Victoria Hladilo es autora, directora y actriz en "La sala roja", fenómeno inusual en la escena alternativa, una obra que a partir de una reunión de padres de un jardín de infantes pasa de la urbanidad al desatino y las competencias feroces, siempre montada en el humor, y que estrenada en 2013 cumplió varias temporadas, será repuesta en el céntrico teatro Picadero a partir de enero.
La pieza superó las 300 funciones, realizó una gira por España y fue representada en Panamá, Brasil y Paraguay, formó parte del ciclo "Abril de teatro en Vicente López" y se hizo notar en el Festival de Teatro de Rafaela 2015.
El elenco está integrado por Catalina Auge, Victoria Hladilo, Axel Joswig, Carolina Marcovsky, Julieta Petruchi y Manuel Vignau, con vestuario de Susana Berrio, escenografía y luces de Magalí Acha, diseño sonoro de Ignacio Viano, supervisión dramatúrgica de Joaquín Bonet y asistencia de dirección de Laura Rivero.
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"Creo que hay varios factores que se conjugan en el éxito de la obra. No es un solo motivo: es una obra empática, entretenida y que al mismo tiempo invita a la reflexión -señaló Hladilo en diálogo con Télam-. Quienes vienen a verla salen con entusiasmo y eso lleva automáticamente a la recomendación. El público siempre nos acompañó y eso es finalmente lo que te permite sostenerte en el tiempo. También está el grupo que se armó, sólido y muy comprometido con el trabajo, tanto para sostener la obra como para hacerla crecer función a función. Esa es otra de las claves, sin duda alguna."
Télam: -¿Creés que hay una identificación de ciertos públicos con la temática de la obra y su forma de comedia?
Victoria Hladilo: -Sí, "La sala roja" genera mucha identificación desde varios lugares. Desde la forma de crianza entre madres o padres y desde la educación entre maestras o directoras de escuelas. Y desde los partos "respetados", y entonces aparecen las opiniones sobre "doulas" -mujeres que asisten y acompañan de manera emocional y empática a otra mujer o pareja durante la concepción, gestación, trabajo de parto, parto, puerperio y lactancia- o parteras. Y sobre todo desde la pequeña sociedad que se conforma en esa salita, donde estamos todos y todas reflejados en nuestras disputas y tensiones. En nuestras grietas y en nuestro bajo nivel de tolerancia antes la diversidad de pensamiento.
T: -¿Sentís que "La sala roja" tiene contactos con "Un dios salvaje", de Yasmina Reza?
VH: -Sinceramente no había visto esa obra de teatro cuando la escribí, pero vi luego la película que se hizo y puede que tenga puntos de contacto, sobre todo en la idea de cómo la mirada y el cuidado sobre nuestros hijos o hijas puede terminar poniendo de manifiesto nuestras propias frustraciones o miserias. Cómo podemos perder la compostura, aunque intentemos sostenerla, dejándonos llevar por las pulsiones emocionales que nos toman por completo. Ahí, las dos obras se tocan. Considero a Yasmina Reza una gran escritora, así que la comparación me halaga.
T: -¿La pieza sufrió modificaciones desde su estreno hasta el momento?
VH: -"La sala roja" siempre fue adaptándose a ciertos cambios que tuvimos como sociedad, se fue actualizando. No en su esqueleto, pero sí en pequeños detalles que a lo largo del tiempo se resignifican y entonces deben tomar un nuevo camino. Es curioso observar todo lo que hemos cambiado como sociedad en estos diez años y, al mismo tiempo, como la aguas divididas se siguen sosteniendo, aunque cambie el contenido de aquello que nos divide.
T: -¿Por qué creés que públicos extranjeros disfrutaron y se identificaron con tus personajes?
VH: -Eso fue una sorpresa para mí. Pero así sucedió y eso me habla de que aquello que aborda no pasa únicamente en nuestro país, sino en cierta cultura occidental que atraviesa a la sociedad.
T: -¿Cómo te sentís en el triple papel de dramaturga, directora y actriz?
VH: -Siempre trabajo con una mirada externa que me ayuda a observar lo que no puedo ver desde el escenario. Además, en el caso de "La sala roja" el grupo me sostiene. Hay una red y trabajamos hace tantos años que con una mirada o un pequeño gesto, nos entendemos. Siento que la responsabilidad es compartida. Por otro lado, disfruto actuar y hay veces en las que siento que dentro del escenario puedo hacer más que desde afuera.
T: -¿Qué diferencias notás entre esa obra y otras tuyas posteriores como "Cartón pintado" o "La casa de las palomas"? ¿Sentís que hay un crecimiento artístico?
VH: -Considero que siempre hay crecimiento porque en cada proyecto hay aprendizaje; eso no quiere decir que cada nuevo proyecto pueda o deba ser considerado mejor que el anterior. El crecimiento y el aprendizaje no son lineales, pero sin duda la mirada se agranda y los recursos también. A veces experimento nuevos lenguajes o estéticas o lenguajes, como en el caso de "Cartón pintado". Eso es crecimiento para mí.
"La sala roja" se verá viernes y sábados a las 22 en el teatro Picadero, Enrique Santos Discépolo 1857, hasta fines de febrero.
Con información de Télam