Los Látigos, la banda de rock pop fundada por el cantante Marcelo Zeoli y el guitarrista Gonzalo Campos, sellará mañana desde el escenario del Teatro Vorterix el primer paso de una vuelta definitiva desde que se separaron en 2007 y que se consolidará con un disco nuevo que verá la luz el año que viene con canciones que rompan con lo hecho antes y pongan "en el mundo algo que antes no estaba".
Quince años después de aquella disolución, la agrupación fundada en 1994 propondrá mañana un recorrido que entusiasma por la elección y la potencia de un repertorio basado en los discos Pose (2001), Hombre (2003) y Primeros Auxilios (2007).
Tras la reedición de su debut titulado Premier (1998), que permanecía inédito en las plataformas, Los Látigos reestrenó nuevas mezclas de algunos de sus hits como Luces sensacional y ¿Cuál es tu rock?, dos canciones insignia que abrieron la llegada explosiva de la banda a países como México en la primera década de los 2000.
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Los músicos volvieron a reformular su camino, pero reconciliados con su propio legado dentro del rock argentino y su aporte con sintetizadores, máquinas de ritmo y estéticas alguna vez etiquetadas dentro del Nuevo Rock Argentino que habitaban otros grupos como Babasónicos, Juana La Loca, Peligrosos Gorriones, Martes Menta y Los Brujos.
Siempre fuimos medio outsiders, en el nivel de que siempre hicimos la música que quisimos hacer y nos fue bien. Nos pudimos salir con la nuestra, haciendo lo que se nos ocurría en el momento en el que se nos ocurría y a la vez siempre inmersos en una escena a la que pertenecíamos porque tenía que ver con nosotros, resumió Gonzo, sobre aquellos años en el circuito cultural del under porteño y su paso por "venues" como El Dorado y Morocco, donde reinaban personajes del arte como Sergio de Loof y Cristian Dios.
La explosión de Los Látigos en México fue repentina y comenzó con la rotación de Luces sensacional en la influyente Radio Reactor, que le terminó abriendo puertas en escenarios como el Vive Latino y otras fechas memorables en tierra azteca, y donde hoy suena fuerte el nuevo estreno titulado Nocturno: Me acuerdo que nos encontramos con Gustavo Cerati que nos dijo che, están sonando en México con todo. Hace veinte años no te enterabas de esas cosas. A partir de ahí, nos contactaron para el Vive Latino y empezaron a pasar un montón de cosas re lindas allá, recordó Campos.
Ese momento no se condecía con lo que pasaba acá. Por ahí hacíamos allá y metíamos un sold out en un lugar grandecito pero acá llevábamos muy poca gente y nos costaba pasar los 200 tickets, señaló Zeoli sobre el final de Los Látigos, y agregó: Después de Cromañón, quedaron sólo antros muy grandes para nosotros. Se empezó a perder la fantasía estética, porque había que compartir fecha con tres o cuatro bandas.
Télam: ¿Cómo se fue gestando esta vuelta de Los Látigos? ¿Hubo alguna premisa a la hora de trabajar las nuevas canciones?
Marcelo Zeoli: Fue bastante natural porque nos encontramos haciendo música y sin plantearnos si hacer esto o lo otro. Por ahí lo único que resolvimos fue no involucrar en la grabación del disco a otros músicos, y nuestro punto de partida fue volver un poco a las raíces. Cuando empezamos tocábamos con una máquina de ritmos y una guitarra. Era esa la formación. Y ahora que estamos volviendo un poco a eso, en vez de una máquina de ritmos estamos con un sampler, con una MPC. Estamos más en esa cosa más primitiva y menos de músico sabio. Siempre tuvimos la suerte de trabajar con músicos muy zarpados, pero queríamos recuperar algo de la primera etapa. Tuvo mucho que ver esta reedición de Premier que incluye algunos bonus track que habían quedado afuera de ese primer disco pero que tocábamos entonces desde hace cinco años. Recuperando un poco eso, más la información y la sapiencia que hemos ido incorporando, es que queremos que quede plasmada en el nuevo material.
Gonzalo Campos: Nos empezamos a juntar a hacer música y salieron los primeros embriones de lo que van a ser las canciones del disco. Algunos muy avanzados, ya con melodía, arreglos de guitarras y otras cosas. Entonces nos parecía interesante, más allá de volver a tocar juntos, salir con material nuevo. De lo contrario, no tenía mucho sentido. Las ganas de volver estaban de antes. Nosotros recompusimos el vínculo muy rápido después de dejar de tocar juntos. Siempre estuvimos en contacto porque somos amigos y nos frecuentábamos e íbamos a vernos con nuestros proyectos.
T: ¿De qué fueron alimentando el concepto artístico en aquellos años que transcurrieron dentro del under porteño y frente a un mainstream rockero que representaba otras cosas?
MZ: Musicalmente tratamos de cambiar disco a disco de una manera bastante notable hasta que después fuimos encontrando más nuestra propia voz en el sentido estético. De hecho, Hombre y Primeros Auxilios tal vez sean los más parecidos. Aunque no se note tanto en Hombre, si bien es un disco con muchas programaciones, hay sonidos más acústicos. Fuimos haciendo una evolución desde las máquinas de ritmo a lo acústico. Eso en cuanto a la estética sonora pero después líricamente influyó todo lo que estaba pasando alrededor, aunque por ahí no directamente porque siempre tratábamos de ir por el otro lado al de las modas. En Pose hay elementos que supongo que vienen de los discos que pinchábamos en ese momento. Escuchábamos mucho Virus, Los Encargados y mucho Conga, el primer disco de Daniel Melero. Por eso después conocerlo y trabajar con él fue muy flashero.
GC: En un momento no te das cuenta y hay como un clic importante e interesante que es cuando tu hobby se convierte en un oficio. Al principio uno cuando está trabajando en la música medio que se tiene que esforzar o buscar y pensar. Después se da toda una manera mucho más natural porque ya sabés a dónde vas y con una estética que ya está tan incorporada que no deja lugar a que haya mucho pensamiento. Es más como un instinto medio animal.
MZ: Bueno, él se debe referir a su parte (risas). Yo me encuentro siempre en la soledad y en el fin de la creación; cada vez que me expongo a hacer un tema siento que ya no tengo nada para decir. Sí por ahí es más fácil llevar adelante las ideas por una cuestión técnica, pero las ideas también llevan una evolución. Y es por eso que después de este paréntesis, el disco que viene es perfecto. Después de Primeros Auxilios, que fue el último, este es perfecto como continuidad porque rompe justamente con la obra o con el concepto global del anterior. Si bien siempre quedan elementos repetidos, porque uno va encontrando su voz y hace las cosas con un poco más de oficio, yo creo que siempre se trata de salir de la zona de confort para encontrarse con otros desafíos. No sé si para superarte, pero sí para hacer otra cosa que te agrade más. Porque ese es el momento de felicidad en la música y el motivo por el cual el otro día íbamos a las cuatro de la mañana con guitarras para tocar en un canal de televisión. Lo hacemos para tener más de esos momentos en los que decís "qué bueno poner en el mundo algo que antes no estaba", como cuando ponés una melodía y aparece una canción.
Con información de Télam