La trayectoria dentro y fuera del ring del icónico Oscar Natalio Bonavena, una de las figuras deportivas y mediáticas más recordadas de la cultura popular argentina, desembarca en la pantalla chica con el primer protagónico del joven Jerónimo Bosia y una atractiva puesta visual en "Ringo, gloria y muerte", que podrá verse a partir de mañana en la plataforma de streaming Star+.
"Te cuentan sobre su historia y ya con eso te tiraron el guion sobre la mesa", aseguró Bosia en diálogo con Télam sobre esta propuesta dirigida por Nicolás Pérez Veiga, un retrato de la excéntrica biografía de quien supo conquistar la atención popular tanto con su ambición pugilística, que lo tuvo entre los mejores peso pesados del mundo durante los 60, como con su paso por el cine, la televisión y hasta la música.
Carismático y clásico canchero, la agitada vida del oriundo de Parque Patricios se traslada a la ficción a través de dos líneas de tiempo que hilvanan los episodios más importantes de su recorrido: desde sus inicios en el amateurismo, el salto a Estados Unidos tras una sanción deportiva en Argentina y su posterior consagración como campeón nacional, que le abrió las puertas a la codiciada oportunidad de medirse mano a mano con el mismísimo Muhammad Ali, considerado como el mejor boxeador de todos los tiempos.
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Pero el ascenso encapsulado en los siete episodios que componen la tira también contrasta en un logrado balance con la franca caída en desgracia del ídolo, que obsesionado con conseguir su revancha con Ali, se sumerge en el ambiente clandestino y del hampa estadounidense, reducido a una simple atracción para los mafiosos de la ciudad de Reno y donde, en 1976 y a los 33 años, víctima de sus peligrosos vínculos, murió de un balazo.
De cara a su lanzamiento, Bosia, Pérez Veiga y Delfina Chaves -encargada de interpretar a Dora, la primera esposa de Ringo- hablaron con esta agencia sobre la vistosa producción creada por Diego Palacio, que también cuenta en su elenco con la participación de Lucila Gandolfo, Pablo Rago, Martín Slipak, Connie Isla, Ariel Núñez y la recientemente fallecida María Onetto, entre otros.
Télam: ¿Cómo fue el trabajo de darle vida a Ringo?
Jerónimo Bosia: Durante mucho tiempo no supe quién era, pero a los veintipico me empezó a crecer la quijada y todos me decían que me parecía a él, así que empecé a buscar, a googlear y a conocer sobre Ringo. Pero para abordar sus facetas se diferenciaron dos partes, una más pegada al ritmo popular de los 60, para la que acudimos más a las entrevistas y al material de archivo, y otra, la de su paso por Reno, de la que no se sabe mucho y tiene muchas más licencias. De alguna forma era otro personaje, había que componer algo con una construcción más imaginaria.
T: ¿Y desde la realización; ¿cómo fue el proceso?
Nicolás Pérez Veiga: Fue un trabajo principalmente largo, desde que empezamos a fantasear con la idea de llevar la vida de Ringo a la ficción pasaron casi tres años y medio, así que fue un desafío. Quizás no tanto de investigación, porque fue bastante libre lo que intentamos hacer, pero sí de mucho pensamiento en cuanto a qué tipo de serie queríamos hacer, qué tipo de biopic, qué tono le queríamos dar, qué visual iba a tener el mundo de Bonavena. Ese fue el mayor desafío desde lo creativo, quería crear un universo muy cinematográfico, muy inmersivo, que saliera un poco del lenguaje costumbrista.
T: Es particularmente notable el trabajo de ambientación.
NPV: Sí, la época era fundamental, es una oda a esas décadas de los 60 y 70. Fue un trabajo muy minucioso con el equipo de arte y fotografía, mucho análisis de fotografías y películas de la época, tratamos de ser bastante fieles a cómo se veían los espacios, con rigor histórico.
T: ¿Esas fueron también las referencias para encarar el trabajo en el set desde lo actoral?
JB: Sí, ya de por sí hay un folclore, con las camperas de cuero, la mafia, que hace que inevitablemente aparezca ese mundo del cine norteamericano, algo muy atractivo y muy lindo para actuar. Es una influencia del cine que en sí mismo ya te ubicaba.
Delfina Chaves: Claro, crearon todo un universo con los sets, las alfombras, las lámparas, cada rincón al que te acercabas era muy increíble de habitar. Cuando lo mirás sentís ganas de estar dentro de ese mundo.
T: En ese sentido también influye el ritmo con el que se desarrolla la historia. ¿Lo ven como un plus pensando en una generación de espectadores menos familiarizada con la vida de Ringo?
DC: Sí, es conocerlo sin tanta solemnidad, eso me parece importante, porque a veces las historias de personajes que terminaron así o que ya no están, se pueden contar también desde un lugar súper melancólico, y me parece que si algo tiene esta serie es ese tono divertido, esa ironía que caracterizaba también a Ringo y a su entorno, a sus entrenadores, a la gente que lo acompañaba en sus viajes. En ese sentido creo que Ringo estaría muy orgulloso de cómo fue plasmado ese universo, no como algo pesado sino como algo dinámico, con mucho movimiento.
T: Tratándose de un ídolo popular tan propio y local, ¿cómo creen que la serie puede repercutir en audiencias de otras regiones?
DC: Yo creo que con esta historia de un gran personaje y una leyenda argentina, estamos contando también nuestra propia historia, la de toda una familia, de una cultura, la de Parque Patricios...
JB: Sí, y con este formato tiene que ver mucho el cómo contás esas cosas, verdaderamente si tiene impacto, puede ser Ringo, otro ídolo o cualquier personaje y el público va a empatizar de todos modos con los vínculos que se trabajan en la serie. Se vuelve más global la imagen que transmite, y puede interpelar a diferentes públicos.
NPV: A mí me parece que Ringo es único, era un personaje completamente cinematográfico, hubo una cantidad de proyectos en proceso sobre él que por diferentes circunstancias nunca llegaron a ser. Con los chicos siempre hablamos que su vida en sí misma era una película, y eso lo hace mucho más valioso.
Con información de Télam
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