El saxofonista y compositor Jorge Retamoza estrenará el viernes en la sala porteña del Café Vinilo su flamante álbum Un cielo una tarde, en el que por primera vez visita géneros folclóricos en una búsqueda sonora que, asegura, tiene que ver con que sigue trabajando para el desarrollo de un saxo argentino.
Con un reconocido trabajo en torno a la obra tanguera creada por Astor Piazzolla, ahora el saxofonista plasma en una decena de piezas folclóricas contemporáneas otro paso sonoro cargado de audacia e identidad.
En el tango sigue existiendo el prejuicio. En el folclore tal vez haya menos resistencia, pero de todas maneras yo sigo trabajando para el desarrollo de un saxo argentino, es decir, qué sonoridad o qué manera de tocar te relaciona directamente con el género o especie rítmica que vas a transitar; para ello es fundamental conocer el aspecto rítmico y los modismos del estilo, señala Retamoza durante una entrevista con Télam.
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En la charla sobre los usos del instrumento que cultiva con talento, el músico concede: Hay una realidad que es que todavía la sonoridad del saxofón, en el imaginario de los que no son saxofonistas, pareciera estar vinculada solamente a un tipo de audio relacionado al pop o rock y con ese sonido al menos para mí es imposible tocar dentro del tango o del folclore argentino.
"Un cielo una tarde" reúne como compositores o intérpretes a un nutrido y notable elenco integrado por Abel Homer, Claudio Ceccoli, Daniel Corrado, Daniel Míguez, David Marcos, Ernestina Inverinato, Ezequiel Finger, Fefe Botti, Fernando Lerman, Germán Gómez, Javier Portero, Javier Weintraub, Julián Graciano, Lilián Saba, Lucas Monzón, Marina Ruiz Matta, Mauro Ciavattini, Néstor Gómez, Pablo Motta, Pablo Ponce, Patricio Villarejo, Pedro Rossi, Pope González, Santiago Retamoza y Víctor Carrión.
Sobre ese repertorio y esos aportes, Retamoza compartirá su puesta en directo el viernes desde las 21 en la sala sita en Estados Unidos 2483 con la guitarra de Claudio Ceccoli y la percusión de Alejandro Moore, sumándose como invitados Fernando Lerman y Mauro Ciavattini (en vientos) y Santiago Retamoza (en bajo eléctrico).
Télam: ¿Cómo aparece el folclore argentino en tu horizonte sonoro?
Jorge Retamoza: Si bien había tenido algunas experiencias breves profesionales relacionadas con proyectos folclóricos -antes de la pandemia estaba tocando a dúo con Claudio Ceccoli, música original, sobre todo escrita por él y algunos clásicos e hicimos unos conciertos y alguna grabación-, el tema de la Covid frenó el proyecto y a partir del segundo año del confinamiento decidí continuar ampliándolo a distintas formaciones y otras músicas.
T: ¿Entonces puede pensarse que este cruce es una consecuencia de la pandemia?
JR: La concreción sí y la idea de hacerlo de manera casera casi todo, también. Cada uno de los participantes grabó en su casa, menos Lucas Monzón con el acordeón y el cuarteto de cuerdas, con los que fuimos a estudio a grabar El Coco y las percusiones de Daniel Míguez en El Perro Lisérgico y Sur Adentro. Todo lo demás fue desde las casas.
T: ¿De qué manera fuiste convocando a cada artista con su aporte para Un cielo una tarde?
JR: Tengo admiración por cada uno de los que participó, a algunos les pedí que lo hicieran como intérpretes y a otros también como compositores. El plan era que se tratara de toda música original, entonces por ejemplo a Lilián Saba y Lucas Monzón los tenía para el chamamé y esa música la escribí para que ellos la tocaran, así como en la chacarera El Perro Lisérgico fuera Néstor Gómez el invitado. Luego Fernando Lerman me ofreció hacer el Preludio y Fuga Chayeros y armar un cuarteto de vientos para la ocasión teniendo a Víctor Carrión y Mauro Ciavattini además de a Abel Homer en una tremenda actuación en la batería.
Ya tenía las grabaciones con Ceccoli, Guillermo Schiavi de La Pampa me envió Sur Adentro y sobre la idea que venía de los primeros compases de la obra improvisé el resto y le pedí a Marina Ruiz Matta que tocara el piano y también metiera algunos cambios de la partitura original, y es una de las obras que más me gustan como ha quedado registrada. Jerónimo Guirrieri, un exalumno, escribió Zambaroza y me la dedicó, por lo que junté a Ezequiel Finger en el vibráfono, a Pope González de la Patagonia con un sonido que me encanta y a mi amigo David Marcos, un gran saxofonista/clarinetista argentino que vive en París y desde hace mucho queríamos hacer algo juntos. Finalmente, Julián Graciano tuvo la feliz idea de armar un trío de guitarras para tocar en mi vals Bar el Olvido, también algo que me dejó feliz en cuanto al resultado.
T: ¿Irás con ese repertorio en octubre al Festival Internacional Mendoza Sax Fest 2022?
JR: No, para el Festival voy a tocar un par de mis obras para saxo y orquesta con la Orquesta de UNCuyo. Después han armado un cuarteto de músicos locales, con algunos de los cuales ya he tocado y el repertorio va a ser algo de Piazzolla/Mulligan, algunas obras mías y completo el último trabajo Suite del año de la tanguedia. Y tal vez haya un intermezzo con música de Tito Francia, un compositor mendocino al que admiro.
T: ¿Qué implicará compartir en Mendoza un encuentro con Branford Marsalis?
JR: Una gran alegría poder estar cerca de un músico tan importante, de estar cerca de su sonido y de sus performances, donde mueren las palabras. Además, es un artista que en mi criterio ha evolucionado enormemente desde sus comienzos, así que estoy encantado de todo lo que va a suceder y sobre todo de escuchar y aprender. Y en un punto siento que después de tantos años de mantener una conducta artística y profesional llena de trabajo y proyectos, realizando giras, grabaciones, clases, discos y libros y a pesar de las incertidumbres, ninguneos o indiferencia, podré mostrar el trabajo que se puede hacer con el tango desde el saxo en un ámbito tan importante y con todos los participantes de diferentes lugares del mundo y del país.
Con información de Télam