Héctor Díaz y Paula Ransenberg: "Tenemos la argentinidad recargada después del Mundial"

18 de febrero, 2023 | 15.13

(Por Federico Bruno, especial para Télam).- Protagonistas de la comedia dramática "Laponia", Héctor Díaz y Paula Ransenberg se sumaron a la temporada teatral de verano en Mar del Plata, con una gran repercusión en el "boca a boca" del público que quedó maravillado de ver una obra que se presenta como un espejo donde se reflejan las costumbres de los argentinos.

"Tenemos la argentinidad recargada después del Mundial", coinciden los actores, en diálogo con Télam, en relación con la obra donde una pareja viaja a Finlandia para pasar las fiestas de Navidad en la casa de la hermana de una las protagonistas y eso detona una serie de tensiones y cuentas pendientes.

Protagonizada por Ransenberg, Díaz, Jorge Suárez y Laura Oliva, en "Laponia" dos parejas contraponen dos maneras de educar a los hijos totalmente opuestas, debaten sobre la verdad y la mentira, las tradiciones, los valores familiares, e inevitablemente salen a la luz secretos del pasado que nadie quería desenterrar.

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Además de tomar parte del elenco de la obra dirigida por Nelson Valente y con funciones en el teatro Bristol, de miércoles a domingo, Ransenberg y Díaz también participaron del elenco de "Argentina, 1985", la película de Santiago Mitre, nominada al Oscar.

T: ¿Cómo fue la repercusión de "Laponia" durante la temporada?

Héctor Díaz: Tenemos una buena temporada, arrancamos un poco por debajo de nuestras expectativas pero es una obra muy noble que tiene un boca a boca excelente y eso hizo que a partir de la segunda semana creciera, siempre con la ayuda y acompañamiento de nuestro productor Sebastián Blutrach.

T: ¿Cuáles son las temáticas de la obra?

Paula Rasenberg: La obra tiene un arco que va desde la diferencia entre los argentinos y los finlandeses, la forma de criar a los hijos, la forma de entender temas como la verdad, y cuestiones de idiosincrasia o la forma de comportarse en sociedad. Provoca un efecto muy hilarante, se ríen mucho. Y a medida que se va pelando la cebolla, cuando empiezan a aparecer capas más íntimas de los personajes, y se empiezan a develar sus zonas más emotivas, sus carencias y dolores, y también lo que los une a los otros, el público comienza a identificarse y empiezan a escucharse algunos llantos en la platea. El aplauso final siempre es muy emotivo. Queda una sensación de mucha comunión con lo que está pasando. Muchos nos esperan para saludarnos y contarnos de sus vínculos de hermanos o pareja.

T: Esos vínculos familiares que recrean, ¿los interpelan en su vida?

HD: A veces es inevitable, en estos procesos hay cosas que impregnan. Yo fui padre hace 3 años y me reflejo mucho en esa zona. La obra se ocupa de bucear en ese mundo, entre lo mágico y lo racional, habla por ejemplo de las auroras boreales, donde se cruza el efecto de lo mágico con algo puramente científico. Me parece que la obra tiene un valor como dramaturgia que es esa vuelta que pega hacia lo interior, ingresa en lo personal pero muy naturalmente. La obra se mete cerca de los corazones, cuenta un tema muy simple pero de un modo único.

T: ¿Qué les pasó como actores con esta obra?

HD: A mí me dio un fuerte nivel de confianza en el trabajo en equipo. Ahora tengo mucha seguridad como actor. Sé que estoy descansado en ellos, porque la misma obra lo pide al ser muy coral. Hay dos personas debatiendo frontalmente sus ideas, nosotros tratando de moderar y luego haciendo catarsis de lo propio. Tuvimos que entrenar las antenas de los cuatro para saber en qué están los demás y sumarnos a eso. El objetivo es que el espectador vea lo que está pasando en esa casa como a través de una cerradura.

PR: El teatro siempre es colectivo y es un juego que se hace en grupo. Más allá de las inquietudes particulares, cuando uno crece, crece todo, como en el amor. Es una sinergia positiva. Hay reacciones naturales del público que tenemos que recibir muy atentos, si hablo encima de una carcajada no se va a entender. Tenemos que hacer de cada pausa por una risa o algún "uhhh", algo natural.

T: ¿Fueron moldeando la obra con esas reacciones del público?

HD: Exacto, fue el público el que nos dio la clave en un montón de cosas que no hubiésemos descubierto de otra manera. Son ellos los que dan la puntada final del espectáculo.

T: La obra puede ser leída como un elogio a la argentinidad. ¿Lo incentivó la obtención de la Copa del Mundo de fútbol, en Qatar?

PR: Obviamente sí, es todo distinto y más cercano. Tenemos la argentinidad recargada después del Mundial. Me gusta ese tipo de lectura pero me inclino más por la que celebra el encuentro. Yo soy de ascendencia judío-alemana y me tocó vivir con gente muy distinta, eso me identifica, en aprender a conocer sin juzgar. El personaje de Olavi (Suárez) se ve primero como un duro y después como alguien totalmente querible. Creo que todos somos parecidos, queremos que nos quieran, que nos valoren y nos respeten.

HD: Podemos hablar de las diferencias y nos genera gracia como cuando se cae alguien en la calle, pero el texto trabaja de forma muy sofisticada los estereotipos para permitirnos dar ese giro del final que sorprende a todos.

T: ¿Creen que después de la pandemia la relación del público con el teatro cambió?

HD: Fue tan oscuro el período de la pandemia que cualquier cosa que uno ahora pueda analizar la va a sentir como más potente o mejor.

PR: Por suerte somos animales de costumbre, decíamos no nos íbamos a volver a besar y ahora te agarran más fuerte y te dan un beso. Por suerte volvimos a los besos y los abrazos.

T: ¿Hicieron teatro por streaming?

HD: Hicimos todo lo que pudimos para sobrevivir, entre esas cosas los streaming.

PR: Hacer ese tipo de puestas era como ponerse una máscara abajo del agua y respirar por una pajita para no morirse. Recuerdo mis primeros ensayos "presenciales" y me parecía increíble todo lo que hacían mis compañeros, me reía más de lo que me reía antes y me emocionaba mucho más.

Con información de Télam