La dupla de artistas integrada por Daniel Maza y María Volonté plasmó sus encuentros sobre escenarios porteños en el atractivo álbum conjunto Serenata, una experiencia que cantante y compositora reflejan fielmente el placer que sentimos cada vez que compartimos el escenario.
Haciendo música con Daniel descubrí que muchas canciones que estaban escondidas en mi cajita de tesoros escondidos y que uno piensa que ya nadie las recuerda ni las conoce, él las adoraba también, apunta Volonté durante una entrevista con Télam.
Entre esos tesoros figuran De repente (Aldemaro Romero), Sombras (Carlos Brito-Rosario Sansores), Te abracé en la noche (Fernando Cabrera), el anónimo Baile de candombe, y Escándalo (Rafael Cárdenas-Rubén Fuentes).
Este contenido se hizo gracias al apoyo de la comunidad de El Destape. Sumate. Sigamos haciendo historia.
La nómina registrada en vivo por Pato Pierantoni se completa con Ay ay de mí (que María compuso junto a Kevin Carrel Footer) y dos temas firmados por Maza-Volonté: Soy el viento y Candombe bailador.
Sobre la selección plasmada en Serenata, Maza resalta a Télam que hemos podido hacerla usando nuestro propio idioma. O sea, tiene jazz, tiene canción, tiene candombe, tiene bolero, tiene swing, tiene salsa.
El bajista, autor y cantante uruguayo radicado en Buenos Aires agrega que en Serenata hay un poco de todo. Y fue todo muy natural, fue como que si no las hubiéramos elegido sino que las canciones nos eligieron a nosotros.
Ella, desde Estados Unidos donde reparte su vida hace 14 años, aporta que con el tiempo descubrimos además que nos encanta componer juntos y amo estas grabaciones porque reflejan tan fielmente el placer que sentimos cada vez que compartimos el escenario.
La génesis de este encuentro también puede buscarse en el espíritu fraterno que signa el camino de ambos; Maza partió del jazz y tocó con Ray Barreto, Simon Phillips, Djavan, Willie Chirino, Hugo Fattoruso, Celia Cruz, Valeria Lynch, Luis Salinas, Edelmiro Molinari, Mercedes Sosa, Jairo, Guillermo Fernández, Raúl Carnota, Kevin Johansen y Julia Zenko, entre más, además de ocho álbumes propios.
Volonté, forjada en el tango pero también afín al jazz y el blues, confluyó en distintos momentos del camino con Horacio Larumbe, Kevin Carrel Footer, Raúl Carnota, Javier Malosetti, Mavi Díaz, Laura Ros, Federico Gil Solá, Raúl Lavié y Roberto Caracol Paviotti, y desde 1996 hay otros nueve álbumes que llevan su firma.
Télam: ¿Cómo y cuándo encontraron estas canciones y decidieron que allí había un disco?
Daniel Maza: Este disco nació sin darnos cuenta. Nació de la amistad y la admiración que nos tenemos y también fue así que empezamos a tocar: porque la pasamos muy bien haciendo música juntos. Estuvo bueno que después nos encontramos con estas grabaciones en vivo y fue como abrir una caja negra como la de los aviones para ver qué había pasado y la verdad estaban tan bien que decidimos hacer un disco. Son temas que a nosotros nos hace felices tocarlos, que nos gustan mucho. Algunos nos traen recuerdos pero todos son unos temas tremendos.
T: ¿De qué manera suelen armar los repertorios compartidos y qué tuvo de especial este que ahora se escucha en Serenata?
María Volonté: Yo siento lo mismo. Una de las cosas que me fascina de Daniel es su aspecto de artista/arreglador. Tiene un talento genial para explorar las posibilidades de cada canción y cada versión se vuelve completamente original y novedosa. Eso es muy inspirador y es lo que nos deja descubrir ideas nuevas y jugar libremente cuando hacemos música.
T: ¿Cuál o cuáles fueron las canciones que dieron sustento al disco?
MV: Para mí el sustento de este disco son nuestras propias composiciones, temas como Candombe bailador, Soy el viento o Ay, ay de mí. Eso nos dio la libertad para reinterpretar los temas de otros compositores como si fueran nuestros.
T: ¿Y cómo nacieron Soy el viento y Candombe bailador?
DM: Yo creo que en algún momento deberíamos hacer un disco todo de temas nuestros, porque María tiene la capacidad de interpretarme. Cuando yo le digo: María tengo esta música y se la dejo ahí, María me pregunta cómo fue que apareció, qué es lo que quiero contar. Así fue con el Candombe bailador y cuando María me llamo tiempo después desde otro país para mostrarme la letra y ver si me gustaba, yo sentí que esa letra era lo que tenía que ser, no había otra forma. Por ahora venimos ganando como 2 a 0 futbolísticamente hablando y creo que vamos por más ya que tenemos algún proyecto en carpeta para seguir componiendo juntos.
T: Al respecto ¿qué reconocen que tienen en común? Y ¿cuáles diferencias los potencian?
MV: Yo siento que, independientemente del estilo y la trayectoria de cada uno, esencialmente estamos fascinados con una misma manera de vivir la música, con las mismas canciones, las mismas historias, una misma manera de sentir el amor, la pasión y la nostalgia. Crear o tocar juntos con Daniel es traer al juego todo lo que compartimos y lo que amamos, y también es intercambiar miradas diferentes.
T: Ambos son artistas de escenario y giras ¿cómo atravesaron la pandemia y la imposibilidad de actuar en vivo?
DM: Fue muy duro para mí ya que para los músicos el contacto con el público es vital. Fueron casi dos años en los que tuvimos que aprender a usar otros medios para hacer música. Alguna vez toqué por streaming y si bien tuvimos un buen público, tocar sin nadie adelante nuestro es raro. No estamos acostumbrados a ese formato de conciertos. Hay que decir también que la pandemia trajo algunas cosas buenas también. Eso de hacer recitales online, nos acercó a lugares lejanos, a nuevos alumnos, grabaciones a distancia, clínicas para otros países. Pero la verdad fue duro. Lo bueno es que ya estamos de vuelta en carrera programando giras. Es una alegría.
MV: Sí, fue muy duro. A mí me encanta tocar en vivo. Pero me adapté y me dediqué más a la composición y al estudio. Ahora estoy lista para volver a las tablas.
Con información de Télam