cipolatti.
"El pensamiento no lineal que tiene es maravilloso -reflexionó el actor-. Yo, imitándolo, me di cuenta de que hay cosas en mi interior que no puedo decir. Yo le pongo un marco a lo que digo, en cambio él no. No sé cómo puede convivir con ese océano creativo. Y en el set, yo me pongo a improvisar y el director tiene que ordenar".
Con 24 años, Cerati reconoció que no era fanático de Los Twist, aunque sí conocía sus temas por su padres y familia. "Ellos fueron una bisagra en la música del país", sostuvo.
Otro de los personajes que tendrán pantalla y que han dejado una vasta y ecléctica trayectoria es Daniel Melingo, cofundador y compositor del grupo, con una personalidad que lo llevó al tango y hasta la actuación. Guido Penelli es quien debió ponerle cara en cámara y, con 28 años y formación musical, sí sabía de qué se trataba lo que iba a interpretar.
"Yo escucho mucho esa época del rock, eran de las primeras que escuché por mi familia. Mi papá es tecladista y mis tíos tocaron el Los 5 del Río, así que esa música y esas bandas, como las de los 70, siempre estuvieron de manera inconsciente en mi cabeza", comentó Penelli.
Con ductilidad para la batería y la guitarra, contó que durante los recesos de rodaje se encerraba en el estudio con técnicos y otros de los actores para zapar un rato o tocar canciones viejas. "Los ensayos son un poco caótico -dijo entre risas Penelli-. Todos nos ponemos a tocar y se arman zapadas con temas conocidos o improvisaciones. Tocamos con los otros actores y los técnicos. Eso es lo lindo de hacer estas películas".
"Todo músico y artista -dijo sobre Melingo- tiene su forma de expresarse y caminar. Yo quería tomar ese lenguaje. Todo lo que hizo en esa época fue increíble. Estudié cómo habla, su tono de voz. También nos juntamos con Pipo, fueron todos muy generosos. A Daniel lo fui a ver al teatro con el director, quien ya tenía una idea clara de lo que quería de mi".
A pesar de que ya conocía el disco y a los músicos que lo grabaron, Penelli se dedicó a investigar la época para poder llegar a un "plano más general" de lo que sucedía y lo que vivía Melingo mientras grababa la placa.
Más allá de la parte musical, la película narra la historia de amor, como un "coming of age", de Mario (Kevsho) y Ana (Ornella D'Ellía), dos fanáticos de la banda que logran entrar a los Estudios Panda en plena grabación para filmar un videoclip.
"Ana es una chica que estudió Bellas Artes y es fotógrafa. Tiene 19 años y yo siento que ya cruzó un camino, que me gustó,.Es una edad que no entendés muy bien lo que querés o dónde seguis. Tengo amigos en esa situación y Ana veo que es un poco así. En Ana busqué la dulzura y sensibilidad que tiene para ver la vida.", explicó D'Ellía, que tiene la misma edad que su personaje.
"No sabía nada de la banda, los tenía de vista y de oído, pero ni idea de Los Twist. Siempre volvés a escuchar a Charly o Spineta, pero a ellos no los había escuchado nunca.", agregó la actriz de "Los sonámbulos" (Paula Hernández) y "La ira de Dios" (Sebastián Schindel).
Otra línea argumental que el director Rodríguez buscó fue el de mostrar el contexto en el que la dictadura comenzaba a hacerse un lado hacia la democracia, pero con la represión y la censura todavía a flor de piel en la sociedad. Para la actriz, de hecho, había partes del guion que le parecían imposibles de creer con sus 19 años.
"Me parece -dijo D'Ellía- que hubo también un click que en lo cotidiano no nos damos cuenta. Hay textos en la película que hoy no los podría decir. Y está bueno traer un montón de cosas a las que les ponemos énfasis. El lugar en el que se situaban las mujeres o ciertos tratos a la gente, que lo hablamos con Maxi. Hoy en día nos hace ruido lo que se habla en la película. Si no lo hiciera, no estaría bueno".
Con información de Télam