0800 Don Rouch, el joyero de la escena del trap que llega con su arte al Palacio Barolo

22 de marzo, 2023 | 19.09

El reconocido joyero del trap 0800 Don Rouch, quien mantiene lazos con la escena desde tiempos del Quinto Escalón y hasta supo ser mánager de YSY A, aseguró que “el mundo siempre te la quiere complicar, pero el artista debe estar enfocado en lo suyo”, al conversar con Télam sobre su llegada al Palacio Barolo con “Exposición en el Infierno”.

En la muestra -que quedará inaugurada para el público a partir del sábado- serán exhibidas algunas de las piezas que terminaron ligadas a la estética de algunos de los referentes de la escena urbana como Duki, Nicki Nicole, YSY A, Khea y Kaleb Di Masi y también cuadros de sus joyas intervenidos por artistas oriundos del mundo del grafiti y el tatuaje.

A la hora de crear una joya para un artista, sostuvo que lo primordial es “entender qué busca y quiere expresar”: “A partir de ver ese universo, ahí empiezo a diseñar y a buscarle la vuelta. Hay personas que quizás quieren que los guíes más y hay otros que tienen una idea más formada”, señaló.

Este contenido se hizo gracias al apoyo de la comunidad de El Destape. Sumate. Sigamos haciendo historia.

SUSCRIBITE A EL DESTAPE

Y agregó: “Cuando uno me toca la puerta, soy muy consciente y me hago cargo del lugar que tengo. Es un valor que está bueno mantener. Yo trato de seguir aportando a la cultura desde ese lado, con las piezas, con mi laburo, siempre buscando poner valor agregado y onda para que el artista se sienta seguro con la joya que siempre soñó”.

Desde su local y taller de la calle Libertad, Don Rouch construyó una marca que recupera para la escena argentina aquella relación histórica entre la joyería y el rap, siempre consciente de las miradas ajenas que sólo reparan en la ostentación y no tanto en la superación de sus clientes: “El artista está conectado con sus sentimientos, con llevar adelante sus deseos y no tanto con acumular y guardar. Hay mucha gente que te dice ‘¿de verdad te vas a poner la cadena?’ pero por ahí tienen una nave de una gamba y piensan que andan tranqui”, dijo.

De cara a esta primera muestra, el joyero compartió parte de su recorrido dentro de la orfebrería, fijó posición sobre el “bling-bling” y explicó cómo se gestó su llegada a un edifico histórico como el Palacio Barolo.

“Soy de Congreso y trabajé toda la vida ahí, en la cuna de la joyería argentina. Justo una de las obras que voy a exponer se llama ‘Microcentro’, pero cuando me propuse hacer la muestra no sabía si iba a poder dar con el lugar indicado hasta que me crucé con un amigo en la calle”, explicó.

Aquel amigo terminó de conectarlo con el Palacio Barolo, del que siempre fue muy fanático y todo terminó de alinearse, incluso en el concepto: “Sabía por practicar hinduismo que estaba inspirado en templos hinduistas y también en La Divina Comedia de Dante (Alighieri). No tuve que pensarlo demasiado: ‘Exposición en el Infierno’”, resumió.

T: ¿Cómo fue que conectaste por primera vez con los raperos y las batallas del Quinto Escalón?

DR: Fue increíble, porque me llega uno de esos videos del Quinto, una batalla de Replik contra Klan, lo miro y lo primero que pensé fue "qué loco, esto no pudo haber pasado acá en Argentina". En esa época había un montón de pibes en la plaza, pero no había llegado el boom posterior con la gente colgada de los árboles para mirar. Empecé a mirar los videos de las batallas y veía que había artistas que apoyaban como el tatuador Luis Alcázar y otro par de auspiciantes. Me nació del corazón hacer una joya para el ganador de la competencia, porque el hip-hop siempre estuvo relacionado con la joyería. En ese momento, yo no tenía ni siquiera redes sociales.

T: ¿En ese momento trabajabas en la joyería familiar?

DR: Tenía mi negocio en Libertad 439, ya había abierto mi primer local a la calle. Si bien mi padre todavía estaba vivo y demás, él tenía su negocio por Libertad también. Trabajábamos como familia pero separados a la vez, porque éramos dos generaciones muy diferentes. Mi viejo se enojaba porque yo usaba el celular en la joyería, me decía que era una falta de respeto (risas). En el medio de esa salsa, surgió esto del Quinto sin saber que iba a tomar tanta repercusión y que esos videos se iban a volver tan importantes en la cultura. Nació de corazón y por esa sincronicidad de la que hablaba. Después los pibes se recoparon; YSY A se re copó mal con la joyería y ahí arrancó todo. Fue muy lindo ver lo que se estaba dando desde la plaza, esa idea de comunidad que tenía YSY y que inspiró a todos los pibes. A mí me inspiró en particular esto de hacer algo de corazón desde lo independiente para arrancar y ponerle onda. Después hay muchos desarrollos y el mundo siempre te la quiere complicar, pero el artista tiene que estar enfocado en lo suyo.

T: ¿Estabas rompiendo con una línea estética dentro de la orfebrería familiar?

DR: Mi familia nunca tuvo una tradición de orfebre de fabricación, de diseño, de hacer. Era más que nada comerciante: mi abuelo arrancó con la compra y venta de oro en una época que fue la fiebre del oro; cualquier joyería compraba uno o dos kilos de oro por día en esa época. Mi viejo lo siguió pero siempre desde el lado del comercio. Algunas cosas que vi me empezaron a interesar, me empecé a meter, y nunca me tiraron la negativa, siempre la mejor, pero era algo raro, algo nuevo, algo que no existía. Mi papá vivió en un mundo que fue muy distinto al mío. Sin ir demasiado para atrás, él vivió una época en que te fundías y te hacías rico de nuevo en un mismo día. Hoy cuesta un poco más, pero están las posibilidades también. Sólo hay que estar.

T: ¿Cuál es tu definición sobre el "bling bling", este concepto que nace a partir de la ostentación que los raperos estadounidenses hacen de sus joyas y vestimenta?

DR: Hay una generalidad que dice que si me pongo una pieza grande o muestro que tengo 200 mil dólares en el cuello entonces soy alguien burdo y de mal gusto porque hay mucha gente que pasa necesidades. Uno es consciente de eso; pero, por otro lado, se trata de mostrar que se puede y que nada es imposible. Que hay un montón de obstáculos y que la gente tiene un montón de trabas, pero también está la otra parte: todo lo que uno le viene a meter para conectar con lo que uno quiere hacer con su vida. Y ahí empiezan a pasar cosas maravillosas cuando te podés empezar a superar. Ancestralmente, el ser humano cuando tenía un quilombo se agarraba unas piedras preciosas, un metal, algo y salía corriendo para que no le cortaran la cabeza. Esto viene de ahí, es un poco ancestral. Mi trabajo para que esté bien hecho tiene que transformar las materias primas, sean piedras o metales preciosos en algo de más valor, entonces por un lado yo siento que no hay una ostentación o un despilfarro. Al contrario, hay una valoración del arte, una inversión y hasta una construcción de cultura. Si te ponés a pensar, los museos más grandes del mundo muestran piedras preciosas y joyas. Es bueno que haya una relación sana entre la gente y la orfebrería porque es un arte milenario. Y depende de cómo lo vivas puede ser ostentación, educación financiera o conciencia del valor del arte. Hay también una realidad: por ahí mañana los dólares o los pesos dejan de existir, o se cae el Bitcoin, pero el oro y las piedras naturales van a seguir siendo lo que son.

Con información de Télam