"La luna representa mi corazón", emotivo filme hacia una intimidad familiar documentada con agudeza

08 de febrero, 2022 | 15.15

Un reencuentro tras diez años con su madre, el asesinato de su padre por parte de sicarios y la búsqueda de su propia identidad es el camino elegido por Juan Martín Hsu en "La luna representa mi corazón", emotivo e hipnótico largometraje que se estrena en salas este jueves.

La cinta está dividida en los dos viajes que Hsu realizó en 2012 y 2019, junto a su hermano, a Taiwán para visitar a su madre, quien se fue de Argentina en 2002. "No habernos visto físicamente durante diez años llevó a un cambio de relación y a través de la cámara se rearmó. No estaba la idea de la película, sino que filmaba para tener un registro familiar", dijo el director en una entrevista con Télam.

El título de la película deviene de una canción tradicional china que su madre cantaba cuando vivían en Buenos Aires. Esa misma canción la cantan al final del primer viaje, todos juntos, y fue la escena que conmovió al realizador y lo decidió a hacer la cinta.

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"La primera vez, la forma de filmar fue más errática, sin pensarlo. En el segundo, ya conocía Taipei y tenía más idea. Las casas son pequeñas, por lo tanto no había lugar para filmar, tenía que poner la cámara donde podía", recuerda sobre la estética que consiguió con una cámara que parece espiar las conversaciones, en las que se van desatando los nudos sobre una relación que incluye dolor, amor y desarraigo.

"El encuadre -amplió- lo armaba con los elementos que me daba la casa. Esa rareza era interesante. Había estéticamente una separación, con personas fuera de campo. También, como no quería forzar ningún tema, necesitaba registrar el tiempo que tomaba poder hablar de algunas cosas. Un plano de cinco minutos tenían cinco horas de filmación. Y ahí aparece un poco esto de espiar la intimidad, sin sentir que la cámara está presente".

La idea original era la de indagar en la historia de su padre, asesinado cuando el director tenía seis años por un sicario enviado por su amante. Fue Juan Martín quien bajó de su cama hacia el restaurante donde estaba su madre para avisar que su padre había muerto, ejecutado en la cama, mientras dormía.

"Antes del segundo viaje iba a buscar la historia de mi viejo, pero a los cinco días me di cuenta de que el tema estaba agotado. Seguí filmando y recién en montaje me di cuenta de que todo lo que que tenía que ver con él era a través del relato de mi vieja. Ahí notamos, a través de mi hermano, que la protagonista es ella", comentó.

Tras tantos años de filmar, la vida de Hsu ha tomado giros. Tuvo una hija (que hoy tiene un año y medio) y realizó la ficción "La Salada", la cual lo convirtió en un referente dentro del cine para la Embajada de Taiwán en Argentina, junto al actor Ignacio Huang. Mientras presenta su nueva película, se encuentra en las cercanías de rodar "Los caminantes de la calle", un policial con rémoras a "La conversación", de Francis Ford Coppola.

Télam: ¿Cómo fue la simbiosis entre el director, el personaje y el hijo y hermano?

Juan Martín Hsu: En cuanto al Martín personaje, yo no estaba actuando. Lo que quedó del personaje fue construido en montaje. Pero cuando filmé no estaba actuando. Ya venía mentalizado con eso, no hubo una escisión en sí. En las mismas charlas con mi madre también hablo de mi trabajo y de mí como director. Antes de empezar a montar, era uno de los miedos caer en el mismo lugar que muchas películas autobiográficas, y yo quería aportar algo. Uno de los problemas era el de tratar mi presencia y el tratamiento de mi Yo, que iba a ser un Yo de desconcierto y dudas.

T: Hay una escena de discusión con tu hermano, muy fuerte y que pareciera ser una bisagra en la historia.

JMH: Esa escena se la oculté a los montajistas durante un tiempo, me la había guardado, porque había sido una discusión real, que yo tenía muy presente. Con el tiempo, nos fuimos dando cuenta en el montaje de que mi hermano era el que siempre tenía la razón. Es el que me guio hacia donde se trataba la película.

T: ¿Pudieron ver la película tu mamá y tu hermano?

JMH: Mi mamá no, en mayo se estrena en Taiwán. Mi hermano vio unos cortes. Yo se la mostré casi terminada y quería que decidiera. A fin de cuentas, en el medio fue padre también, así que esperé a que fuera padre para mostrársela, para ver si le cambiaba el punto de vista.

T: ¿A vos te cambió el punto de vista desde que fuiste padre?

JMH: Desde que fui padre no tuve mucho tiempo para pensarlo (risas) y no hablo mucho con mi madre desde que volví. Cuando estábamos en montaje ya había empezado a sentir el lugar de la paternidad. Creo que en el primer viaje era el hijo renegando con la madre y en el segundo, fue reencontrarnos de otra manera. La relación empezó a correrse y hablamos más como adultos.

T: La escena inicial, en la que tu madre no los reconoce en el aeropuerto y después se emociona al verlos, pareciera ser una síntesis de la relación.

JMH: En ese momento habían pasado diez años. Ni habíamos podido hablar por Skype, solo por teléfono, así que las imágenes eran solo la voz. Fue un poco chocante verse tan viejos luego de diez años.

T: Hay una impronta religiosa en la película, con visitas a templos.

JMH: Taiwán, y también China, son países muy religiosos, de todas las religiones. Católicos, budistas, confusionistas. En la escena del templo, lo que hago es brindar ofrenda a los dioses, y es algo que mezcla tradición con religión. Brindarle tributo a los ancestros es más un evento de la tradición, que religioso. Todos lo hacen, más allá de la religión que se profesa. Son dos días feriados dedicados a eso.

Con información de Télam