(por Javier Berro, enviado especial) La actriz Paola Barrientos, quien integra el elenco de "La comedia es peligrosa", una obra dirigida por Ciro Zorzoli y escrita en verso por Gonzalo Demaría, asegura que el humor es un lenguaje que abre puertas y canales que, de otro modo, se ponen más solemnes para poder desnudar ciertas cosas.
La obra, que fue concebida para los festejos por el centenario del Teatro Nacional Cervantes, llegó este verano a Mar del Plata para ofrecer funciones de jueves a domingos en la sala Astor Piazzolla del Teatro Auditorium, con entradas a precios populares como parte de una política cultural que genera accesibilidad en esta temporada de verano.
El espectáculo, con un gran y numeroso elenco y una imponente puesta en escena, narra con licencia poética- la historia del nacimiento del teatro en el país en tiempos del entonces Virreinato del Río de la Plata.
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Hay un grupo de comediantes de carromato como se daban las compañías teatrales, gente que se juntaba y andaba por distintos lugares intentando trabajar que se propone que el Virrey abra el primer teatro de Buenos Aires. Ellos, que tenían que quedarse en las afueras porque no estaban bien vistos, intentan engañar al Virrey con algunos datos sobre su vida amorosa, logrando que salga del clóset. Algo que el Virrey termina agradeciendo porque despliega todo su amor y felicidad, cuenta Barrientos a Télam sobre el comienzo de la obra.
Télam: ¿Qué valor tuvo en lo personal el estreno de la obra por los festejos del Cervantes?
Paola Barrientos: Fue un poco tomar consciencia de cuán recorrido está ese espacio, ese escenario, de cuanta historia ha pasado por ahí. De historia social y de personajes históricos relacionados al teatro y la cultura. La sensación que se me hacía presente era la de formar un cachito parte de esa historia. Y eso me pareció como una cosa importante.
T: ¿Y en qué momento aparece la comedia como algo peligroso? ¿Pensás que la comedia mantuvo su condición de "peligrosa" en Argentina durante su recorrido hasta hoy?
PB: Me parece que el humor es un lugar habilitador que abre puertas para decir un montón de cosas que de otro modo son muy difíciles de decir o de escuchar. Y, en ese sentido, me parece que el arte, pero el humor en particular, es un lenguaje que abre puertas y canales que de otro modo se ponen más solemne el asunto para poder desnudar ciertas cosas. El humor cambia todo el tiempo. Pensemos en el humor de hace 30 años. Con mi hermana nos sentábamos a la mesa a ver Las Gatitas y Ratones de Porcel y era el planazo familiar. Ahora, viéndolo en perspectiva, me resulta difícil señalar por qué éramos parte de esa situación. Eso no significa que uno diga como era así entonces estaba bien y no pasa nada. No, me parece que está buenísimo tener una mirada sobre eso, pero claramente cambia y se acomoda. Y es claro también que durante la dictadura sucedió un tipo de humor en particular que nos tapaba los sesos.
T: ¿Y cómo se desarrolla el humor dentro de la obra? ¿Y qué relación guarda con el presente?
PB: Yo siento que acá en la comedia encuentra un borde entre este fines de 1700 con ciertos resabios de actualidad. Hay un link muy claro que se puede hacer entre los contubernios palaciegos y lo que es de cara a la sociedad, y se da esa doble lectura todo el tiempo. De que se refleje el hoy a través del ayer. Todavía no era nuestro país, pero en esta disputa de poder permanente me parece que hay algo de actualidad. No es que la obra se inventa nada, pero forma parte del asunto esta doble lectura de este 1700 y de nuestro presente, también con lenguaje inclusivo en el medio del verso, un verso muy oíble y "agarrable". Tiene una actualidad, una fluidez y un humor en su escritura que lo vuelve delicioso y musical. Por momentos, te olvidás que es en verso cuando lo estás escuchando o estás actuando, y hay algo de eso que empieza a ser parte del asunto y del juego.
T: El espectáculo también se ofrece a precios muy populares y accesibles...
PB: La idea es la de una política cultural que genere accesibilidad, por un lado para quienes no pueden pagar una entrada de teatro comercial que sale un importante billete y, por otro lado, para quienes quieren ir a ver determinadas figuras y de paso venir a descubrir otra cosa. Me parece que es una oportunidad de oro, porque determinados teatros tienen una impronta como de cultural inaccesible. Ir al Teatro Cervantes no es lo mismo que ir al Astros. Vení, míralo. Esta obra es una invitación, en este caso en una sala hermosa en el Teatro Auditorium. En principio, los invitaría a que vengan a chusmear y divertirse y de ahí en más todo lo que a cada uno se le remueva y se le abra, bienvenido.
Con información de Télam